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Historia

Capítulo 4 Furia 3

Palabras:1363    |    Actualizado en: 13/04/2021

u

ra vez que me e

a identificado como esta vez, y tampoco m

a escrito y eso, me puso

ortara a estas alturas, algo de mi pasado. Ya había cumplido, se había demostrado mi inocencia y nunca más en mi vida regresaría y desde luego, no le volvería a dirigir la pa

can demasiado a mí, a través de ella. Tengo que sacarla de mi vida cuánto antes,

dado cuando salga para mi casa, no quiero q

brazo y no la había soltado aún. Cuando lo no

había manera de esconderse y es q

dez me hizo gracia. Y me hizo volver a pensar en aquella niña i

crimen que no cometí, que ni sé quién lo cometió y que

veres de un matrimonio degollados y con ela

a tan asustada, como e

r mí, pidiendo que la follara sin descanso pero esta, esta c

oxer, metiéndome a la cama. Estaba cansado y herido, pero no podía duch

mpezar con ella. No me gusta

ré hondo, evitando quejarme del leve dolor que sentí entre mis c

eso en el tiempo, volví al momento en aquel

o mi perro puede acercarse sin que

de acercarse sigilos

h

muchas

o el me lo había impedido y yo, la verdad

sta ahora no había intentado nada conmigo, o sea, que podía confiar algo, en que no me hiciera nada. Solo espero que no es

mi amiga, yo no tenía móvil. Solo ella y era

era cuando era pequeña y me habían dejado en manos de las monjas, también me ayuda

intrigaban, parecían tan tristes q

ejé de aquel acto, pero inevitablemente lo espíe a través de algu

sábanas grises que lo acariciaban y se est

osa que agradecía porque el baño estaba justo del

é con cuidado de no molestarlo h

ejaría hablar con mi amiga

loqué el botiquín. Antes de abrirlo me senté a su lado, para inf

uerpo por encima del suyo, dejándome bajo todo el, que me mi

a si no es para follarm

edaba demasiado cerca y me hacía se

s labios estaban entreabiertos del susto y

ré asustada — solo que

sus puños, nos sentó nuevamente y me dejó encima de

las mías y se detuv

o te haría nada nunca, pero tampoc

de su cama y cuando fuí a baja

urarme, pues adelante, p

bajo su atenta mirada y sobre

bló pero ambos, nos m

estado tan cerca de un hombre como ahora y sentía sensaciones nuevas y poco soporta

lanteado la posibilidad de hacerlo y aquel furioso ser

estaba a punto de rogar

ro que no te haya las

a y subió sus manos por mi espalda h

la próxima vez, has más fuerza que no v

uyos y me sentía ahogada en un mar de va

ndrán a buscarte aquí y no tienes que tener miedo, no voy a hacerte nada. Acuésta

ba la vuelta, me acostaba a su lado y me ta

empr

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