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Relatos cortos

Relatos cortos

4.9
17 Capítulo
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Relatos cortos románticos con un toque de sensualidad, cada uno de ellos contará diferentes historias. **No es necesario leer alguna otra de mis novelas para entender estos relatos. Las historias aquí narradas son ficción y producto de mi imaginación, la reproducción total o parcial de este material queda prohibida.

Capítulo 1 LA NOVIA VIRGEN

Quien pensaría que a mis 30 años me convertiría en modelo y lo más asombroso de todo, de vestidos de novia. Me observo en el espejo por última vez, mientras la maquillista termina de aplicarme un labial nude que va acorde con mi maquillaje natural, esta me lanza una breve sonrisa y sé que ha terminado con su trabajo.

Comienzo a recordar cómo fue que empecé con todo esto, hace meses, mientras me encontraba trabajando como mesera en el negocio familiar, entro Johny, mi jefe con una chica hermosa y un cuerpo espectacular, los ojos de todos inmediatamente se posaron en esa pareja, quienes pidieron unas bebidas y algo de comer, él por su parte no apartaba su mirada de mí, con miedo a que la chica me culpase por estar observando a su novio más de la cuenta, decidí tomar mi hora de comida y emprender la huida, lo que menos necesitaba era un escándalo y menos en un centro comercial donde miles de personas te pueden grabar y hacerte famosa en las redes con sus ridículos hashtags.

Cuando regrese, por suerte ellos ya no se encontraban en el lugar, sin embargo, casi me da un pequeño infarto cuando por la noche, al cerrar el local, Johny se acercó a mí y me abordo diciéndome que tenía una agencia de modelos y le gustaría hacerme unas pruebas, tome la tarjeta que me ofrecía y le asegure que lo pensaría, aunque para ser franca, no tenía intención de hacerlo, me daba miedo que se tratase de algo malo como tráfico de personas, algo muy habitual en cualquier país.

Los días pasaron y me olvidé por completo tanto de Johny como de la dichosa tarjeta, al punto que su aparición me tomo por sorpresa, me miraba con el ceño levemente fruncido, me acerque a atenderlo y cuando estaba por marcharme me insistió en acudir a unas pruebas, me mostro algunas revistas de los eventos en los cuales participaban y haciendo de tripas corazón me arme de valor y acudí a la dichosa prueba.

Al llegar a su empresa me di cuenta de que no era tan pequeña como lo había imaginado, muchas personas iban y venían, así como varias chicas espectaculares se paseaban por todo el lugar, por lo cual a su lado me sentía insignificante, ¿qué vio Johny en mí como para considerarme ser modelo? Llegamos al estudio y varias personas comenzaron a revolotear alrededor de mi acompañante, éste les explico que deseaba que me hicieran unas cuantas fotos, algunos no estaban del todo convencidos, pero como dicen donde manda capitán no gobierna marinero y tuvieron que acceder.

Me maquillaron y me dieron un hermoso vestido de novia con aplicaciones en encaje, bastante ajustado para mi gusto, pero quien me manda aceptar esta locura; una vez afuera me pidieron que comenzara a posar y que olvidase que alguien estaba tomándome fotos, fácil decirlo, pero difícil llevarlo a cabo.

Me encontraba tan nerviosa, que tuvieron que hacer varias fotos, me desesperé por completo, hasta que le dije a Johny que eso no era para mí y que había sido una tontería de mi parte aceptar algo así, estaba por salir del set, cuando este me tomo por la cintura y me susurro que solo lo mirase a él, hice lo que me pedía y de un momento a otro me encontraba riéndome por todos los disparates que me contaba en ese instante, sin darme cuenta de que con cada movimiento suyo hacíamos una pose diferente.

Cuando terminaron de tomar las fotos, todos lo felicitaban por lograr que me calmase y conseguir unas excelentes tomas. Me quedé con la boca abierta, la verdad es que parecía que en verdad estaba disfrutando el momento, me ofrecieron firmar con ellos y ahora me encuentro aquí muerta de nervios y con el estómago revuelto.

