e las agendas, hacer llamadas y organizar reuniones. Para Carlos, ser el brazo derecho de una de las mujeres más poderosas del mundo empresarial significaba est
n medio de la tormenta era lo que le había permit
ucia, pero siempre cercano, siempre indispensable. Sin embargo, su vida personal era otra historia. Mientras su carrera se elevaba, su estabilidad económica se desmoronaba lentamente.
ose en la mesa de trabajo donde tenía varios papeles desordenados, la mayoría relacionados con las deudas que no lograba controlar. La televisión estaba apagad
cil, y que para lograr algo, había que trabajar el doble. A pesar de las adversidades, logró terminar su carrera en administración de empresas en la universidad, pero nunca pudo encontrar una oportunidad que le
mas sin que ella tuviera que preocuparse, le valieron la confianza de la CEO. Con el tiempo, Carlos se convirtió en su mano derecha, el único al que le confiaba asuntos delicados, incluso los que no tenían nada que ver con la empresa.
uien en su posición, nunca había sido suficiente para cubrir sus propios sueños. La deuda de su departamento, los préstamos estudiantiles y las emergencias imprevistas lo mantenían en un constante estado de tensión. Había tomado
echa límite que se encontraba al pie de la hoja. Tenía menos de un mes para ponerse al día con los pagos, algo que parecía casi imposible en su situación actual. Había considerado pedir u
su jefa, Carlos no podía evitar sentir una presión cada vez que recibía una llamada de ella fuera del horario normal de trabajo. L
ra directa, como siempre, pero había algo e
n poco más de ansiedad de la qu
rgente. -Lucia colgó antes de
su departamento, caminando hacia el edificio de VanguardTech. El aire fresco de la tarde de otoño lo golpeó al salir al exterior, pero no se detuvo a disfrutar del
s oficinas de los altos ejecutivos seguían encendidas. Subió al ascensor sin pensar demasiado en su entorno, pero
estaba de pie junto a su escritorio, mirando una pantalla de
. -Lucia le hizo una se
esionalismo y ansiedad. Algo en su postura indic
preguntó, tratando d
ó que podría revelarle alguna nueva crisis de la empresa o algún problema
a fue directa, como todo lo que hacía, pero esas pala
zado por un momento. No entend
urró, sin p
inds, y el futuro de la empresa estaba en juego. Había llegado a la conclusión de que un matrimonio estratégico podría ser
ficaba para él. -Es una oportunidad para asegurar el futuro de la empresa, y el mí
algo que hubiera considerado nunca, ni siquiera en sus sueños más extraños. Pero en su mente, ya co
los no pudo evitar preguntar,
s, sabiendo que esta no
ue necesitas. Un contrato
vocable, pero también entendía que, con esta propuesta, Lucia le estaba ofreciendo más que una

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