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Historia

Capítulo 4 La Clase de Educación Física

Palabras:1770    |    Actualizado en: 02/03/2021

m

enía que ponerme la ropa deportiva para educación física, una d

siempre que Kendall se ausentaba en las clases por algún que otro motivo, yo caminaba mirando a todas partes para ver si alguien quedaba disponible y quería juntarse conmigo. Cuando eso ocurría y todas tenían su dúo hecho, las chicas me miraban porque que estu

den del médico. Hace una semana se dobló el tobillo y, al haber sido algo tan repentino y brusco, le provocó un intenso dolor e inflamación. Su reposo no ser

seguía resultando complejo abrirme un poco hacia las personas que me rodeaban y que no pertenecían a mi familia. Si tenía que hablar,

onmigo. Podría inventar una ex

adie te creería, e

s escaleras ahora y pido permiso

o—. No sabes actuar, y eso es i

aqué su mism

ra mismo para que se vea real y

mir

Podrías hace

n quiere tener una excusa para no ten

nmigo —confesé otra vez. Siempre le de

e pasa vola

eria se me pasa demas

a vida, Emma. Le tienes mie

porque sabía q

mucho más valiente de lo que a mis dieciséis años me había convertido. Pero eso podía deberse a que, cuando uno es niño y no está constantemente pensando en el qué dirán las personas mayores

rible colegio y, al ser realmente unas estúpidas, me dije a mí misma que yo no tenía por qué dejarme enredar en acotaciones de personas que no valía la pena escuchar. Pero yo te

é mis codos en las rodillas y recargué mis m

doblarse el tobillo? Eres una loca, nena —recriminó—. Se pasa

olo tendrás que mirar una hora entera sin

bablemente le pediría a papá que me recogiera y le diría que no

endo de reojo cómo Kendall negaba con la cabeza. La

a mald

ucación

ien. La hora se pasará volando y cuando

el ca

eces. Mi autoestima era algo compleja, muy impredecible. Un día como cualquiera me podía levantar con la mejor de las energías y podía pararme frente al espejo y deci

le y así de

di

. ¡Tú

hicos se acercaban a nosotras junto a su profesor y me quedé sopesando. ¿Por qué l

rabajar con los chicos y en

, Dios?

ité, o eso me p

rimero a las chicas y, después, a los chicos. Recorrí la cara de

e día no sería para nada tranquilo. Pa

gó la profesora y mi mirada f

do bien —respond

as palabras te puede traer consecuencias. S

biese escapado nunca una mal

o—. Sentí que me picó algo —

sacado de papá el don para el teatro. Aunque, quizás, si no

mal, y agaché la mirada, sintiénd

de

to —me d

e vuelva

nta a lo que yo hacía, parecía estar concentrada en algo de su telé

cuentra apta para la actividad! ¡Una mujer y un varón en ca

u

a. No era un hábito de costumbre tener clases con los chicos, y la organización que habían hecho los profes no me gusta

a dos, pero no me cabía duda de que harí

. Me mareó tanta indecisión por parte de todos. Si se pelearan por ver quién se q

ntó alguien a mis espaldas. Me sobr

urso. Uno de los culpables de dejar mis oídos reventados y

or

nrió—. No muerdo,

on uno de tus amigos?

ca es mujer y hom

en

hace nada y ya l

a que me qu

, no solían hacerlo mucho, pero me resultaba una propu

nr

? ¿Porque no h

a la escuela jamás

a entender que co

siendo hora de

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