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Historia

Capítulo 4 A manera de excusa

Palabras:1167    |    Actualizado en: 25/10/2021

. A manera

que jamás publicaría lo que me aconteció en Jamaica. Mi buen amigo, una vez que revisó la primera versión, que me costó casi tres meses de acuciosa mecanografía, me dio manga suelta para dejar todo al estilo de mi antojo, salvo las correcciones ortográficas que correspondiera. Para mí significada una aprobación halagadora, dada por quien supuse le sabía un mundo a la cosa literaria. Mi asesor (bien pagado, por cierto) me dijo, luego de la primera revisión a mi manuscrito-o mamotreto-que mi obra era un model

pintor frente a un lienzo en blanco, que lo va cubriendo con pinceladas sin saber el mismo a donde va a llegar, pues una pa

primer lugar-me soltó- debido a la cantidad de digresiones que se apartaban demasiado del asunto principal; en segundo, por las alusiones críticas a la realidad de mi país y en particular la referencia

Dos Passos, Víctor Hugo y Galdós; pasando por Cardenal y Neruda y llegando hasta mi co-provinciano Guillén. Todos ellos reflejaron su época en cada escrito. Algunos incluyendo despotricamientos acerca de algún personaje político de renombre, propugnando su caída o su muerte. Pero mi libr

as páginas de este libro, con gusto me sustraigo de ello. Pero siempre diré que está mal, pues los estilos literarios se avienen a las épocas y ocasiones como la vestimenta se aviene a la moda en curso. Aun así dejaré a un lado l

de los últimos sesenta años que no aluda de algún modo a su liderazgo? Serían esquivamiento

ra lo que me pedía

ro si quieres hablar de los errores que todos cometen, entonces

idad nuestra, que tanto se cubre con velos de justicia social, pero tiene más que eso. Si omitiera las manchas y oscuridades del sist

? No, sin dudas. Igual, estos líderes fueron nuestra cotidianidad por más de medio siglo. Tienen más salidas a la palestra pública que amaneceres tiene el sol, pues no hay días nublados para ellos. Estuvieron en mi nacimiento, en el jardín infantil donde de pequeños cantábamos loas a su

onable y lógico, para vivir sus vidas privadas y criar a sus nietos. Eso, insisto, funciona bien respecto a un liderazgo normal. Pero el sui generis liderazgo político que como país nos tocó, nunca ha tenido en p

jos de mi sabio amigo, así que no mencionaré en este libro el nombre de ningún personaj

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