ca anual era el evento más grande en el calendario social de la Ciudad del Mar, un
n la acera. La multitud de paparazzi se a
! ¡Guillerm
, ¿se va a real
ndíbula afilada y ojos melancólicos que hacían que las mujeres le perdonaran casi cualquier
lvió hacia el interior de
lida la tomó. Serafina
si idéntico en estilo al que Cielo acababa de destrozar en casa. Serafina miró a Guillermo
ñorita de la Molienda
rró al brazo de Guillermo, con los nudillos blancos. -Estoy tan nerviosa, Gui
mo, dándole palmaditas en
aún no estaba allí. Bien. Tal vez había deci
ntiguo de los años 50, verde oscuro e imponente. Pertenecía al patrimonio de la familia
s puertas
ja rojo golpeó
s se detuvieron por una fracción de segundo, como si las
Argent
completamente abierta, mostrando la línea afilada y elegante de su columna vertebral. Su cabello estaba r
adelante, con la barbilla levantada, irradiando un poder
n es esa? -susu
del Real? -respondió o
tormenta de luces estroboscópicas centrada enteramente en
on de par en par. Su mandíbula literalmente se aflojó. La miró fijamente, incapaz d
bra maestra carmesí de Cielo. Parecía una niña de las flores parada junt
eros que gritaban preguntas sobre su "nuevo look". Caminó directamente hacia Guillermo y Serafina, detenién
ecuperó de su conmoción rápidamente, reemplazándola con
da fue despectiva, como si estuviera i
palabras. Volvió sus ojos ha
instantáneas. -Señora del Real, yo... solo qu
Cielo, con voz plana-. ¿Tratando de
jadearon. Se inclinaro
niéndose entre ellas-. Discúlpate.
te. Se inclinó más cerca de él, sus labios rojos curvándose en una sonrisa b
Fundación del Real! -argumentó
raatacó Cielo. Lo esquivó suavemente-. Muévete. Estoy aquí para
ando contra el traje de Guillermo. Lo dejó al
gran salón, un hombre estaba sentado en un sillón de cuero. Sos
retas se inclinó sobre la barandilla-. ¿Esa es la c
asgos afilados. Tenía ojos del color de un mar tormentoso: grises, turbulentos e inteligentes. Era el paria de la familia Ab
omo un cuchillo. Vio la forma en que sostenía sus hombr
na voz que era un retumbar bajo vibrando e
Sintió una mirada sobre ella. Un peso físico en
contraron con
ón fue instantánea y eléctrica. Él levant
atido más de lo que era cortés, reconoc
stillas. Alvarado Abrojo. En su vida pasada, él era un mito, una sombra que finalmente se
vida, necesitaría un monstr
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