ri
punto de que ya no me acordaba de los problemas que había tenido con Gustavo. Estábamos acostados en una
tás pasando? —Me
muy relajada. —¿Y tú? —L
ucho estrés encima con la empresa, necesito estar tranquilo y re
soy tu secretaria, haré que las cosa
tuve pensando en eso en el camino. Quizás la supervisora se los viñedos. —Me di
e vine de vacaciones contigo, si me pones en otro puesto van a
lación, estoy consiente de ello, no me lo tienes que recordar. —Me dijo, se notó que le dolió que yo le dijera que no teníamos una relación.
a. —Le dije sin dejar de ver a Gustavo que e
hij
irección y yo mientras intentaba ponerme mis cholas me atrase y pa
ité a los escoltas de Aquiles,
a matar. —Dije casi llorando y am
carajos haces aquí? —
vacaciones con este tipo. —¿Qué no te das cuen
e pregunté con l
ba a la niña al colegio para luego irme a trabajar y al sali
para vengarte de mi, pero te vas a te
a atención y porque quiero, no para hacerte daño a ti, ya no me importas, tampoco me interesa sa
ui
ni mis hombres nos dimos cuenta. Pero basto con mis golpes y con las palabras
e ¿No?
o vas a poder seguir aquí disfrutando con mi mujer y como me enteré que le toc
azando solo me da risa. Pero si te quieres poner de enemigo mío, está bien
che, está loco y sé que es capaz de hacer cualquier cosa mala en mi contra, el no quería hacerle daño a Adriana, sino a m
o esperes en el aeropuerto. Por ninguna razón lo pierdas de vista, dime todo lo que hace
re y yo me encargo de eso, no se va
nfiar en ti. —Le respon
í para olvidarnos de los problemas, no para crear más, así que iría a su cuarto a intentar calmarla. Salí de mi habitación y fui al área de c
rió la puerta después de
nsé que era Gu
ya se fue, mira, te traje to
torta, igual me la voy a comer, no creas que no. Aquí tengo una mini neverita, así