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guien que ni siquiera intenta hacer algo para demostrar afecto. Lo peor de todo es que intenta llevarme a la cama. ¡Ni loca, ni borracha y ni que esté bajo los efectos de las drogadas o a punto de morir lo haré con él! ¿Por qué? Simple: ¡su pene es inmenso! Estoy traumada. Esa cosa es tan grande que podría acabar con mi vida. ¡Oh, por Dios! La primera vez que lo vi casi me infarté. Me dio hasta ta

ste a asustar? Qué cobarde—se burla mi amiga Dalia com

lógico que me levantara asustada y saliera corriendo. ¡Piensen! Ese hombre me destrozará. —Alz

cribes, tienes que probarlo —

. Ni siquiera hace el intento de al menos lograr que me guste. Es seco y piensa es

s se burl

lia se muerde el labio—. Deber

mirada, f

lo que implicaba eso —dice Dalia con seriedad—. Si tanto te preocupa que no tiene nada de romántico, enséñale. —Es el colmo, ahora yo debo enseñarle a un viejo cómo ser romántic

lo defien

hombre. Lo repudio con todo mi corazón.—Mis ojos se cristalizan—. Está muy guapo, sí, es verdad. Lamenta

asaste, y ahora queda poner de tu parte. Hazle caso a D

o resi

darle clases de amor a

no te gust

eg

controlador, celoso y ordinario. —Vu

gas me

tema. ¿Irás a d

o desa

en unos minutos d

no te

forma en

mis cosas—. Eran amigos, y la manera en cómo él se aprovechó lo destrozó, más cuando se salió con la suya. —Limpio mis lágrimas de n

que se les pase, am

nunca dejará

rra de la cintura y posa un beso

a decidida a darle el sí para ser su novia, pero l

a, ojos negros, divertido y alegre como ninguno. He

onrisa—.¿Qué haces a

reguntarte si querí

será mi

que n

e de ese matrimonio, créeme que no lo pensaría mucho. Al menos sé

jala de

ede? —le

ala con

ier

arlo de forma retadora. Lo menos que necesito en estos momentos es que este par de hombres se enfrenten por mí e

o después

portunidad de que se fuer

os mis amigas se lo llevaron, y les a

s. —Paso por su lado para subir a su auto—. Te

mirada a Nicolás. Por s

iota detrás de ti, o no

s ojos por su

ián, y puedo esta

ofundo, co

blaremos

ierra la puer

s tan amargad

pues tengo que ir

eg

a y luego a la casa

trar en discusión como cada

o hacer lo que dices?

eres m

o mi t

u estúpida sirviente! —Le

mpre quieres llevarme la contraria. —Golpea el volante—

aburrido. Debiste pensarlo mejor

n el camino

ueña gritona, vas a terminar enamorada de mí, y cuando eso suceda, te acord

a y me río e

o, y mientras eso no suceda, estúpido, vas a tener que soportar mis berrinches, o como qu

nde e

a necesario, Antonel

irada a o

muestra intenciones de mejorar. A decir verdad, es m

ometer ni mucho menos gobernar, cosa que lo irrita y lo hace perder la paciencia. Él que