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No es amor

No es amor

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Dimitri Hughes y Tharah Gates son personas completamente opuestas. Dimitri ama el control y siempre cuida su imagen ante los medios. Tharah es extrovertida, risueña y odia que quieran manipularla. Lo único que tienen en común es un contrato que ambos trataran de sacar ventaja de él... Al final ¿Que podría salir mal?

Capítulo 1 El contrato

Narra Dimitri.

Suspire pesado y mire una vez más a mi reloj 4:30. Me levante de la silla y camine al gran ventanal. De todo el edificio la sala de juntas era mi lugar favorito, ya que desde aquí podía apreciar la maravillosa vista de Sheffield.

—Relájate Dimitri, ella va a venir. —asentí con la cabeza.

Tarah Gates, la chica más impuntual, inmadura y dramática que conocía se convertiría en mi esposa. No porque yo lo quisiera, sino que mis padres la habían elegido para mi. Su familia y la mía, habían sido amigos desde toda la vida y creían que el casarnos era la mejor forma de solucionar todos sus problemas. La idea no me desagradaba del todo, no porque tuviera sentimientos por ella, sabia manejar a Gates y ella sabía manejarme, así que el trato era bastante bueno.

Nos casaríamos para darle gusto a nuestras familias el show dudaría el bastante tiempo como para que la gente olvidara todo lo ocurrido y para que mis padres desistieran de la idea de conseguirme una nueva esposa, una vez terminado el tiempo vendría el divorcio. Gates viajaría a Londres a poner su taller de artes y yo me quedaría como director general de Hughes la empresa hotelera y de restaurantes mas grande de todo Sheffield.

Así que no tenía otra elección. Es más en mi vida nunca pude elegir algo, desde que tengo uso de razón mis padres me educaron para que nunca me saliera de mi círculo. O al menos eso decía mi madre, nunca les di problemas, siempre intenté ser un niño bueno, paciente que nunca hizo enfadar a nadie. Siempre recto y disciplinado cumpliendo los objetivos de todos menos los míos.

Estudie en la Universidad Sheffield negocios, porque mi familia dijo que era lo correcto, ya que eso ayudaría a los negocios familiares.

Aunque lo que realmente quería estudiar era Periodismo, me encantaba la idea de escribir, pero no notas de chisme o cosas de farándula, si no cosas serias que cambiaran al mundo. Pero no mi destino ya estaba escrito, desde mucho antes de que naciera.

Volví a suspirar y caminé nuevamente al escritorio. Will estaba tecleando cosas en su celular. William era mi mejor amigo y casi cuñado, él y mi hermana comenzaron a salir sin que la familia sospechara, su relación a pesar de ser caótica era genuina y no le quedo mas remedio a todos más que aceptarla, ambos se amaban y lo sabía porque conocía bastante bien a Will y el jamás se había enamorado de nadie hasta Ava.

En el fondo los envidiaba un poco por el hecho de que ellos si eran libres de amar a la persona que querían y no de hacer lo que su familia les decía.

—Perdón, lo siento mucho, no fue mi intención. -escuchamos a alguien hablar y ambos nos miramos. Al mismo tiempo que la puerta se abrió.

Narra Tarah.

Mis piernas me temblaban, los ojos me ardían y sentía que estaba apunto de desmayarme. Llevaba la gran parte de la mañana metida en la fundación de animales y se me había olvidado la estúpida reunión así que tuve que correr a toda velocidad, para poder llegar al despacho de Dimitri, pero al entrar al edifico la estúpida de su portera no me dejaba entrar, tuve que gritar para que se quitara la muy perra.

Al subir al ascensor me topé con un chico que iba comiendo algo apestoso y por ir distraída me pase un piso, así que no me quedo de otra y baje por las escaleras, y por si fuera poco no sé si la asistente fue la culpable o yo fui la idiota, pero me había volteado un café caliente sobre mi playera. Mi vida era un caos y esta segura de que en la reunión me iría peor.

Ya que estaba a punto de firmar mi contrato prenupcial con Dimitri Hughes el chico que una vez rompió mi corazón.

Hace mucho tiempo estuve tan enamorada de Dimitri que pude haber ofrecido mi vida a cambio de la de él en un accidente, pero eso ya había pasado, ahora ninguno de los dos se soportaba y era porque teníamos el mismo carácter de mierda.

