rlo luego de darle buen sexo a Miguel, cuand

rla, mientras se coloca los pa

uquería! ¿Será que m

negativa de él, la exaspera a tal punto, que como si lo tuviese ya pensado, se levanta abruptamente de la cama

en casa y nunca tienes una maldita moneda encima. —Miguel baja el rost

e gano prácticamente te lo doy y aú

s que trabajar tanto y andar s

y que ella finalmente cumpla con su amenaza de dejarlo para siempre. S

de que quieras culparme siempre de

as en ser

anto intenta disuadirla de su decisión, recibe la llamad

Hace una pausa— Ya v

tras abotona su camisa, que dificilmen

respira profundamente; él sabe que si algo no soporta el prestigio

Lleva más de tres años trabajando con aquel hombre, luego de que tuviera qu

luego de tres años viviendo juntos, ella venga a decirle que lo

na mansión. Él lo supo desde el primer momento. ¿Pero quien no sueña con tener al lado una mujer como ella y log

ada? —pregunta, mientras desliza su m

amor. El taller

el olor a ga

haga por ti? Dímel

ueda ir de tu brazo, sin ser señalada como la “mujer del mecá

era bien pagado y no estaría sucio de grasa y gasolina. Si algo tenía el pobre Miguel, era que se esmeraba en darle todo a la mujer que

rlos, mientras ponía en marcha su auto. No faltó quien pasando a su lado, le recordará a Micaela, su adorada madre, quien había muerto años atrás cuando apenas era un chico d

uitectura es realmente vanguardista. Toca el timbre y la puerta se abre, del otro la

stá esperando por ti, de

Intenta justificarse, pe

guel. Ve con el patrón o serás un

es Hanks fuesen profesionales y aún así trabajaran en algo distinto a su profesión. Él, era técnico en mecánica, Margaret era licenciada en administración

que cuando James habla con mayor tranquilidad, es cuando realmente está por estallar. Su carácter er

tuve que retrasarse —mira su propio reloj, asegurán

rrita esperar por alguien. —Hizo una pausa— Pero, estás de suerte, porq

uestros y diez ave María, para que James Hanks no lo despidiera. Se

control, sino me pongo ansioso y es lo que menos deseo. Ya es suficiente, con que Estefanía me haya enviado a su abogaducha par

guijuelas que no buscan sino chuparte la san

James, al escuchar las palabras de indignación con las qu

ecesitaba sentir aquel sabor amargo en su boca, que le hiciera recordar

on luego, dos y tres. Hasta que James como autómata, se percató de que ya

s estar en el restaurante. —Miguel se levan

A color plata. Catorce minutos después, estaban frente al lujoso restaurante francés “L’exquisité”. Miguel bajó

era su reina, todo por lo que luchó durante esos tres años. ¿Cómo podía acabar todo en apenas minutos? No era justo. Debía haber una manera de convencerla de continuar juntos. Tomó su móvil y comenzó a llamarla, mas ella no contestaba, optó enton

s, terminó ganando su querer y entonces le dejó grabado

estacionado al lado del suyo, acompañada de un hombre bien vestido y de edad suficiente como para ser su ab

verdad, “Somos sólo seres de conveniencia” costaba aceptarlo, sí. Creerlo era ya doloroso. La hermosa morena miró hacia atrás y se en

pción era la más viablee, porque él no estaba luchando contra otro hombre para no perderla, estaba luchand

. Por lo visto su jefe, estaba algo tomado, se veía risueño y

vamos a tomarnos unas copas al ba

es era reservado y tranquilo; mas él no est

ió una botella de tequila, se veí

o por la gran noticia de mi abogado, Estefanía aceptó la

ficiente, regresaron a la mansión, Miguel llevó a su jefe y regresó en su auto hasta su casa, la casa vacía que ahora lo esperaba. Como suele ocurrir en la mayor

es mi decisi

aquello era el final. Entre lágrimas y licor se juró esa noche, convertirse e