—Gracias Alice —le digo al ponerme de pie.

Tomo un pañuelo y seco mis manos, es la primera vez que estaré frente a cientos de personas y temo que mis nervios me traicionen, mi mejor amiga me recomendó que para que los nervios no me ganasen debía imaginar a todos en ropa interior, al instante esbozo una sonrisa e intento apartar esa imagen de mi mente, no quiero salir y comenzar a reír como loca ante un evento de tal magnitud, eso sería catastrófico.

—¡Tú puedes Chantal! —me anima Alice antes de salir y continuar con su trabajo con alguna otra modelo.

—Es tu turno Chantal —me informa Johny.

Salgo detrás de él y lanzo un último suspiro antes de comenzar con el desfile. En cuanto pongo un pie en él, cientos de flashes no se hacen esperar, trato de mantener una cara neutra, que no denote mi nerviosismo y me concentro en hacer todo lo que los fotógrafos me enseñaron en este corto tiempo; según ellos tengo un talento natural para esto, cuando los escuche decir eso les puse los ojos en blanco, siempre me he sentido que no soy fotogénica y que no tengo gracia, además, de que creo que solo lo dicen por complacer a mi jefe, pero si ellos insisten tendré que creerles.

Doy un paso seguido de otro y me siento más segura al recordar que Johny confía en mí, cuando por fin termino de desfilar y veo la enorme sonrisa en el rostro de mi jefe, sé que no lo he defraudado por lo que no dudo en responder con una sonrisa casi igual a la suya.

—Te lo dije, eres la mejor. Me arrepiento de no haberte encontrado antes Chantal, anda ve al camerino para que te cambies, debemos de regresar al hotel para que descanses, recuerda que mañana tendrás que modelar otros vestidos —me apremia y cuando entro al camerino, me encuentro con mis compañeras, de más está decir que ellas son más jóvenes que yo y que no les agrada mi presencia aquí, en más de una ocasión las he escuchado decir que soy demasiado vieja para hacer esto, incluso algunas se preguntan si ya me he metido a la cama con mi jefe y por eso él me tiene tantas consideraciones.

En cuanto se percatan de mi presencia se callan de golpe, pero sus miradas me incomodan, detrás de mí entra Alice y me ayuda a bajar la cremallera de mi vestido, mientras me susurra que las ignore, cuando al fin estoy con mi ropa habitual salgo sin despedirme de ellas, total sé que las tendré que ver en la camioneta que nos llevará de regreso al hotel.

Cuando la camioneta llega por nosotras, soy la primera en subir, me pongo mis audífonos y las ignoró tanto como puedo, por suerte el viaje no es tan largo y cuando llegamos a nuestro destino subo rápido hasta mi habitación, ya ahí tomó un relajante baño, elijo una pijama de dos piezas y comienzo a secar un poco mi cabello.

Observo a mi alrededor y la verdad es que la habitación que Johny eligió para mí es muy linda, no tengo que compartirla con ninguna de las chicas y eso se lo agradezco, estoy pensando en ello cuando unos ligeros golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos.

—¡Soy Johny! —exclama antes de que pregunte quien es.

Abro un poco la puerta y ahí está mi joven jefe esperando con un pequeño maletín en su mano, él también ya ha tomado una ducha, su cabello aún está húmedo y lleva un pantalón chándal y una playera que se ajusta a su musculoso cuerpo.

—¡Adelante! —Abro por completo la puerta y me hago a un lado—. ¿Necesitas algo? —pregunto confundida por su visita a estas horas.

—Si, te he traído unos videos, es importante que los veas. Es sobre algunos desfiles que se han tenido otros años, te servirán de mucho —se explica a la pregunta que no he formulado.

Nos dirigimos a la pequeña salita de la habitación y espero a que él encienda su portátil, en cuanto me lo entrega me siento en la alfombra cerca de la mesita y comienzo a ver todos los videos que menciono.

—Esto es fabuloso, gracias, Johny —comento después de al menos una hora en la que los dos hemos permanecido en silencio, él en su celular y yo viendo los videos.

