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Historia

Capítulo 3 Un camino desconocido

Palabras:2023    |    Actualizado en: 08/02/2022

ron ante un sonido feroz que

ocu

ía m

alegría mientras una suave brisa desprendía hojas verdosas. Algunas caían a los suelos

la conclusión:

ir bajo una noche

lagear adoloridas, mire mis manos aquellas que lucían rojizas y sucias. Un dolor agobiant

o en mi interior. Observe a mi alrededor cohibida por la belleza que me rodeaba. Quedaban rastros de aquella llovizna que durante la noche s

uventud reflejada en sus hojas verdosas, flores se ma

amas, curiosas miraban los cielos y

te aquell

ntras me permitía sonreír. El viento rozaba mis cabellos moviéndolos ante su paso, el bull

blancos sean peinados durante largos minutos. El silencio de mi doncella era abrumador

lo recalcaba

acían presencia. Cada día era vista como una bella muñeca fácil de manejar, una

o conservando la soledad

bajo el mando de un padre avaricioso y una madre que pre

al sería

pasos alerta mientras buscaba aque

a pequeña laguna. Ansiosa corrí deseosa de probar aquel líquido, mis pies descalzos sintieron la dureza

o y solo corrí ha

a frialdad de su toque, forme una improvisada cuenca con ellas para dejar

te su paso y bebí hasta que la

i cuerpo débil y mi corazón frenando sus acele

dad, con mis cabellos enmarañados sosteniendo algunas ramas. Con la tr

a mi alrededor encontrándome con la belleza del bosque, aves revoloteando, hojas cayend

i cuerpo y mis ropajes amenazaban con mancharlas por completo. Prefer

lida antes que el sol des

el toque de la tierra mis piernas yacían adoloridas, con algunos rasguños sobre m

tinuar con el camino y dejar de frenar en cada momento adormec

dónde me

confuso. El bullicio del exterior parecía lejano y solo

ué entre las ramas algún fruto que luciera maduro y listo para ser com

éndolas ante cada paso. Adolorida apreté los labios ahogando entre ellos los gemidos que surgían, la angustia d

staba la

rando levemente mis ojos para mirar a la lejan

tre las brisas. Quise que el tiempo se detuviera para que el sol siga tan incandescente co

era tan lejano e indes

por mis pálidas mejillas lá

eino que ahora yacía olvidándose de mi nombre y posiblemente disfrutan

príncipe segu

aría su voz pronunciando

as

te el dolor y la so

os aquel llamado llego

su mirada, no entendía porque guarda

mía a su

Una alcoba teñida de melancolía y frialdad. El amor en aquel hogar solo fue brindado por mi

n la belleza de los cielos

ardín cubierto de flores coloridas, ella sonrió con ternura para luego negar

mi vida junto al

os los pliegues destrozados del vestido que ahora cubría mi cuerpo. Era un bullicio audible llamando mi aten

era a

e en mis fosas nasales removiendo el hambre que ahora se apoderaba

rás de algunos arbustos, mis labios temblaron acelerando el palpitar de mi

a, colores opacos sobre las paredes, jardines que mantenían sobre su belleza alguna tr

so castillo, de paredes grisáceas, adornos sobre sus estr

iosos y desconocidos mirándome con extrañeza. Murmullos que se tornaban desesperantes ante

rse como si fuera una vagab

eños rostros detrás de los faldones de sus madres. Cabelleras negras

estionado aquello, pero era un ho

lorosa respondí—. M

ros pregunto con los brazos cruzados y

usurro pronuncie tem

a? —la misma muchacha cues

negros apagados de la mujer yacían sostenidos por una trenza mientras la vejez se marcaba en ello

rémula pronuncie, mi corazón palpito cuando el

ujer mientras se acercaba a mí con le

aquello? —cues

errogo una muchacha sob

levemente para observar a la muchacha quien aparto sus ojos avergonzad

meza un hombre de ojos tan profundos

rito resonando su voz entre la multitud— Me en

podía reflejar en sus cabellos, pero lo que sus ojos refleja

o

e cada susodicho, el silencio ante las voces feroces

cupada como entristecida ante mi estado, solo pu

atricia fulmino con la mirada al susodicho—. Ven conmigo, muchacha —sus manos tomaron l

ciedad sobre mi piel y el hambre junto con la sed haciendo pre

mo su voz se

ar mis rodillas, manos sosteniendo mis braz

as con el tiempo me convertiría en solo simples cenizas consumadas por el dolor y el olvido. A

que la juventud tan bella deseaba poseer sin saber que esta v

somos nosotros mismos los que co

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Contenido

Capítulo 1 La noche donde todo comenzó Capítulo 2 Bajo la lluvia Capítulo 3 Un camino desconocido Capítulo 4 Despertar Capítulo 5 Noche brillosa Capítulo 6 Una voz desconocida
Capítulo 7 Una sonrisa cálida envuelta en unos ojos maternales
Capítulo 8 Bajo el suave sol
Capítulo 9 El elegante interior
Capítulo 10 A la media noche
Capítulo 11 Dánae
Capítulo 12 Charla entre flores
Capítulo 13 La elegancia de su compañia
Capítulo 14 El saber quién soy
Capítulo 15 El hombre de piel tostada y ojos misteriosos
Capítulo 16 Vagando en débiles recuerdos
Capítulo 17 Temblorosa y confundida
Capítulo 18 El estanque de las estrellas
Capítulo 19 Liberando el sentir
Capítulo 20 Lo poco que debes saber
Capítulo 21 Los fríos y cálidos ojos
Capítulo 22 Dos corazones puros
Capítulo 23 El reflejo
Capítulo 24 Las respuestas melancólicas
Capítulo 25 El cuarto de los espejos
Capítulo 26 Esa melancólica sonrisa
Capítulo 27 El domador de bestias
Capítulo 28 La historia resguardada
Capítulo 29 La propuesta, el beso y la caricia
Capítulo 30 Blanco
Capítulo 31 Los suspiros en la soledad
Capítulo 32 La soledad, los recuerdos
Capítulo 33 Los cálidos brazos
Capítulo 34 Luciendo apagado y solitario
Capítulo 35 El silencio de su corazón
Capítulo 36 Ella llora cobijada como un lamento
Capítulo 37 Tu alma
Capítulo 38 El sonoro silencio y la estremecedora soledad
Capítulo 39 Dentro de los espejos
Capítulo 40 Primer día como el final
Capítulo 41 El dulce beso, las suaves caricias
Capítulo 42 Mi último suspiro
Capítulo 43 Epílogo
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