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LO QUE SEA

LO QUE SEA

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Él lo tiene todo, un magnate de la industria petrolera y las finanzas apodado El tiburón de los negocios, pero recibe una noticia que le cambiara la vida. Para cobrar una herencia necesita casarse antes de un año y permanecer casado por tres años y no solo eso, sino que tendrá que procrear un hijo. Sandy Jones, una chica que necesita salvar un orfanato se le cruzara por su camino, ella hará "Lo Que Sea" y para eso Alonso, le dará lo que necesita no sin antes pedir algo a cambio. ¿Llegará esta pareja a concretar el amor o solo cumplirán con el contrato? Acompáñame a descubrirlo. LIBRO COMPLETO...

Capítulo 1 Capitulo 1

“Lo Que Sea”

CAPÍTULO 1

Bien dicen que cuando la vida te da limones, hay que hacer limonada, estaba acostumbrado a una vida; donde todo lo que tenía era en grandes cantidades, jamás le faltó nada, tenía una vida privilegiada, heredó una gran fortuna de parte de sus padres, así como la belleza. Hasta eso la vida le obsequió un buen físico, pero a pesar de eso simplemente no era feliz. ¿Por qué? porque aún no llegaba la mujer que cambiaría su vida para siempre.

Su nombre es William Alonso Russell; con 33 años, soltero, sexi, con una estatura de 1.90 m rubio, ojos azules, cuerpo atlético, perfil griego, piel bronceada, guapo y encantador, aunado eso súmele increíblemente millonario ya que es empresario, banquero, dueño de diversas empresas, tanto en la Unión Americana como de Europa.

Entre ellas; las más sonadas de telecomunicación, hoteles, constructoras e inversiones en la industria petrolera; sus diversas inversiones eran muy conocidas en el mundo de los negocios, lo apodaban The Shark “el tiburón” el más temible depredador, ya que empezó muy joven en su carrera, su fama de seductor no pasaba desapercibida siempre lo relacionaba con modelos, actrices, cantantes, siempre le acompañaban bellezas exuberantes y no tenía pensado en casarse, ni por su mente pasaba la posibilidad de tener hijos o formar una familia, no hasta que; una llamada cambió su vida.

En el Corporativo Russell, se encontraba el magnate en compañía de su fiel amigo y mano derecha el Doctor Glenn Craig, Administrador y Economista de la empresa, estaban platicando de una inversión en la industria petrolera.

−Alonso, es un buen negocio pero la inversión debe de ser muy fuerte, para poder obtener las ganancias deseadas –revisando su portátil que llevaba en sus manos.

–Lo se Glenn, lo sé, aun no me decido, pero lo voy a pensar con la cabeza muy fría. –Sentado en aquel escritorio de roble el cual había sido de su padre, checando los estados financieros.

− En ese momento, interrumpe la secretaria…

−Sí, dime Margarita. –Mirándola desde su escritorio.

−Sr. el notario le llamó, dice que le urge hablar con usted; si puede ir mañana a las 10.00 a.m. para la lectura del testamento de su tío –apuñando el picaporte de la puerta.

−Ok Margarita, cancela lo que tenga para mañana, después voy a comer con mi tía. –Mirando de nuevo los documentos en su escritorio.

−¿A qué se deberá que requiere tu presencia? sé que tu tía, es la heredera universal de tu tío. –Dejando de mirar su portátil, para posar su mirada en Alonso.

−No, lo sé, mañana lo sabremos, vamos amigo a comer Matilde, está haciendo la lasaña; esa que tanto te gusta.

− ¿Puedo invitar a Diana? – pregunto, cerrando sus archivos de su ordenador.

−Por supuesto, sabes que a Matilde le dará gusto verla. –Sonriendo.

En una casa hogar llamada “El Caballito” se suscita un gran problema, donde las encargadas de ese lugar charlaban de la situación.

− ¿Así que nos van a desalojar? Y nuestros niños ¿Qué va hacer de ellos?

−Tendremos que dejarlos en diferentes orfanatos. El gobierno, les buscará lugares en casas temporales y algunos otros, los llevarán a casa de asistencia, no sé, el destino es incierto ya no podemos hacer nada.

La hermana Sor Teresa, lloraba muy angustiada era una situación preocupante para los niños de la casa Hogar El Caballito.