Estiró mi mano y palmeo su pierna o bueno eso creí, giro mi rostro y veo que se ha puesto un poco rígido, bajo mi mirada lentamente y me doy cuenta del error que he cometido, no estoy palmeando su pierna, es su entrepierna y para ser más exacta siento como su miembro comienza a cobrar vida, por lo que apartó mi mano como si su toque me quemase.

—Yo… p-perdón… lo lamento, no era mi intención —me disculpo y siento como mis mejillas se tornan carmesí ante la idiotez que acabo de cometer.

Él no comenta nada, desvía la mirada y vuelve a observar su móvil. Hago lo mismo y por más que intentó concentrarme no funciona, termino de ver los videos y apagó su portátil, sin mirarlo en ningún momento.

—Gracias Johny, será mejor que te vayas, debemos descansar para mañana. —Intento sonreír, pero esta desaparece al ver el semblante de mi jefe, su mirada se ha ensombrecido y no se parece en nada al sonriente Johny que conozco.

Trato de pasar por su lado para ir a abrirle la puerta, pero este toma mi mano, me jala y provoca que caiga sentada sobre sus piernas.

—¿Q-qué haces? —inquiero e intento levantarme, sin embargo, sus brazos se aferran a mi cintura frenando mi intento de huida, me carga lo suficiente para que mis piernas queden una a cada lado de las suyas.

—¿No ves lo que provocas en mí? —susurra sobre mi cuello desnudo, el cual comienza a besar lentamente hasta que siento como su húmeda lengua traza el mismo trayecto que sus labios hace unos instantes, sin poder evitarlo, lanzó un jadeo.

—Esto no está bien, Johny. —Intento levantarme de nuevo, pero lo único que consigo es frotarme más contra su cuerpo, vuelvo a lanzar un jadeo más fuerte que el anterior, cuando siento como su miembro se clava contra mi intimidad.

—¿Por qué no? —inquiere acercándome más a su cuerpo.

Johny cuela sus manos debajo de la blusa de mi pijama y en cuestión de segundos ésta desaparece, dejándome solo con mi sostén negro, desvío mi mirada para no ver su rostro, la verdad es que mis senos siempre me han causado cierta inseguridad, los siento muy pequeños en comparación al resto de mi cuerpo, me ejercito todos los días y tengo curvas en ciertos lugares, pero mis senos parecen unos pequeños limones, no como los de mis compañeras que parecen enormes melones.

Johny toma mi rostro con una mano y lo gira delicadamente para que lo observe, sus ojos muestran tal deseo que poco a poco mis nervios se calman, luego trago fuerte ante lo que hace, baja sus labios hasta el nacimiento de mis senos y comienza a besarlos.

—Tú tienes novia —consigo decir después de unos segundos.

—¿Novia? —inquiere con la duda impregnada en su voz—. ¡Son perfectos! —Sus manos desabrochan mi sostén, el cual también desaparece en cuestión de segundos, toma uno de mis senos con su enorme mano y comienza a masajearlo, mientras muerde ligeramente el otro—. Tienen el tamaño adecuado, caben en mi mano. —Pasa su lengua por mi pezón logrando que arquee la espalda ante esta nueva sensación que estoy experimentando.

—Si, Ley… Leyla —gimoteo cuando su boca succiona mi pezón, provocando que mi entrepierna comience a pedir atención cuanto antes.

—Ella no es mi novia, es mi amiga y socia, además, ella es gay, para serte franco su novia es Alice —me confiesa, ante esto me quedo unos segundos sin saber que más decir.

Continúa besándome, volviéndome loca de placer a tal punto que le quito su playera y mis manos frotan su pecho desnudo dejando de lado mi cordura y disfrutando de este momento que estoy segura no se repetirá, se separa de mis pechos por lo que ahora es mi turno de besar su tonificado cuerpo, muerdo ligeramente su pezón y escucho como suelta un gruñido. Me carga como si mi peso no significase nada para él y se encamina a mi cama, me acuesta con mucho cuidado y poco a poco baja el pantalón de mi pijama, dejándome solo en bragas, él se quita su ropa quedando completamente desnudo frente a mí.

