el zumbido de las cigarras afuera era lo único que rompía el silencio de mi pequeña habitación. Estaba sentada a la mesa de madera, con la espalda dol

e. Llevaba un tazón de sopa de fideos, y su rostro mo

ome un poco y descansa. Te vas

ndo mis libros a un lado. El olo

ro tengo que termin

a muy bien. Era el preludio de una

s también está de acuerdo. Quizás no deberías

do frío en

quieres

pensando en tu ajuar, en cómo ser una buena esposa. La univers

nsejo del mundo. Pero en mi cabeza, escuché sus pensami

que casarse con Carlos, es la única manera de que no le haga daño a Elena.

e llevaba desde niña. Me revelaba la podredumbre que se escondía detrás de las sonrisas de

la universidad, m

er, Sofía. Un buen marido sí.

lena, no de ti. Pero él es lo suficient

e la escuela. El premio era una pequeña beca. Esa noche, mi padre "accidentalmente" derramó un tazón de agua sobre mi proyecto

nte que destaca atrae problemas

avo para los libros y la inscripción del examen. Mi familia nunca me dio nada, decían que el dinero era para la casa, pero yo sabía que

dije, con la voz temblando un po

dre desapareció. Su

da. Después de todo lo

que abandone mis sueños? ¿Trat

os para proteger a Elena. El libro lo

ido de mi hermano Pedro y de Carlos, mi prometido.

lo? ¿Otra vez desafian

súplica. Era un joven de aparienci

solo se preocupa por ti.

arán a conseguir un buen trabajo y tal vez Elena me m

Estaba rodead

por mí. Solo qui

e te dice. Te casarás con Carlos y te olvidarás de

gaba, una voz clara y alegre s

ofía! ¿Está

cuarto, con su cabello largo y brillante ondeando detrás de ell

Mira lo que

onado que necesitaba. El rostro de mi madre cambió al instante. La du

. Esta niña tuya no quiere come

e había mostrado a mí. Le sirvió un vaso de agua fresca y le ofreció

abe que su mejor amiga es una a

la tensión. Se sentó a m

mucho para el examen. ¡Vamos a entrar juntas a la univers

to, su calor me hizo olvidar el veneno que me rodeaba. M

Elena. Eres

e los viajes que haríamos, yo la escuchaba, pero una parte de mí sentía un terror helado. Sabía que mi familia no se detendría.

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