Dimitri era manipulador, le gustaba hacer negocio con todo y siempre apostaba por el mejor postor. Le gustaban las chicas de tipo revista, esas que solo existen si esta rodeado de un circulo de idiotas que solo piensan en dinero y sexo. De esas que solo se la pasan hablando de cosas inútiles como la manicura o el color de cabello que usaran, en cambio yo no me consideraba alguien diferente al resto, pero a mi me preocupaban cosas realmente importantes como los animales abandonados, el calentamiento global y el no depender de mi apellido. Por esa razón es que esta farsa la encontraba bastante estúpida, pero también por mi familia era capaz de hacer cualquier cosa incluso de casarme con el idiota más grande que conocía.

—¡Gracias por llegar! —dijo Dimitri y se sentó en su lugar, sacudí mi playera que ahora además de pelos tenía café y le dediqué mi mejor sonrisa. Camine y me senté aun lado de Wiil.

—No hay de que "cielo". —William me miro y por su reacción me di cuenta de que se había fijado en mi apariencia. -¿Estas bien? -dijo un poco alarmado y yo asentí. No tenia ganas de contarles mi día completo a un par de idiotas. Will asintió con la cabeza y saco de su folder que tenía unos papeles, el primer paquete se lo dio a Dimitri el segundo me lo paso.

—Antes que nada, quiero decir que el motivo de esta reunión es para establecer los términos de este acuerdo.

Que lleguemos a un fin en común para que de esta manera la separación sea mucho más fácil. Este contrato tiene fecha de vencimiento y él que no cumpla con lo acordado será merecedor de sanciones que vienen estipuladas en las cláusulas, ahora los dejare un momento para que decidan si hay algo que cambiar. -Will se quedo en silencio y comencé a leer, lo primero que se vi fueron nuestros nombres seguido de algunos artículos de la constitución, pero mi parte favorita fue cuando llegué a las cláusulas del contrato:

Yo Dimitri Hughes acepto que contraeré matrimonio con la señorita Tarah Gates, pero también acepto que esto solamente se trata de un acuerdo de negocios en el cual ambas partes estaremos beneficiadas.

Para que se pueda tener una convivencia sana yo prometo:

1. Limitar mi contacto físico con ella.

2. Darle el lugar que debe tener una esposa, pero nunca darle mis pensamientos ni sentimientos.

3. Nunca faltare a la casa, a menos que deba salir por cuestiones de trabajo.

4. Su vida cotidiana no sufrirá ningún cambio.

5. Ir a fiestas familiares, reuniones laborales o actos sociales a los que debamos acudir.

6. No meterme en su vida privada.

7. Dormiremos en la misma casa, pero nunca en la misma cama.

8. En caso de haber visitas estaremos como cualquier matrimonio feliz.

9. Prometo ser fiel hasta que el contrato termine.

10. No hacer escenas de celos injustificadas.

En caso de ser rota alguna regla me hago responsable de mis actos, así que aceptare el castigo que ella quiera imponer.

Suspire pesado una vez que termine de leer y trague saliva, las ganas de vomitar eran mucho peor ahora, sentía que todo me daba de vueltas. Al inicio la idea de casarme con Dimitri no era tan mala, ya que lo conocía perfectamente, sabía que con él todo era un juego, pero también sabía que él era capaz de todo con tal de llegar a su objetivo y me preocupaba que ese objetivo en esta ocasión fuera yo.

—¿De verdad te sientes bien? —pregunto una vez más Will y yo sentí, levante la mirada para ver a Dimitri y se encontraba muy concentrado leyendo el estúpido papel, tome un lapicero y firme en donde estaba mi nombre.

—¿Me puedo ir? —Dimitri levanto la vista y frunció el ceño. —¿No vas a reclamar? —pregunto con un tono de sorpresa, yo me encogí de hombros.

—Aunque reclame nada cambiara. ¿O sí? —Dimitri hizo una mueca y también firmo su papel, Will intercambio las hojas y me dio ahora él que tenía mi nombre, yo no hice el intento por leer ya que cada vez me sentía peor. Firme nuevamente y antes de que Will dijera otra cosa, Sali del despacho, comencé a caminar por el pasillo, pero sentía como si fuera flotando, para evitar caer me fui sosteniendo de la pared, llegue al elevador y en ese momento las puertas se abrieron, para mi suerte.

Una vez dentro aplaste el primer botón que iba a la primera planta y cuando el sonido de este me aviso que ya estaba en el piso di un paso, pero no pude más caí al suelo y todo se volvió negro.

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