Mis ojos se abren como platos al ver su miembro erecto, deseoso de perderse en mi intimidad, la verdad es que a mi edad aún soy virgen y es algo que me da pena confesarle, no quisiera romper este mágico momento y que él me diga que debo entregarle mi "tesoro" a la persona indicada.

Poco a poco se acerca a mí, besando mis labios delicadamente para luego dar paso a un beso más voraz al cual me es imposible de seguirle el paso, continúa descendiendo dejando un rastro de besos húmedos en su recorrido hasta mi vientre, el cual se contrae cuando sus dedos se enganchan en mis bragas y comienza a retirarlas con suma delicadeza, cuando por fin ya no hay nada que se interponga en su objetivo, separa un poco mis piernas y deja un beso en mi monte de venus haciendo que pegue un ligero brinco ante esta acción.

—¿Nunca te han besado aquí? —susurra con maldad.

—¡N-no! —balbuceo con nerviosismo.

—En ese caso, me gusta ser el primero —enfatiza con orgullo.

¿Cómo le explico que en realidad él será el primero en todo?, y antes de que pueda decirle algo más, su boca se hunde en mi intimidad, prodigándome de tanto placer que mis piernas comienzan a temblar incontrolablemente cuando me lleva a tal éxtasis de locura que mi cuerpo parece solo responder ante su toque.

—Eres muy dulce Chantal —me dice relamiéndose los labios, se levanta hasta acercarse a su pantalón y sacar de su billetera un paquetito plateado, el cual rasga para después colocarse el condón, todo esto bajo mi atenta mirada.

Sube a la cama y se acomoda entre mis piernas, comienza a penetrarme lentamente, pero cuando se da cuenta de que le cuesta un poco de trabajo sus ojos me miran con sorpresa, como no deseo que se arrepienta, enredo mis piernas en su cintura y lo pego más a mí al mismo tiempo que me froto ligeramente contra él.

—¿Estás segura?

—Nunca he estado tan segura de algo en mi vida como ahora Johny.

Tomo la iniciativa y comienzo a devorar sus labios, apretando su bien tonificado trasero donde dejo una pequeña palmada y con solo estos pequeños movimientos por mi parte, sus dudas se despejan, vuelve a centrarse en mis senos, saboreándolos como si fuesen lo más dulce que ha probado en su vida y cuando siente que estoy preparada mi embiste de un golpe, espera unos segundos a que mi cuerpo se acostumbre a su invasión y cuando muevo mi cadera en busca de mi propia satisfacción, él hace lo mismo.

Al principio sus movimientos son delicados hasta que se vuelven más feroces, ante lo cual mis gritos no se hacen esperar.

—¡Más rápido! ¡No… no te detengas! —grito cuando mi cuerpo vuelve a llegar a ese maravilloso éxtasis, siento como mis paredes se contraen envolviendo su virilidad y a los pocos segundos su gruñido me indica que también ha alcanzado su liberación, cae rendido sobre mi cuerpo, nos damos un último beso, antes de que Johny se levante y vaya al baño, cuando regresa por un momento creo que tomará sus cosas y regresará a su habitación, sin embargo, toma otro condón de su cartera y se lo pone con ágiles movimientos, al segundo siguiente, me toma por la cintura y me sienta.

—Ponte boca abajo y levanta tus caderas —pide en cuanto se incorpora.

—¿Q-qué? —inquiero sin comprender, ¿quiere que lo volvamos a hacer?, pero si yo estoy agotada.

—¡Que te pongas en cuatro! —me ordena con su voz ronca, lo observo unos instantes para saber si es que está bromeando, pero cuando veo su rostro serio, hago lo que me pide—. ¿No creerías que ya habíamos terminado o si Chantal? —Trago fuerte ante sus palabras y solo asiento—. Voy a hacerte mía Chantal de tantas formas, que mañana las piernas te temblaran a tal extremo de que cuando estés en ese desfile por tu mente solo pasaran los recuerdos de lo que hicimos durante toda la noche —sentencia y sin previo aviso me da una mordida en mi glúteo ante lo cual suelto un pequeño grito.

