a pared fría. Su olor, una mezcla de tabaco caro y
e ir,
rozando los míos. Su mano subió por mi costado, provo
l dolor, de todo el odio, mi cue
s ojos y
oscuridad de mi habitaci
rás vié
léfono sonó en la mesita de noche. La
que había sido áspera y apasionada
o de terminar una reu
una puñalada en m
promesas y palabras dulces. Cuando colgó, e
a casar, Sofía", dijo, como si neces
si el aire
y empezó
la a veces pasa por la mañana y
del suelo y me vestí en s
incomodar a la fut
a la puerta, n
sabella. Dile que esp
iquiera
s en lo más mínimo, S
desastre. El hombre, Ricardo, era un arro
me de arriba abajo. "He oído que te acostaste con la m
a responder, una vo
esita que na
tó en nuestra mesa
por dinero", dijo, miran
a energía
a aburrida. "Todo lo que has oído e
jo de ira y se fue
é de ese
sitaba t
pero me siguió
Mateo? Él está con Isabella ah
oyería. Él le estaba poniendo un collar, sus cabezas juntas en un
ió mi mirad
ro yo estoy aquí, Sofía. Puedo hace
e di una bofetada c
infierno,
otella, pero el alcohol no ayudaba. Solo hacía que el dolor e
lí de nuevo.
oz no contenía ninguna emoc
uieres,
i habitación. La puerta de mi apartamento se cerró
ó sobre
cuerpo sobre el mío. "No quiero
?", me burlé, aunque mi
ta incómoda por los rumores que un
sabella me hiri
do por la perf
Se quedó quieto
i tía Carmen. Mateo me lo arrebató de l
stás? Se supone q
ió Mateo, su voz era seda
esó, silenciando cualquier protesta que pudi
sé, con un atisbo de
ronca contra mi piel
ó de nuevo a