img De la Humillación a la Reina de Nueva York  /  Capítulo 10 | 43.48%
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Historia

Capítulo 10

Palabras:1171    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:21

sta de Dami

está disponible. Mi corazón se contrajo, un dolor agudo y repentino atravesando mi pecho. Se sin

l estudio, su e

de un sarcasmo escalofriante-. Tu prometida está siendo atendida por los p

s. Mi mundo cuidadosamente construido, basado en lo que creía que eran prin

etuve, incapaz de articular la profundidad de mi arrepentimiento, l

a se

tus padres, tratando de mantener a Benny fuera de problemas. ¡Se mudó a un departamento en ruinas en la peor zona de la ciudad! ¡Tomó un trabajo denigrante en un antro, soportando hu

Sofi con ese uniforme, de mis palabras cortantes ha

l Beso de la Serpient

Jimena se

y tú simplemente te quedaste allí, pasivo e indiferente, ¿sabes qué pasó? Sofi se vio obligada a disculparse de rodillas p

abía sentido, creyendo que finalmente estaba enfrentando las consecuencias de sus "acciones", todo era una grotesca perversión de la justicia. Mi visión se nubló, el su

do mi garganta-. Por favor, Jimena. Dime.

mezcla de lástima y

, alejándose sin otra palabra, dejándome solo en el viento co

opecé hacia mi coche, el cuero caro de los asientos sintiéndose ajeno bajo mis manos. Conduje

í paso entre la multitud, mis ojos escaneando, buscando, frenétic

á Sofía Garza? -gr

areció de la nada, su rost

endo aquí? -Me reconoció. Por supuesto que

del brazo-. ¿Dónde está? N

extraña mezcla de e

quí. Renunció. Se

Las palabras me gol

e fue? Pero...

ó, sacudiend

conseguirle a su hermano la ayuda médica que necesitaba. Gracioso, ¿no? Tú, el gran abogado, en realid

za daba

édica? ¿Benny? ¿De

su expresión

el que presenciaste, por el que la juzgaste, porque estaba desesperada. Necesitaba ese dinero para salvar a su hermano del tutelar de menores, con el que lo amenazaste. -Hizo una pausa, su voz cargada de acusación-. Incluso iba a hacer una dis

ortando todo eso... por mi culpa. Por mi ceguera, mi arrogancia, mi fe inquebrantable en las m

el vibrante y palpitante antro. Salí, los sonidos de la músic

que mis nudillos estaban blancos. ¿A dónde habría ido?

o luciendo ridículamente fuera de lugar entre los sedanes oxidados y las camionetas destartaladas. Subí las escaleras

illante desfiguraban la puerta y la pared a su lado. Palabras crudas y odiosas est

do después de que la había desechado? Las amenazas violentas, la humillación pública... mientras y

mano invisible, doliendo tanto que no podía respirar. La culpa

, y toqué la puerta. Era un gesto inúti

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