Un niño llamado Saúl, escuchaba la conversación muy preocupado al saber lo que sucedía se comenzó a preguntar así mismo…

– ¿Que nos van a quitar el hogar? Tengo que hacer algo, buscar a alguien que nos ayude para salvar nuestro hogar; pero ¿Quién? Si, ya sé; le voy a llamar a Sandy, ella sabrá lo que hacer...sí. Ella nos puede ayudar.

Sandy, una chica huérfana criada en el hogar El Caballito hasta su adolescencia, después tuvo que ir a estudiar una carrera, apoyada por la beneficencia de la caridad, tanto del estado, como de diferentes instituciones; que daban sus contribuciones para los niños sin hogar y por sus excelentes calificaciones, contaba con una beca en una universidad privada.

Estaba estudiando la carrera de educación en matemáticas e historia, para después dar clases en alguna escuela, ella contaba con 23 años, rubia, ojos verdes, muy atractiva, aunque no se podía dar los lujos que sus demás compañeras. Era la razón, por lo que ella compartía departamento con su amiga Dana Smith, que estudiaba en la misma universidad, ella estudiaba la carrera de derecho, que, aunque era más solvente, tampoco contaba con el suficiente dinero para darse lujos innecesarios, las dos tenían trabajos de medio tiempo y compartían gastos.

Diana, mantenía una relación de un año con su novio Thomas, ya estaban por graduarse y su meta, era entrar a trabajar alguna firma de abogados importante.

La universidad en la que estudiaban ambas era muy prestigiosa y la mayoría de los estudiantes eran hijos de políticos, empresarios, banqueros, etc. inclusive hijos de algún cantante o actor. Gente de muy alto nivel económico. Las dos amigas estaban becadas y mejor conocidas, como las pobretonas, las nerds de la universidad; ya que no podían darse el lujo de perder sus becas. Sandy, acababa de terminar su relación con un estudiante de artes escénicas, hijo de un millonario Inglés. Adams Robinson; ella se había enamorado de él por su forma de tratarla, ya que siempre los chicos la veían como un ratón de biblioteca y él fue el único que se interesó en ella, sin importarle su situación económica.

Ya que en ese lugar, entre más dinero tenías mejor persona eras; pero estaba muy lejos de la realidad. Ya que él solo quería una cosa; acostarse con ella, puesto que era muy conocido que chica que le gustaba, la obtenía como diera lugar y cuando se aburría, las botaba como si fueran ropa usada, sólo que Sandy no era esa clase de chica.

Retrospectiva.

Sandy y Adams, estaban en un parque donde las parejas se apartaban en la oscuridad para poderse comer a besos...

−Vamos a mi departamento Sandy – le comentó entre besos apasionados. − Solo un rato, para estar solos y más cómodos. –Susurrándole al oído −. ¿Acaso no quieres estar conmigo? No sabes cómo te deseo. –Besando su cuello.

—No Adams; ¡no quiero! –Poniendo distancia para que la dejara de besar −. Yo soy una mujer de principios, me críe con una religiosa y no pienso flaquear. –Mirándolo a los ojos −. Yo quiero entregarme por amor al hombre que va hacer mi esposo, quiero que ese sea su regalo, me quiero casar como dios manda. – Tomando su mano, pretendiendo que la entendiera −. Al menos, si no es por la iglesia por algún motivo que sea por lo civil; pero llegar virgen al matrimonio, así que no.

–Pues si no quieres estar conmigo en la intimidad. –Soltando su mano de tajo−. Mejor ahí la dejamos –dijo, muy molesto ‹‹ pensando que su chantaje le serviría. ›› −Yo soy un hombre con sangre en las venas. –Sacando sus llaves para tomar su auto −. ¡La verdad! no deseo, ni planeo casarme ni contigo, ni con nadie, así que es mejor terminar. –Entrando en su auto para encenderlo para irse.

−Está bien ¿quieres que las cosas tomen ese rumbo? – Gritándole −. No te hago perder tu tiempo, te quiero mucho pero no voy a cambiar mi modo de pensar. –Abrazándose a sí misma, sintiendo un poco de frío y desilusión en su corazón.

Final de la retrospectiva.

Sandy, término muy dolida al saber que Adams Robinson, solo quería acostarse con ella, por ese motivo decidió enfrascarse en sus estudios. Ya hacía 3 meses que habían terminado su relación y trataba de no pensar mucho en él, de hecho, no sabía ¿por qué había aceptado salir con él? con la reputación que le precedía. Solo que pensaba, que ella haría la diferencia ‹‹ que equivocada estaba›› sumida en sus pensamientos. −Cuando sonó el teléfono.

