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Historia

Capítulo 3 ✨

Palabras:3010    |    Actualizado en: 09/07/2023

EN

, claro que, si también le sumáramos el hecho de que en mis venas corren polvos de hadas ig

e –me regaña Antón–. Mejor vam

jar mi mente cuando siento

–pregunto girando mi rostr

tras sus uñas siguen recorriendo mi brazo, el c

s y una mezcla

l ceño–. ¿Por qué mierd

se encoge de hombros e i

ando su muñeca con fuerza–

agarre y comienza a acariciar su muñeca–. ¿Cómo t

acarician su piel, quizás ocupe

do como si nada vie

ibre al ver su estado. Incluso creería que esta peor que yo, sobre todo porque esta bailan

arme a mí? –la voz de la r

r su cuerpo, observando sus tetas que rebosan por el ajustado vestido que esta usando, claramente una talla menos de la

ncerme, pero termino chasqueando la lengua cua

ta al guardia que ahora tien

ente grita sobre la mú

mi rostro nuevamente hacia ella dejándolo caer contra el respa

con mi amiga la semana pasada y yo soy mu

antes de verl

da –habl

erme de pie, pero su man

EJES HABL

tro tendré que prácticamente se encogió en su lugar. Y la típi

gruñí con los dientes apretados

ó de ella y sus ojos se

señala con un

lvos ya desaparecieron como siempre sucede cuando mi magia sa

ntre todos hasta llegar a la entrada del lugar, salgo entrecerrando mis ojos

ástico de Antón me devuelve a la

quejas si tu de

si tu cuerpo falla

s ojos caminando lejos del antro y comenzando a dirigi

estará de

suele desperta

–se alegra–. Ade

legar a la mansión si no tendré que soportar el sermón de Isabella y la mir

Isabella es mamá, encontró a su mate, ahora tiene

me sentía solo en la manada de Fabian hasta que ella apareció. Si bueno, tuvimos nue

n otro hombre. Y la opción de sedarse no entraba a jugar por

enino, quizás mi pasado me ha jodido más de lo que pienso, pero con ella nunca tuve problema

ya no se si aquí ha

ente a mí, subo las escaleras con las manos en los bol

eos de Aurora que provienen del salón. Rasco mi cuello ante un

ludo hacién

solo me concentro en la pequeña pelirroja que se encuentra sobre las piernas de su p

Isa hace que la

cién nota que alguien más entro en su espacio porque cuando llego a

chillido aún más fuerte que los anteriores. Revota sobre las piernas de su pa

o cuerpo, la gira colocándola de pie sobre sus piernas con su ayuda logrando que me de espalda y mi cuerpo

ual rápidamente lleva sus pequeñas manos hacia el pelo

su mujer inclinándose para dej

sonríe la pe

endo sus movimientos y antes de que desaparezca por la esquina los p

e a la realidad–. Seis meses... pareciera q

o asiento al darme cuenta de que

mucho tiempo–re

uevo con tocino y un par de tostadas. Le doy una sonrisa d

feliz B

contrándome con esos verdes q

me pregu

con dificultad, ella siempre pudo leerme bien–. Sé que te has adaptado a esta vida solo por

–niego tra

nca lo hemos hecho

a el respaldo de la silla y

opósito aquí –chaqueo la lengua–

s de que rosita vuelva a entrar con un recipient

ita –le sonr

me inclino

las con

a mueca

nsado planteártelo –come una frutilla rebosante en crema y su

s logrando que mi cabeza se gire inmediatamente en dirección a ellos y mi corazón pegue un diminuto brinc

cia el rubio avanzando con su

so a

s, así que iré a compro

ecipiente de frutas y lo corre haciendo e

susurra con un

, pero aun así las pal

a el rubio corriendo mi

on asombro lo sé

el rubio acercándo

lve a chillar esti

riste que le dio a su fruta–menciono ganándome una mirada

o los ojos–. Solo la has tomado una vez y fue cuand

sar de que a veces quería hacerlo, nunca volví a pedírse

o los brazos para recibirla de los brazos de su

uedan de pie sobre mis muslos y me encargo de afirmarla b

blemente antes de almuerzo–escucho dista

to ya que su atención esta en mí. Mi espalda esta recostada sobre el respaldo de

pide, pero al igual que Aurora

su piel contra la mía, pero para mi sorpresa, no me incomoda. Se siente tan suave y calientita q

–Isa le habla, pero al igual que

, la bebé mueve sus manos de mi cara a mi cabello y comi

o solo dime

a y solo detallando el pequeño

acia la mesa, para dejarla sentada sobre ella afirmando su espalda con mis manos encerrándola prácticamente con mis bra

vamente sonriéndole a la bebé frente a mi cuando r

ndo con seriedad antes de comenzar a reír y rebotar sobre su lugar aplaudiendo–. Mira, le gustó tu risa –dice la pelirroja y mi ceño se frunce al escucharla decir aquello–. Bueno, respecto a lo otro, tenía pensado crear una

oto por qué. Ya que entre sus manos tiene mi collar, uno que mi madre cuando era pequeño me obsequió y que jam

pregunto y sonrió cuando Auror

tarle mi collar, pero aurora reclama y lo aleja de ella logrand

ante el disgusto de Aurora y pued

ierro más mis brazos en torno a la beb

he–. Pero sé que ignorará y tú se colocaras de su lado así que me rindo–rueda los ojos y

omentos con asombro, ya q

ens

aestro, porque conmigo lo fuiste y así también te mantienes ocupado. Quizás sea egoísta de mi parte, pero así no querrás

blan a ella y comienza a balbucear y aplaudir aun c

s pequeños, pero intentos ojos azules me ven, en sus manitas estirándose para tocar mis mejillas, l

ás a fin de cuenta si sigue habiendo algo aquí para mí y es

partar la vista de su hija, que co

de Isa me hace asentir–. Genial

os a Aurora y acomodarla sobre mi pecho al ver

star lleno de baba y acaricia su cabeza cuando la dejo apoyada contra mi hombro–. Debe haber sido donde chupo tan

o su cuerpeci

chones rojos e inhalo su delicioso aroma

todos mis sentidos se encuentran centrados en una sola cosa y es la pequeña personita so

vamente esa calidez y calma que sentí cuando la tení

pero definitivamente no la quiero perder y mucho menos perderme el v

cuela de magia no es tan

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