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Historia

Capítulo 2 La Exposición del Fénix

Palabras:1113    |    Actualizado en: 17/12/2025

o para que la furia tomara el lugar de la incredulidad. No lloró. La decepción era t

, alisando el fino vestido de seda que llevaba. Su rostro estaba pálido, pero sus ojos, normalmente de un marrón dulce y

n demasiado brillantes, las sonrisas demasiado falsas. Localizó rápidamente a la familia De la Vega: Doña Eloísa, vestida de un rojo imponente,

s del salón la seguían. Su paso era lento, deliberado

sa encantadora y fácil que ella tanto había amado. Hizo un

tomarle la mano, pero Amara la retiró con un movimiento casi

ó. -¿Qué sucede? Pareces...

, el sonido de grava-. Esto no es estr

loísa, quien observaba la escena co

sientas y tomas un poco de champán? Hay unos empresarios del s

Eloísa y se centró ú

carpeta y exponiendo el título del documento: "Adquisici

or se drenó, reemplazado por una palidez cenicienta. Sus ojos se

sonrisa volviéndose de acero. Se acercó a ellos, tomando a Amara

n importancia. Detalles que Gabriel estaba revi

osas que arruinan vidas. ¿El "Proyecto Fénix" es mi vida, verdad? ¿Mi padre, mi herencia, mi nombre? ¿Todo reducido a una

re hambrienta de drama, había dejado de fin

n marcando su voz. -Amara, por favor, vamos a

claramente. Se dirigió al grupo de empresarios que antes le querían hablar-. ¡Ustedes, caballeros! Mañana iban a ser

dad implacable. -¡Basta ya de esta histeria, Amara!

, ¿sabías esto? ¿Estabas al tanto de que tu madre falsificó un acuerdo prenupcial para de

ó: -Yo... yo no quería, Amara. Mi madre me forzó. Dijo que e

a propia traición. Amara se rió, un sonido

apaba, optó por la ofensiva más cruel. Se co

vale nada! ¡Tú no vales nada! La única forma de que tú y tus patentes insignificantes tuvieran alguna relevancia era uniéndote a la f

una cazafortunas! Una mujer sin linaje que ahora, por

irada de su madre y el juicio de la élite, no defendió a Amara. En luga

ulo. Yo... yo me encargaré de que te compen

n. Amara sintió que su corazón se hacía trizas, pero

r sobre la mesa de aperitivos y

inero. Pero yo no soy un activo que se pueda adquirir o despojar. -Su voz resonó con una promesa silenciosa-. Puedes que

Valdés se dio la vuelta. Cruzó el salón, salió por las puertas de roble y, dejando atrás el lujo y la mentira, se

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