staba abarrotado, un mar de caras sudorosas y aplausos atronadores. No esperaba esto. Mi contacto me había
cenario, bañado por un f
ontero, mi e
taba so
o. Javier bajó del escenario, moviéndose con esa arrogancia de torero que yo conoc
suplicantes, se cl
esonó en el silen
grito ahogado colectivo se escuchó en la sala. Sa
ta. Estos tres años sin ti han s
mana, Elena, me agarró del brazo. "Sofía, por favor. Ja
sus fincas ganaderas, asintió con gravedad. "Muchacha, mi hijo
? ¿Perdonar
mi trabajo y se quedara mirando mientras su nueva a
enazó con escaparse de mi
expectantes y sus sonrisas condescendientes. Esperaban que ll
mujer en la que m
strarles el que ya llevaba. Una simple banda de platino, pero más
clara y firme, cortando el aire
estoy