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Historia

Capítulo 4 Corazón roto

Palabras:1466    |    Actualizado en: 06/07/2021

ra

n de la gente se centró en mí. Busqué al alcalde y lo felicité por su cumpleaños, no era necesario entregarle un re

iendote a ti o a

o al novio abandonado —respondí

or Wood junto a una chica muy hermosa de cabello castaño claro y ojos color ámbar se acercaban a nosotros. Me quedé imp

hija Katherine—me l

conocerte—le d

sonrisa brillante. Sus mejillas se pusi

era precisamente, se debía por alguien quien recién hacía hecho su apareció en la mansión. Me

desplazaron hacía mí, sentía un odio inmenso, no pude evitar apretar los puños. Jessica, miró hacía mi dirección y nuestras miradas se encontraron. Ella sonrió cortésmente, luego miró hacia otro lado. La ira se estaba apoderando más de mí, luego sentí una mano en mí hombro, Dylan con una mirada me dijo que me calmará. Después me di cuenta de que Katherine me estaba mirando. Le di ot

control—me d

ciudad, apagué el motor y salí de mi auto. Dentro del bar lúgubre con poca luz, bebí un trago tras otro. El cantinero no hizo ninguna pregunta ni trató de hacerme hablar de mis penas. Por el rabillo del ojo, vi a una mujer pelirroja. Mi corazón dio un vuelco; por un momento, pensé que era Jessica, quería golpearme a mí mismo por mi propia idiotez. Bebí el resto de mi bebida y golpeé el vaso contra la encimera. El cantine

ms me había arrebatado a Jessica, me había robado su corazón. Podía imaginar su sentimiento de absoluto triunfo cada vez que la follaba, sabiendo que me la había quitado. Me corrí con un estremecimiento violento y me desenredé de la mujer frente a mí. No estaba seguro si ella se corrió, pero no me importaba. Pero no parecía infeliz cuando se inclinó hacia mí y me susurró algo en la oreja que no entendí, luego salió del cubículo, me sujeté con un brazo y me deshice d

*

se habían acumulado durante estás semanas, y ahora se unían a emociones más nuevas y más oscuras, creando una mezcla potente que amenazaba con desenredarme. Salí de mí casa, no sin antes despedirme de mí hermana quien ya vivía conmigo. Necesitaba una salida, un respiro de todo, me desplace hasta uno de los clubes que administraba el primo d

icaba que debía estar con mujeres de una sola noche. No solía ser cliente de su establecimiento. El sexo por dinero nunca me había atraído. Pero yo estaba vacío por de

puerta se abrió y una mujer alta con cabello largo y pelirrojo entró. Estaba vestida con un vestido blanco cruzado que combinaba con el tema de la habitación. En mi estado exhausto y medio borracho, parecía una mala réplica de Jessica. Marco, era un

dijo ella con u

ndola contra mí—.Ahora c

roja entraron en mi mente, y mis embestidas se volvieron casi viciosas cuando la prostituta se arrodilló ante mí, pero las imágenes estaban distorsionadas, nubladas por la amargura y una nauseabunda necesidad de veng

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