Era Saúl, un niño huérfano de 11 años que vivía en esa casa hogar, con un tono de preocupación y tristeza, le dijo. −Sandy te necesitamos, nos quieren quitar el hogar; ayúdanos por favor.

Sandy, se fue inmediatamente al orfanato para saber qué pasaba, al llegar se dio cuenta de la mala noticia: era verdad, querían construir un hotel y un campo de golf, pero al hacerlo les estorbaba la casa hogar.

Los terrenos antiguamente eran del Sr. Smith, un hombre que había prestado una parte de su terreno para que construyeran la casa hogar. Pero al fallecer, sus hijos no pensaron en que si vendían el terreno; la casa hogar se vería afectada, ellos solo querían vender ese terreno que les heredó su padre. La maquinaria llegó de una constructora, la cual tenía el objetivo derrumbar todo lo que estorbaba; con el logotipo Russell Corporativo W.A.R. y se entendía que ellos eran los nuevos dueños, ya que la orden de desalojo venía de esa compañía.

Sandy, empezó a investigar ¿A qué empresa pertenecían los vehículos? y decidida fue hasta las oficinas, para poder hablar con el dueño de esa empresa, para tratar de salvar la casa hogar.

En la notaría, se presentaba la Sra. Magda Russell, junto con su sobrino; para la lectura del testamento del esposo de su tía.

−Sra. Mary Carmen Russell, su esposo falleció hace un año, pero su testamento se leerá en este preciso momento, en virtud que ese fue su último deseo. −Comenzando a leer.

−Yo Isidro Alexander Russell, en uso de mis facultades mentales y gozando de buena salud, dejó como heredero a mi único sobrino William Alonso Russell. Para que sea dueño de mis propiedades entre ellas la inmobiliarias del país, la compañía de extracción de petróleo, las inversiones a corto y largo plazo de la constructora Russell W.A.R. de las acciones en la bolsa, de las propiedades en el extranjero, así como mi porcentaje en la compañía de mi hermano William Mateo Russell, ya fallecido.

A mi querida esposa, le dejó la residencia en la que vivimos nuestros últimos años y una pensión vitalicia, para sus gastos, aclarando que ella estuvo en total acuerdo al momento en que redacte este testamento. Sé que mi sobrino, nunca va a desproteger a mi esposa, ya que la quiere como una madre.

−Alonso, estaba incrédulo; nunca se imaginó que su tío, le fuera a heredar todo a él. Era su tío hermano de su padre, pero tenía más sobrinos, aunque no directos, pero ¡¿dejarlo como único heredero?!

Mary Carmen Russell, permanecía callada. – Solo, tomo la mano de su sobrino --hijo, él hizo lo correcto yo estoy de acuerdo en todo.

- Pero tía, usted debería ser su heredera universal. No yo ¡usted sabía! –Asombrado e incrédulo −. ¿Está de acuerdo con eso? –Mirándola a los ojos, sin soltar su mano.

−Si hijo, tu tío te quiso como un verdadero hijo, al igual que yo; tu tío y yo nunca pudimos ser padres. Cuando tus padres fallecieron, nosotros nos hicimos cargo de ustedes. – Soltando su mano, sacando su pañuelo de su bolso −. Fuimos muy felices, aunque desgraciadamente la felicidad no es eterna, con la partida de tu hermana. –Limpiando sus lágrimas con su pañuelo−. Solo te teníamos a ti.

− Así que la decisión estaba tomada, estoy totalmente de acuerdo. –Guardando su pañuelo −. Aún cuento con la herencia que mis padres me dejaron. –Acomodando su anillo que traía en su dedo de casada −. Con eso puedo vivir el resto de mi vida como una reina, ya soy vieja a estas alturas no necesito mucho, solo tu cariño. –Sonriendo.

−Sabe que tiene mi cariño, usted es mi madre – dijo, acariciando su mejilla con la mano. − Así la conocí; así la quiero. −Dándole un beso en la mejilla.

−Sr. Russell, aún no terminó. –Con un poco de carraspeo en su voz, para que le pusieran atención.

− ¿Hay más? −pregunto.

