el aire. Ganamos, otra vez, y yo había marcado los dos goles. Máx
es una bestia
era mi mejor amigo, mi compañero en la d
taba ahí, nuestra fan número uno. Su familia nos había ayudado a mi madre y a mí desde que mi padre murió, pagand
ientras bajaba corriendo las escale
, respondí, tod
Máximo, sacando una caja de su m
as de fútbol nuevas, de un
, no tenías
ano. Para que sigas
ugares extraños, pero no quise decir nada. El nudo de los cord
rar, una anciana sentada en un puesto de hierbas y amuletos me detuvo.
mis p
as ya no te
un poco
dice? Es sol
extraña de desearme su
Su voz era grave, como
erá para tu hermano, y t
se fijaron en
lmas'. Cuando él decida rendirse
e encogió de hombros y se volvió hacia sus hi
ván. Es solo una vie
, pero no me m
Tenemos qu
los entrenamientos siguientes, algo cambió. Mis piernas se sentían pesadas, como si e
n más rápidos, sus disparos más potentes. Marcaba gol tras g
tá en rach
e cansado ú
los cordones seguía siendo imposible de desatar. La pro