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Historia
La mentira de tres años: Su dulce venganza

La mentira de tres años: Su dulce venganza

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1714    |    Actualizado en: 28/10/2025

el mismo día que supe que mi relación de tres

erfecto, Antonio Herrera, solo para es

a farsa -dijo, con una voz gla

su amiga de la infancia, una mujer que me

, me sometieron a torturas diseñadas a partir de mis mi

nvirtió en mi verdugo, convencido d

aba en el altar, listo para da

tros de distancia, a punto de transmiti

za apenas

ítu

ka

el mismo día que supe que mi relación de tres

a la ventana del

furioso,

e mi corazón, que marti

cristal, sino por las dos intensas líneas rosas que

ara

ve que agarrarme del borde del lavabo para no

s, Antonio Herrera había sido mi todo. Él era el sol que había quemado las sombras de mi pasado, la tierra firme bajo mis pies después de una vida de inestabilidad. Él, el heredero del imperio corporativo Herrera, me había el

igo del momento en que sus facciones perfectas y estoicas se rompi

mencionado una reunión en "El Círculo", uno de esos clubes obscenamente exclusivos de la Ciu

a con una energía nerviosa que no tenía nada que ver con la cafeína que había consumido durante mi turno de doce horas. Imaginé su reacción

oso y opulento del club. Todo era madera oscura, cuero flexible y el murmullo

está en la Suite

io, suave y culta. Y otra, tan inquietantemente similar que me recorrió un escalofrío. Su

e puedes soportarlo? -Esa era la voz de Manuel, su tono c

geló en el pom

istante respondi

oportado tres años de esta fa

ló. ¿Farsa? ¿A

to mientras yo hacía todo el trabajo sucio

nco. Me incliné más, mi oreja pegada a l

Te divertiste con ella. Yo, por otro lado, me mantu

ó a girar, los sonidos apagados del club se desvanecieron

res años? ¿De quién eran las manos que habían recorrido mi cuerpo en

maldita cosa. Yo solo fui el actor. Y uno muy bueno, si me

piedra fría y dura de desprecio que nunca antes le había escuchado-. Solo una si

ón-. La cara que pondrá cuando la dejes plantada en el altar para proponerle

ó. El suelo desapar

comienzo de mi v

r lo que le hizo a Bianca en la universidad. Por cada lágrim

ianca de

a y popular que había convertido mis años universitarios en un infierno. La misma de la que Anto

ue Bianca está list

a frialdad derritiéndose en una calidez que yo, tontamente, había creído reservada p

ar un sollozo. Mis piernas cedieron y me desplomé sobre la alfombra afelpada del pas

a una m

ricia tierna. Cada pro

laborado pla

je impecablemente cortado, su expresión fría y arrogante. Y Manuel, con la corbata ligeramente aflojada, una sonr

n los ojos de Manuel antes de que lo enmascarara con una arrogancia cruel. El

e en el marco de la puerta-. Miren a quién trajo el viento.

ncias que nunca había notado antes ahora gritándome en la cara. El brillo en los ojos

usurré, las palabras

ar un suspiro de e

lante del grupo. Déjame explicártelo con manzanas. Lastimaste a

abrazado mientras lloraba por el acoso, que me había prometido que nadie volvería a lastimarme... había orqu

mabas -logré decir, las p

o, un sonido

. ¿Pero amor? Cariño, eso nunca fue parte del trato. Fue u

estruido sistemáticamente mi vida nadaban ante mí. El autor intelectual y el act

o una tarjeta de crédito de platin

ón-. Considéralo una liquidación. Por tu tiempo. Ahor

Manuel se quedó, un brillo extraño y p

su voz una caricia baja que ahora me erizab

de darse la vuelta y seguir a su hermano por el pasillo, d

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