rroco olía a cera
gafas gruesas, me miraba por enc
na», dijo, juntando las yemas de sus dedos. «Es un sacramento. Un compr
ntí la presión de generacione
re. Pero es
n bloque de hielo en m
vo del aire. «Isabela es una buena mujer. Tu amiga desde l
e unía a nuestras dinastías. Para él, nuestro amor era un
vor. Solo inic
podía entenderlo si
asada. Al sol abrasador de la finca de I
ela, orgullosa y segura, estaba dentro del ruedo con uno de los capataces. Siempre l
regazo. El aire estaba tenso. El novillo, un animal jo
fue una embestida noble,
aires. Su cuerpo golpeó e
do se
a. El capataz estaba demasiado l
ien fue m
a dentro. Un chico delgado, de apariencia humilde
u chaqueta, gritando. El animal,
suficiente para que la sangre manchara su camisa blanca. El sacr
sabela. Estaba pálida,
n fijos en Mateo, que se sujetaba e
do la vida»,
ue el comie
la cena, Isabela no
nocer mejor a Mateo. E
eo estaba sentado a nuestra mesa, incómo
nidades. Se merece una oportunidad», continuó
forma en que lo miraba, la forma en
omo si esa palabra lo justi
o arrastraba todo a su paso, incluida nuestr
cio. Él era el héroe. Yo, el pro
una presión aguda en el pecho, y apreté la mandíbula para no demostrarl
ués de la cena, Isabe
l cuarto de invitados
, pero la petició
, incrédulo. «¿Vi
en la finca y no puede volver
sin aire. Era una manipulación c
s enorme, que se quede en la casa de los capataces. O l
ca, observando su reacción.
a dulzura desapareció, reem
la vida! ¿Y tú lo desprecias por ser hu
etada. La gratitud se había convert
hando? ¿Qué tiene que ver su orige
evidente. Era como
mbral de la puerta, cojeando ligeramen
dijo con voz suave, bajando la mirada. «No soy nadie. Dormir
ante. Se estaba victimizando
su lado, tomándol
Tú no eres una molest
a mí, con los ojos
. En esta casa.
ica. Había elegido. Y n