− Sí, hay un detalle, para poder tomar posesión de su herencia, deberá contraer matrimonio en un lapso no mayor a 1 año. –El notario acomodando sus lentes−. Es la razón por la que se leyó hasta esta fecha, puesto que usted aún está soltero y tendrá que permanecer casado 3 años; en los cuales deberá procrear un hijo – señalándole en donde especificaba lo del matrimonio en el testamento.

−Usted actualmente cuenta con 32 años de edad, cuando usted cumpla 35 años, si aún no ha tomado posesión de su herencia. –Levantándose para darles la espalda poniendo sus manos detrás−. Esta va ser destinada a diferentes fundaciones, casas de caridad e instituciones con programas de desarrollo humano. –Dirigiéndose hasta una gaveta de su escritorio donde sacó un sobre−. En este sobre cerrado se encuentra una carta, donde su tío le expresa sus razones. –Entregándoselo.

Alonso, tomo el sobre y procedió a leer.

Querido Sobrino:

Me imagino que te habrá sorprendido ser mi único heredero; pues bien verás, cuando tus padres fallecieron, tanto tú, como tu hermana eran muy pequeños, mí amada esposa estaba embarazada. Pero por la impresión de ver morir a tus padres en ese accidente, perdió a nuestro bebe y nunca más pudo volver a concebir, nos dedicamos a criarlos como si fueran nuestros hijos, con todo ese amor que teníamos para dar, nos dieron la felicidad que tanto habíamos buscado. Pero al fallecer tu hermana de esa terrible enfermedad, me di cuenta que los Russell, nos estábamos extinguiendo, ya no había quien perpetuara el apellido y al no tener hijos, solo quedabas tú, el último de los Russell.

Es por eso de las cláusulas, en los últimos años observe, que no tienes ningún interés por formar una familia, de tener hijos, sentar cabeza; debo confesar que me preocupo y es por eso, mi más grande deseo es que mi querida esposa pueda cargar un nieto ya que yo no pude, concédeme eso y da a esta tierra, lo que tanto nos ha dado.

Te quiere…

ISIDRO ALEXANDER RUSSELL.

Alonso, sintió como un balde de agua helada le caía en la cabeza, con la noticia. ¿Casarse? ¿Tener hijos? eso no, no estaba en sus planes, aun no; pero si no lo hacía, todo el legado de su tío y parte de su padre, iría a parar a ¿Quién sabe dónde?

Tendría que darle una solución a todo esto ¿Qué podría pasar? Casarse, después separarse, con un buen acuerdo prematrimonial y el hijo, pues existían los internados o que se ocupará la madre ¡eso de sentar cabeza! −Solo se pasaba las manos por su cabello. −Estaba en un buen aprieto, pero en realidad no era una mala idea, había tenido mujeres muchas de hecho, pero no eran como para casarse, solo aventuras pasajeras y con la única, con la que había soñado con todo eso ya no se encontraba a su lado.

Con las chicas con las que salía, no era que se estuvieran muriendo por formar una familia. −‹‹Voy a solucionarlo como lo hago siempre, en cualquier negocio. −Buscare a la indicada para ese trabajo, así, debía tomarlo. Buscar a alguien que aceptara firmar un contrato, con ciertas especificaciones y seguir con su vida, como siempre.››

Al siguiente día, en el Corporativo estaba Alonso con Glenn, tratando de dar solución a lo de su herencia.

– ¿Qué has pensado Alonso?, ¿Te vas a casar? –Colocando su codo en uno de los muebles para recargarse, con un folder en la otra mano.

−No me queda de otra; si quiero tomar posesión de mi herencia tendré que hacerlo. –Mirándolo sentado desde su escritorio–. Tienes las sugerencias.

−Tengo algunas candidatas, aquí tengo todos sus datos, son las más adecuadas, de buenas familias, sin riesgos, no tienen escándalos, ni un pasado sombrío. −Dándole el folder, para que observará fotografías.

Alonso, observaba y sacaba las fotos −. ¡No!, No, no, muy flaca, muy fea, hueca, sin cerebro; solo le importa el qué dirán. Esta no, muy tonta ¡No! solo come lechuga ¡No! No, no y no –tirando el folder a la basura.

− ¡Alonso! tienes que decidir –dijo, desesperado por la reacción de Alonso. Sentándose enfrente del escritorio.

