us votos matrimoniales, solo para descubrir que el ho
el estómago. Su esposo, Jayden Thorpe, tenía sus brazos alrededor de Marissa Briggs, quien llevaba pues
ita Briggs hacen la pareja p
ralizó por completo to
uí?", inquirió. "Solo nos estamos divirtiendo un poco". Ignorando su sorpresa, le h
los oídos de Cathy, acall
n casi había muerto por ella. El choque que s
e amaba: guardó su mascarilla quirúrgica, abandonó sus sueños de ser piloto de carrer
arecía carecer de sentido,
e me prometiste a
y fuera corriendo al club en un instante. Tenía la camisa manchada de grasa y su ca
a en casa para la cena. Y ella había pasado el día preocupándose p
ó alardeando de su infid
en lo desestimó. "Tengo trabajo e
thy parecía de rostro fresco, con una bellez
enía la casa en orden; na
ssa, así que no arruinemo
Según lo que le había dicho su abuelo, antes de perder la memoria, él había amado a Cathy tan profundamente que es
de disculpa. "Por favor, no lo tomes a mal, Cathy. Hoy es mi cumpleaños y las cosas
la hacían parecer una víctima
ía parecer que la otr
cho que le dolía. "No sabía que los juegos de fiesta incluían tr
olvidaría lo que signifi
entenció: "Jayden, q
ció apagar todo el
el pecho del hombre al mirarla a
lo mucho que Cat
ancia al asunto como si ella estuviera exagerando.
se acercó con una sonrisa forzada. "No culpes a Jayd
eo la int
el vestido y el rostro. "Ya que estás tan ansiosa de asum
o ahogado, demasiado
pegado a sus mejillas y rayas de
blar, mientras el silencio caía sob
tegida por la riqueza de su familia; ¡nadie se ha
nocente había desapa
e volviste lo
a no se parecía en nada a la esposa tranquila que
in vacilar, levantó el celular para que todos lo vieran. Luego dijo, con la voz cargada de ironía: "Te tomast
segundo toque, reveló el código de rastreo con la direc
andíbula desencajada, mientr
eron directamente sobre
ara que los sorprendiera en p
sobre Marissa, quien, perdi
ro negó con la cabeza desesperadamente.
er sus datos en la pantalla del celular de Cathy. Los códigos
orrían por sus mejilla
jo: "Te lo juro; no tengo i
mento. Toda su atención estaba centrada en proteger su imagen i
ratando de incriminarme. Es
igarla a retroceder. Ahora, ¡el tiro le había salid
ió el ceño,
pareja ahí, con los hombros caídos y tan visiblemente he
thy. Si Jayden no hubiera perdido la
ez. "A partir de ahora, señ
ta ese momento, su esposa siempre hab
os de fiesta fuera imperdonable, y no entendía por qué