su ira se estrellara contra su silencio de
o! ¡Creas un desastre y luego te quedas ahí parado com
arto de su hijo, que estaba entreabierta. Pedrito estaba en su cama, fingiendo dormir, pero Armando sabía que estaba esc
giró ha
sitamos habla
una orden. Sofía, sorprendida por su frialdad, obedeció de mala
e, dominando la habita
in rodeos. "¿De d
esvió l
alo. De una amiga. ¿Qué im
a?", insis
a de la boutique donde a veces ayudo". La mentira
una risa sec
a una joya así. Y sé que ninguna 'amiga' tuya podría permi
erse. Su rostro perdió el
me hablas. Est
o, su voz bajando a un tono casi confidencial, pero cargado de amenaza. "Condenaste a nuestro h
se acercó a él, intentando una suavidad que ya no le pertenecía. Puso una ma
ños. "Estás tenso. Estás exagerando las cosas. Fue una pelea de niños, eso es todo.ar sus labios
ejó con la mano suspendida en el aire. Su rechazo fue tan absoluto, tan carente de duda, que la d
as dos palabras fueron má
vibró en su bolsillo. Era un mensaj
a foto
l de lujo, riendo. Él tenía un brazo posesivo alrededor de su cintura. Y en el cuello de Sofía, brillando bajo la lu
léfono y la miró. No necesitó d
y el miedo se reflejaron en sus ojos. Intentó deci
maba. Armando sintió un vacío helado en el estómago. No era solo una
a había terminado. Su matrimonio, su historia con
Pedrito se abrió lentamente. El niño se asomó, con
con una vocecita temblorosa. "Yo estaba ahí. Te escuché por teléfono.
Miró a Sofía, esperando una negación, una explicación, cualquier cosa. Pero
a él. Había intentado borrarl
drito, su corazón hecho pedazos
Yo soy tu papá. Siempre. Y te voy a pr
. Armando lo sostuvo con fuerza, sinti
soluto. Caminó hacia la mesa del comedor, sacó una carpeta de su chamarra -una qu
"Fírmalos. Quiero la custodia completa de Pedrito. No te quiero cerca de é