− ¡Ya sé, que me tengo que decidir! pero no hay una que me llame la atención o con la que quiera convivir, recuerda que son 3 años. ¡No podría soportarlo! con algunas solo salí una vez y fue un suplicio. –Resoplando −. La mayoría son modelos, actrices, cantantes. –Levantándose de su escritorio, para buscar su licorera para servirse un trago− .Ninguna va a sacrificar su cuerpo para darme un hijo, ni mucho menos van a dejar su carrera para llevar un matrimonio. –Dando un sorbo a su trago−. Ya sea por conveniencia o por amor. –Ofreciendo un trago a Glenn.

−No gracias así, estoy bien – dijo, viendo su celular para buscar más opciones.

−¡Amor! Es lo menos que yo podría darles; ni se diga que ellas a mí. –Sentándose de nuevo en su escritorio −. Necesito una mujer, que esté dispuesta o realmente desesperada, para poder hacer un trato de conveniencia.

−Bueno y ¿Por qué no te casas con Isabela? –Acomodando sus lentes y cruzando su pierna, para estar más cómodo.

−No aceptó, por el momento tiene muy buenos contratos en varias revistas de marca de ropa, pasarelas y que no tiene pensado tener un hijo; ni conmigo, ni con nadie. –Recargando sus pulgares en sus sienes−.Que por nada del mundo va a sacrificar su cuerpo, que tanto trabajo le da estar en forma, como para ponerse gorda con un embarazo. –Suspirando.

−¿Que te digo?, la chica es modelo, la mayoría de ellas piensan de esa manera pero en verdad que pensaba que te amaba.

−Ama mi dinero, los regalos que le daba pero la realidad, es que nunca sintió amor por mí, ni yo por ella, para serte sincero. –Rodeando los ojos.

−No será fácil encontrar a una chica que quiera hacerlo, solo casarse así sin amor y aparte darte un hijo, para que después se vaya así sin nada. –Descruzando la pierna para poner sus manos en pirámide.

−Te diré, la carta de mi tío, me dejó pensando ¿Por qué no, buscar una mujer? que no le tenga miedo a la comida, a engordar, que desee tener hijos sin miedo a las estrías, a que se le pongan flácidos los pechos. –Levantándose de su escritorio para dirigirse al ventanal, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón−. Una mujer, que esté dispuesta acompañarme el resto de mi vida y formar una familia. –Mirando el cielo desde el ventanal de su oficina.

−Hmm bueno, si quieres eso; has buscado en el lugar equivocado, las chicas de Victoria Secret, no es un buen lugar para buscar a esa mujer que describes. –Cruzando sus brazos en señal de que eso era un imposible.

-Si lo sé, no tengo tiempo para buscarla, al menos no por el momento –dijo, rascándose la cabeza.

En eso irrumpe la secretaria abriendo la puerta sin más. −Sr. lo buscan…

En eso, entra una endiablada rubia, con ojos como lumbre muy enojada, al ver a Glenn en un asiento, se fue sobre de él a los golpes −. Usted, usted, cómo se atreve a despojar a esos niños de su hogar ¿Qué no tiene corazón? –Pegándole sin más con sus manos en la cabeza. − ¡Supongo que no! Claro, como lo tiene todo, nunca ha carecido de nada; pero se va a ir al infierno. −Arremetiendo contra Glenn.

Alonso, estaba de espaldas viendo hacia la ventana pero al ver que la rubia se abalanzó sobre Glenn, le preguntó − ¿Quién es usted?, ¿Por qué entra así?, ¿Qué quiere? –Tomando a Sandy de la cintura para que dejara de agredir a Glenn −. Cálmese por favor. –Quitándosela de encima, ayudando a Sandy a sentarse en una de las sillas de la oficina.

Sandy, llorando le empezó a contar. –Este Sr. sin corazón, nos quiere despojar de nuestro hogar y muchos niños que viven ahí, dependen del Hogar El Caballito para vivir.

−Pero ¿De qué lugar me habla? No la entiendo, ¿Qué lugar es ese? –Mirándola con intriga.

Glenn, que si sabía de lo que Sandy hablaba; contesto. –Alonso, es sobre la construcción del nuevo campo de golf, te comente sobre una construcción que ya estaba y aún, hay disputa con los antiguos dueños. –Acomodándose el traje que se arrugó cuando Sandy lo atacó.

