untos. Eran inseparables, sus fotos felices

orcionaba a una pequeña y estéril habit

abía mucho. Unos cuantos cambios de ropa, algunos libros y el frasco de cristal, ahora con

na llamada. Era el m

Garza solicita su presenc

gio me invadió. No lo

n vestíbulo de la mansión Garza, un

bía abofete

ás. Mi mejilla ardía, pero el dolor era distant

pregunté, mi voz fir

ra de rabia-. ¡Te robaste el collar de esmer

isto ese collar en mi vida, except

qué está

evo, en la otra mejilla. Esta v

a comisura de mi lab

unto a la chimenea, observando la escena con un frío desapego. Se arrojó a sus brazos, sollozan

o que yo nunca podría oír. Sus ojos, sin embargo, estaban

. Quiere que te arrodilles en el camino de grava de

eratura estaba bajando. Mi herida d

no le creía. Pero no había nada. Solo una indiferen

voz era tranqu

. Me arrodillé sobre la grava afilada, las

giré la cabeza y los miré a trav

del sonido de la lluvia-, la antigua Carla habría su

ara se detuvieron. Me mir

na chica que lloraba cuando la lastimaban. Un

n un ejercicio de entrenamiento. Había llorado por el

voz teñida de desprecio-. Si quieres permanecer a mi

endí a tragarme mi dolor. Aprendí a

rás del cristal, aunque no podía oírme-. Te rogué

se filtró en mi cuerpo, un dolor profundo y

. Tenía su brazo alrededor de ella. Se estaban riendo. Él le retiró una

cuerpo al límite, solo para ser digna de estar detrás de él. Recordé el dolor

ileza estaba reservada para

dibujó en mis labios

er apreciada. Estoy de

ra diferente. Ya no era el dolor de una chica con el corazón roto.

é. Soportaré

es la úl

te día, viviré