img El eco que ella eligió borrar  /  Capítulo 4 | 40.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1276    |    Actualizado en: 12/12/2025

Evelyn

n un ritmo implacable, cada latido un martillazo contra mi cráneo. Mis ojos se abrieron, luchando

ras se clavaron en mi piel. Estaba atada, con los brazos y las piernas extendidos, a una silla

umbaba sobre mi cabeza, proyectando sombras crudas sobre las paredes de concreto. Esto

ntra el oscuro pasillo. Mi visión se aclaró lo suficiente como p

voz ronca, cruda por la ira y la incredulidad

u rostro una máscara

ón. "Trastorno de estrés postraumático severo, ansiedad aguda y una respuest

ó. Me estaba cul

Está fingiendo! ¡Te

ataduras, su mord

istantes, se encont

agente. Te negaste a obedecer órdenes directas. Intentaste sabotear una misión. Y ahora,

lo que es para ti? ¿U

r en mi cabeza se intensi

seguridad de esta organización", continuó, su voz escalofriantemente profe

ntas con uniformes oscuros entraron, sus rostros

ta de datos, su pulgar f

reunido. Tu sentenc

na firma digital. Una

de miedo, sino de una incred

nán.

a un susu

s de todo... después d

ación. La pesada puerta de metal se cerró con un siseo detrás de él, sumiéndome e

mbre con ojos fríos y muertos, dio un paso ad

gado a su límite. ¿Quién iba a decir que una

No les daría la sat

el dolor golpeó. No era físico. Era un asalto abrasador y agonizante a mi mente, como mil agujas perforando mi cerebro, desgarrando el tejido mismo de m

ito que arañaba mi garganta. No me quebraría. No les daría el placer. El mundo

mblando, mi cabeza latiendo con un dolor sordo y persistente. Me desataron y me deslicé al suelo, un montón de humanidad r

fetal, durante lo que pareció una eternidad. El único sonido era e

. Me cubrí los ojos, parpadeando contra el brillo repentino. Hernán estaba allí, su r

iernas débiles y temblorosas. Mi cabeza palpitaba, un

, dijo, alcan

un respingo,

e toq

mano, sus hom

ejaste otra opción. Tu comportamiento... fue i

rnán", repliqué, mi voz plana, sin

continuó, ignorando mis palabras. "Has

algún lugar del pasillo, r

pación, toda pretensión de explicación, se desvaneció. Se dio la vuelta y corrió por

ara. Accedí a mis cuentas restantes, transfiriendo el último de mis fondos disponibles a la cuenta en

familia, mi vida entera, ahora se sentía como una prisión. Mi espíritu estaba magullado,

iones Tecnológicas Clandestinas. La clínica era estéril, fría, zumbando suavemente con maquina

o efectivamente todos los recuerdos personales desde los dieciocho años en adelante. Conservará sus habili

to. Nada de la tristeza dramática que uno podría esperar de alguien q

o si una parte de mi mente, un peso pesado y doloroso, fuera levantada suavemente y luego arrancada. Las imágenes de Hernán, Bianca, Corin

urros. El dolor, un eco distante. Luego, nada. So

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY