ab
l ambiente frío, aun así, lo sentí debajo de mi saco del conjunto. “¿Qué tenían calor?” Estábamos en otoño y esto pareció un congelador minimalista y con cuadros con pinturas extrañas. ―Bien, sígame. ―la seguí intentando no encorvarme por los botones de mi blusa y no abrir muchas las p
tendiendo lo que
e señaló. ―Tienes que seguir las reglas. ―asentí ahora lentamente entendiendo lo
voz masculina y fuerte d
ba fría, no se veía a nadie sentado en el escritorio intimidante, lo único que se podía ver desde mi lugar, era la luz de la lámpara del escritorio y a mi lado derecho a un par de metros de distan
sto. Bien sûr, je t’appellerai plus tard, chérie. ―y colgó la llamada, las últimas palabras que había dicho me habían hipnotizado: “Claro, te ll
Ashgar. Soy Isabel
as dejó visible la mitad de su rostro. No sé por qué me tensé. ―Puede tomar asiento. ―asentí y cuando me acerqué, entré en pá
e, si no es mucha
ra el puesto de asistente
esa única pal
repente no entendi
garganta― ¿El puesto de
, ―empezó a revisar los papeles que tenía en la superficie de su escritorio―Eres la persona que recomendó Sophia Maxwell, anterio
a para una vacante del
sto de mi asistente
ncómoda, no sabía qué hacía
r su rostro y me quedé quieta en mi lugar. “¿Qué es un modelo de revista?” creí por un
é la señorita Maxwell me ha recomendado en un puesto en el que no tengo experiencia, sé qué esto es hacerle perder
smo. ―me detuve y
control para después darme cuenta de que la luz estaba empezando a ilumin
comendados de los mejores empleados, y ella no es la excepción. ―Hizo una pa
encia en ser una
legante de vestir y se recargó en la orilla de su escritorio mirando directamente haci
él apenas estiró discretamente las comisur
llegó a su silla y luego suspiró tomando su tableta. ―Por lo que veo en tu solicit
irada cruzó con la mía. Me tensé, la mirada era bastante intensa que incomodaba, no sabía para