Era la fiesta de fin de semestre, y todos celebraban. Yo no. Yo estaba parado fr
ba desde arriba, aunque éramos de la misma
blar", dijo, su voz apena
ntos, dos años en los que yo había hecho todo por ell
, aunque el nudo en mi estóm
rodeos. "Mira, eres un buen chico, de
n empresario famoso, rodeado de gente que reía de sus chistes malos. Damián, que m
darme la vida que merezco", continuó Valeria, su voz
rcaron, formando un círculo a nuestro alrededor.
e se llamaba Ximena. "Ya era hora de que abriera
ría pagaba matrículas astronómicas, mi beca por excelencia académica era una marca de inferioridad. La única razón por la
virtió en un silencio expectante. Estaban presenciando mi humillac
ogré decir, mi voz sonaba
una risa corta
lo el dinero. Es la ambición, el es
ueldad en que las decía. La mujer a la que yo había amado, a la que le ha
on una sonrisa falsa. "Seguro en
a la cara. Quería gritar, romper algo, pero me contuve. La vio
collar de oro blanco con un pequeño diamante, sencillo pero elegante. Había trabajado los últimos sei
a ti", dije, ab
y por un instante, vi un destello de codicia
a decir, su tono
erminar. Cerré la ca
ahora firme y clara. "No eres la
ajo en una másca
s haciendo
el salón, buscando una salida, un escap
illo, probablemente comprado en una tienda de segunda mano, y sostenía un vaso de refresco con ambas manos, como si fuera un ancla. Estaba siendo molestada por el mismo grupo de amigos de
ese momento, una idea cruzó mi mente.
e hacia ella. Pasé junto a Valeria y su grupo, que me miraban s
sta, sus ojos grandes y asustados. Todaví
", dije s
parpadeó,
de oro blanco y, con cuidado, lo puse alrededor de su cuello. Su piel era suave. El
era total. Podías oír
rta. Tocó el collar con la punta de sus ded
por qué?"
", le respondí en voz baja, pero lo suficientemen
shock, furia y, por primera vez, una pizca de duda. Sus ojos iban del collar en el cuello de Sofía a mi cara, como s
collar a la chica que ella y sus amigas consideraban la