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Historia
El divorcio que la liberó

El divorcio que la liberó

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1393    |    Actualizado en: 22/08/2025

ha que tanto le gustaban, una cena espec

nto, se apartó de mi contacto con brusquedad. Se burló de la

diferencia de su joven pasante, B

de acuerdo. Me dijeron que los gustos de un hombr

con un filete para él. La sentaron en mi silla y su madr

cada plano, de ser manipulada y menospreciada, estaba siendo reemplazada. No

isis nerviosa como un "berrinch

paqué mis maletas y mi porta

or competidor: "Dejé a Santiago. Estoy busc

ítu

un olor familiar, reconfortante. Coloqué los callos de hacha sellados a la perf

flojaba la corbata de seda, y l

de regresar de la firma, el imperio constru

rtó de mi contacto com

toques"

igazo en la silen

rcido en una mueca de asco mientras miraba

Mis manos cayer

platillo favorito. ¿Desde

ó. Miró más allá de mí, como si yo fuera un mueble del que ya se hab

comparó

recordado. Ella

y empalagosamente dulce que lo seguía

lete más increíble. Un simple y clásico filet

íos y calculadores, como un j

e trataba de Brenda. No solo estaba teniendo una aventura emocional; estaba dejando que los g

venían a cenar. Era su platillo favorito, uno que yo había perfe

entado, limpiando sus lentes, fingiendo no escuchar. Luego miré a su m

é, una petición silencio

tó la vista, sus ojos con

bre evolucionan. Deberías aprender a mantenerte al

e se rompió. No era solo Santiago. Eran todos ellos. Me veían como una herramienta, un peldaño

como el acero, se formó en

us premios, mi nombre borrado de cada plano, de cada comunicado de prensa. Recordé la constante manipulación, las sutiles humillacione

Santiago", dije,

iempre. Una sonrisa de sufi

. Debe ser agotador trat

", añadió, agitando una mano c

e sobre mí, un retrato d

ntando otro de

el div

suspendidas en el aire

tineo de los cubiertos cesó. Incluso el rui

hizo añicos. Su rostro pasó de la increduli

plazada por un ceño severo. Jorge finalmente levan

atando de suavizar las cosas con una risa fal

cusador. "Siempre eres tan emocio

oblema. Aislarme. Culparme. Era su manual de juego fami

a voz plana. Estaba cansada de explicar,

bitación, mi espacio privado que se sentí

era un rugido, ya no suave y ca

ron en mi piel como garras. Me jaló hacia atrás, haciéndome girar par

ro a centímetros del mío. "¿Después de todo lo que te

nté, una risa amarga escapando de mis lab

ecida", susurró, las pal

estaba. En su lugar había un extraño, un fraude cuya máscara se estaba

e silenciosa. "No te quedas hasta tarde en la oficin

ron de par en par por una fracción de

cesita orientación!", fanfarroneó

patriarca afirmando su autoridad. "Ka

o adelante, su voz

Vamos a calmarnos todos. Una pequeña discu

rge, el martillo. Griselda

erribada y luego reconstruida lo suficiente para seguir produci

es así?", dije, mirando directamente a Santiago. "Estuv

forma en que su m

cruel extendiéndose por mi rostro, "a

señal, sonó el t

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