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Historia

Capítulo 2

Palabras:2207    |    Actualizado en: 15/12/2025

a se aferraba a mí, pero lo reprimí, en lo más profundo de m

rabilidad-. Realmente me duele la cabeza. Y mi cara... me arde. -Toqué mi mejilla, fin

era falso. Se arrodilló a mi lado, su mano suave en mi brazo. Un

estabas tratando de seducirme. Un malentendido, eso es todo. -Suspiró, sacudiendo la cabeza como si est

ujer que me había atacado brutalmente, desencadenando el regreso d

abiertos y aparent

lo estábamos. ¿Por qué pensaría eso? -El tono de pre

algo ilegible en sus ojos. ¿Culpa? No, no Edgardo. Molesti

mirada de nuevo a la suya-. Ella solo... ha tenido una vida difícil. Te a

hora. Era bueno en esto, pensé. Tan bueno para torcer la realidad, para pintarse a s

onerlo si no aceptaba el divorcio y se mantenía fuera de mi vida. Esa debía ser la razón. Por qué me necesitaba fuera del camino. Por qué el accidente. Por

u aliento cál

ección, claramente. Me aseguraré de que entienda su lugar. -Acarició mi cabello, su t

l estaba casado con Amelia. La audacia. La maldad pura y sin a

solo yo podía oír-. Me lastimó, Edgardo. Físicamente. Eso no está bien. -Lo miré, dejando que una sola

su mandíb

me, su brazo alrededor de mi cintura, guiándome hacia la puerta. El entorno familiar de la

o. Amelia. Apareció desde la esquina, sus ojos moviéndose entre Edgardo y yo, una sonrisa triunfant

cutir los diseños para la nueva ala. Ya sabes, la de nuestra suite principal. -Su mirada se desvió

nueva ala. La suite princ

ahora, una advertencia-. Estábamos h

sonido áspero

ó contoneándose, sus ojos brillando con una confianza depredadora-. Mírala, Edgard

e plata. Mi relicario. El que mi madre me había dado en mi decimoct

-. Lo encontré. Tan anticuado, ¿no? Pero Edgardo dijo que solías amarlo. Es curio

con alegría. Ahora, esos rostros se habían ido, víctimas de una mentira cruel

gardo. Mi rostro permaneció como una máscara de co

do en mis ojos. La confusión era real, una mezcla de la amnesia fi

rió con su

cia Edgardo-. ¿Ves? Te dije que estaba completamente perdi

brazo de Amelia,

a, Am

irón-. ¡Necesita saber su lugar! ¡Necesita saber que yo soy la mu

mi confusión se transformara

Pero... ¿no e

ó. Miró de Amelia a mí, un de

volvió hacia mí, su voz recuperando rápidamente su falsa calma-. Elisa, querida, ella

Amelia, su voz

Amelia. Ahora. Hablar

e fue pisando fuerte, la bata de seda susurrando, p

se volvió hacia mí, su rostro una complej

emocional. Y es muy protectora conmigo. Malinterpretó todo. -Suspiró dramáticamente-. Tu accidente...

ambiando la narrativa, retorciendo la verdad. Estaba culpando a

ré, mi voz todavía frágil-. Pero tú diji

ó mi

... una forma de continuar tu legado. Fue su manera de sobrellevar la pérdida. Y una forma de mantener a flote al Grupo Cantú. La familia necesitaba un ro

lor que disfracé de miedo. El legado de mis padres. Pone

quebrándose-. ¿Por qué me lastimaría si me

brazos. Me puse rígida, luchando

der lo que ha construido. Te ve como una amenaza. Pero

mi cabeza, un gesto pose

te pasara nada, m

como una promesa, pero escuché una amenaza. Nunca me pe

ándome ligeramente-. Me siento tan co

calculada de preoc

... quizás sea mejor si nos enfocamos en nosotro

e. Giré la cabeza, dejando que

pecho ligeramente, un gesto de rechazo suave que no lo provoca

ido de sufrimie

No podemos simplemente enviarla lejos. -Hizo una pausa, un brillo perverso en sus ojos

erza. ¿Era esto una pru

solo... solo quiero paz. Y que ella no me toqu

onrisa oscura

Ambas a mi lado. Tú, el verdadero corazón del Grupo Cantúntú, la mujer con la qu

er su imperio robado, su esposa robada y su prisionera, l

dea, fría y aguda. Esta era su debilida

apenas por encima de un susu

á a tocarte de nuevo. No dirá nada que te moleste. Tienes mi palabra. Siempre y cuando t

s llenos de fing

ser yo más? ¿No le dirá a

ó una sonrisa ten

. Pero no te menospreciará. Lo prometo. Siempre serás mi Elisa. -Hizo un

ir mi vida. Con el hombre que había ordenado mi muerte. Pero esta era mi opo

jada de mí. No más toques. No más golpes. No más llamarse a sí misma... mi no

irada triunfan

lla. Entenderás su situación. Después de todo, ella

ta. Incapacitada. Quería decir muerta. Asentí co

las llaves de su reino. Encontraría una salida. Reuniría cada pieza de evidencia. Reclamaría mi nombre, mi fortuna, mi identidad. Y le ha

ando realmente. En secreto, alcancé el celular desechable que todavía estaba escondido en

iando mi cabello-. Esa es mi E

mi garganta. ¿Comprensiva? Ya v

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