dro me esperaba junto al coch
lo
," dije, mi voz u
dió, solo ab
jandro y yo en una fiesta, un año atrás. Yo sonreía a la cámara
la de esta noche," le informé, s
cómo sus manos se tensaba
fue su únic
upe. Iría
yo habría intentado llenar el silenc
pleado. Y yo, su jefa
rovisor un par de veces. Probabl
ue se e
co. Vi a Camila a lo lejos, rodeada de gente, luciendo
la miel envenenada. Se acercó y me dio un abra
apa
mil
cia Alejandro, su
or traer a mi hermana
pondió él, y noté un matiz de calid
ntí e
equeño boceto de Remedios Varo. Mi madre lo adoraba. Er
de un millón de pesos,
é mi p
ijo una voz clara
miraba con una
es," dije, m
spondió ella
ectáculo. La hermanastra rica c
mesa, me lanzaba mi
ndo el dinero que pronto sería mío, un asistente
bre ca
en nombre de la señorita Camila Reyes, ha decidido comprar todos los lo