mi ropa la noche antes d
ado y a mis sueños rotos, subiendo desde el
, los dos jerséis de colores que compré a escondidas y
onvirtió
blando, no por el frío de la noche anda
do por el fuego, y me lanzó una
ás a Sevilla. Ropa dece
s, de mangas hasta la muñeca y cuello
negra, más pesada y más opresiva que la
me lo pr
había conseguido graduarme con las mejores notas, una hazaña en el instituto de
la que amenacé con cortarm
e, que era el comi
ho" , dijo ella, su voz fría y cortante, "pero en Sevilla, en ese ni
ger mi virtud! ¡Qu
hija. Tienes que ser piadosa, modes
l, atraído por los gritos. Miró las lla
us ojos, pero se extinguió
e" , dijo suavemente
Ricardo. Esto es
en la oscuridad de la casa, dejándome sola
i cama, con la nueva mantilla en
as veces que ha
rimer premio. Carmen dijo que la ciencia era la obra del diablo para distraernos de Dios. Esa
por primera vez, se ne
" , me dijo, dándome un fajo de trapos viejos
, aterrorizada de que se movieran, de qu
on una fiesta de cumpleaños. Carmen me enc
al infierno. Rezarás el ro
isas de mis amigas desde la calle, y l
nto de ser una chica normal, era aplasta
única vía de escape, se
ía obligada a ir llevando e