Se acomoda detrás de mí y besa mi espalda desnuda, gira mi rostro para tomar posesión de mis labios, mientras su mano acaricia y aprieta ligeramente mis pezones, los cuales ya se encuentran sensibles por todo lo que sucedió hace un rato, pero aun así disfruto tanto que en cuestión de segundos deseo que se hunda en mi intimidad, frota su miembro contra mis glúteos hasta llegar a mi intimidad, donde me penetra lentamente, comienzo a mover mi cadera contra su pelvis ansiosa por sentirlo por completo y cuando por fin me siento llena de él lanzo un gemido.

Toma mi cabello con una mano mientras me jala de él, acercándome un poco más a su cuerpo, siento como su virilidad golpea contra mi útero con cada uno de sus movimientos, los cuales profundiza cada cierto tiempo, de un momento a otro azota mi trasero con su enorme mano y por extraño que parezca, aunque siento un poco de escozor disfruto que lo haga.

—¡Dame más, p-por favor! —chillo entrecortadamente.

—¿Más qué Chantal?

—¡Sigue azotando mi trasero! —grito como si esto fuese lo más obvio del mundo—. Quiero que me azotes el trasero, mientras me haces tuya.

Giro mi rostro y veo como una sonrisa adorna sus sensuales labios, levanta la mano y hace lo que le pido, me azota una y otra vez hasta que mis terminales nerviosas se contraen y exploto de placer, después de unas cuantas embestidas más muerde mi hombro y gruñe mientras un gran orgasmo recorre su cuerpo, mis piernas tiemblan y sin poder evitarlo caigo sobre la cama, su peso sobre el mío me corta un poco la respiración hasta que se sostiene sobre sus brazos para liberarme de la presión.

—¡Eres mía Chantal, recuérdalo!

—¿Qu… qué dijiste? —pregunto con temor de haber escuchado mal sus palabras.

—¡Que eres mía Chantal, solo mía! ¿De quién eres? —inquiere besando mi cuello y dejando unas cuantas mordidas en él erizando los vellos de todo mi cuerpo.

—Soy tuya, solo tuya… —Quería exigirle que él me prometiese lo mismo, pero debido a la vergüenza decidí cerrar la boca.

—Y yo soy solo tuyo, Chantal, de ninguna otra mujer —me dice antes de salir lentamente de mí, entra al baño nuevamente, pero esta vez cuando regresa se acomoda en mi cama y me recuesta sobre su pecho desnudo donde en cuestión de minutos me quedo dormida presa del cansancio.

En algún momento de la madrugada volvimos a tener una grandiosa ronda de sexo hasta quedarnos dormidos, al día siguiente cuando despierto siento mi cuerpo tan adolorido que me cuesta abrir los ojos, palpo el lado de la cama donde Johny durmió y para gran decepción mía, se encuentra vacía y fría lo cual me indica que hace tiempo que se ha marchado. Me siento en el momento en que la puerta se abre y por ella aparece mi jefe recién bañado y arreglado para comenzar nuestro día, la sábana que cubre mi cuerpo resbala dejando a la vista mis pequeños pechos, veo como traga fuerte, se acerca a mí y me da un beso hambriento el cual deseo profundizar, pero él se separa con una radiante sonrisa en su rostro a lo cual yo lo miro con el ceño fruncido.

—Debes desayunar, tienes ensayo y necesitas fuerza para aguantar, ya pedí servicio a la habitación, se encuentra en la sala —me informa, se gira y antes de que salga sus siguientes palabras me erizan la piel—: debo irme, ya me están esperando, pero en la noche continuamos con esto Chantal, hoy te enseñaré otras formas de pasarlo bien y disfrutar de nuestros cuerpos tanto como podamos. Quiero que cuando regreses del evento, tomes una ducha y me esperes desnuda en la cama, ¿entendiste?

—Sí, Johny —respondo con la boca seca y muerdo mi labio, ansiosa por todo lo que haremos esta noche.

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