Alonso en ese momento supo, de qué terreno le hablaba −En primer lugar: nosotros no queremos desalojarlos de nada, nos contrataron para construir una zona hotelera y un campo de golf, pero no somos los dueños de la tierra, creo que usted se ha equivocado −. Además no es golpeando como va arreglar las cosas, en su caso al que debería golpear es a mí, no a mi amigo ya que yo soy el dueño de la constructora. –Mirando a Glenn, que aún no salía del aturdimiento.

Sandy, al escuchar eso le dijo. −Por favor ayúdenme, si es con usted con quien tengo que arreglar las cosas para que no los desalojen –tomando la solapa de su traje para acercarse y conectar su mirada con la de Alonso −. Háganlo por esos niños que necesitan un hogar, si usted me vende ese terreno yo se lo pagaría con trabajo. –Soltándolo−. Hago “lo que sea” ese era mi hogar y ahora es de esos niños. –Comenzando a llorar con desesperación.

Alonso, le extendió un pañuelo, para que se secara las lágrimas pero al hacerlo, sintió una punzada en el corazón junto con un dejo de ternura, tenía ganas de abrazarla. Ni siquiera él sabía ¿Por qué? pero se le veía tan vulnerable, que sintió la necesidad de protegerla, de ayudarla. Sus ojos a pesar de que estaban llenos de lágrimas, se le veían hermosos y expresaban, honestidad e inocencia. −Por favor señorita, cálmese para que me pueda seguir contando.

−Yo me llamo Sandy Jones y el Hogar El Caballito, es una casa hogar que alberga a más de 20 niños huérfanos, entre la hermana Sor Teresa, como la señora Sanders, buscan donaciones para mantener dicho hogar, hace como un mes les llegó una orden de desalojo de su compañía.

−Entiendo, pero se equivocó señorita; esos terrenos no me pertenecen el dueño de esa zona quiere construir una casa para su hijo, cerca de la nueva zona hotelera, es muy difícil su situación y no creo que usted, tenga el dinero para comprarlo –arrugando la frente, recargándose en una esquina de su escritorio.

−Por favor, ayúdenos estoy dispuesta hacer ¡Lo que sea!, ¡Lo que sea! −Con seguridad y afirmación−."LO QUE SEA". −Apretando el pañuelo que le dio Alonso.

Alonso, al escuchar esas palabras resonaron en su cabeza como música para sus oídos. −¿¡Lo que sea!? Y le preguntó−. ¿Qué estarías dispuesta hacer si yo le ayudo? –Mirándola con descaro, observando sus atributos, desde la cabeza hasta los pies; observando que era una chica bonita y voluptuosa.

− ¡Lo que sea! usted solo pida y si está a mi alcance, yo lo hago. –Con voz muy decidida, agachando la cabeza ya que la mirada de Alonso era muy penetrante.

Alonso, volvió a preguntar. −¿LO QUE SEA? –Con una sonrisa de medio lado.

Sandy, sin vacilar. −sí, ya le dije. “Lo que sea.” –Poniéndose de pie para mirarlo a los ojos con ingenuidad, aunque ella era bajita para la estatura de Alonso.

- Ok deme 24 horas, para ver ¿qué puedo hacer? venga mañana y hablamos. –Dejando la esquina de su escritorio para sentarse en su silla de su escritorio.

Sandy, solo abrió sus ojos verdes como plato y sonrió. −¡¿De verdad, va ayudarnos?!

- Déjame ver que puedo arreglar, no prometo nada. −Sonriendo…

Sandy, se despidió saliendo de la oficina, un poco más calmada deseando que fuera el siguiente día.

− ¡Alonso! ¿Qué estás pensando? –Mirándolo con intriga.

− Ella dijo ¡Lo que sea! –Sonriendo y poniendo sus manos en pirámide.

−Voy por los contratos de la construcción de los hoteles, veamos ¿cómo está ese asunto? –Levantándose de su asiento, para ir a su oficina.

−Sí, solo que quiero que mandes a investigar todo sobre Sandy Jones y de ese hogar, ¿cómo dijo que se llama? así Hogar El Caballito. –Recargándose en su asiento y sonriendo ladinamente a Glenn.

Continuará.

Bueno chicas, esta es mi primera historia que publiqué, aunque no es la primera que escribí pero le tengo mucho cariño.

Espero y la disfruten la hice con muchísimo cariño.

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