ía ver claramente. Al llegar la vi sentada en el suelo cabizbaja llorando mientras sus muebles eran cargados a un camión.V

cegadora del sol y las lágrimas en ellos, pero al hacerlo se asombraron —¿qué ha sucedido?— Le pregunté suavemente para evitar que se alarme, aunque mi ceño estaba fruncido. Trato de limpiar sus mejillas mojadas y quitó mi mano de su m

rla, ¿por qué

ta, ¿y por qué razón usted quiere ayu

, es lo menos que

as llaves del lugar— Pude ver su cuerpo temblar levemente y como resopló, sin importarme, arrebate el papel de las manos de ella y lo leí —¿en serio la están embargando por quince mil euros?— —oiga, ¿que le pasa señor?, no se meta en mis asuntos

sto (extendí mi mano) soy hijo de Basilio Giordano y Margaret Williams de Giordano, dueños de Prevalent Wealth Management; una empresa de servicios financieros más antigua de toda escocía. Somos líderes en inversiones bancarias y gestión de activos financieros e inversiones privadas y líd

ado saber quién soy>> pensé —señor lo siento llamaré al banco en este mismo instante— Unos minutos después el hombre volvió a mí algo nervioso y balbuceó —se-señor el banco requiere que usted vaya personalmente con la señorita si no es mucha molestia— Asentí —no es ninguna molestia, ahora terminen de bajar todo para cuando regresemos ¿señora podemos ir a termi

quince mil euros y no habías p

—y

rrastrándola hasta el coche, cerrando la puerta evitando que salga —¿ESTÁ LOCO O QUÉ? ESO ES S

te el ci

ted para darme

fiera desgarre mi carne por haberla tocado, pero me agrado su aliento no lo iba a negar era c

aba de reojo estaba muy molesta, miraba hacia el lado de su ventanilla tratando de ignorarme como si la e

hijo de Basilio habrá conocid

, eso no es de nues

al hacerlo se quedó dentro del carro ignorándome y sin querer bajar, tomé una bocanada de aire tratando de entend

a dentro del carro quedando a centímetros de ella su aro

sa? No invad

o estás en mi coche, pero si no piensas sa

llada, pero al mismo tiempo muy ruidosa— Ambos alientos chocaban y

en orden?— Era la

lón hacia afuera sin ser agresivo —camina!— Ambos nos pusimos en marcha las miradas de las p

eron encima de nosotros por un momento la vi por el rabillo del ojo izquierdo esconderse detrás de mi tímida y asustada, esta mujer trabaja con personas y le da miedo estar en público, no e

e quiso que viniera al banco con otras intenciones, puesto que no era necesaria mi presencia aquí. Su mirada coqueta me hacía sentir un tanto incómodo, era una rubia de ojos verdes de asp

rla con algo de desprecio —¡oh no sabía

in levantar la mirada, abrazando sus brazo

alentina, así podría ver que no todo gira

la llamó como es debido, estamos en su lugar d

igues siendo el mismo hom

o tengo mi propio dinero. —y listo señor, la deuda de la señora queda saldada, aunque no sé por qué no pidió que se le cancelara sin tener que gastar su dinero— Su tono cada vez