Luego de que Ayla preparara los platos y los sirviera en la mesa, Anna los miró con expresión de asco. Brian y Anna estaban sentados frente a frente. El hombre le había pedido que probara los platos y que le diera su opinión sobre ellos. Anna probó cada uno de ellos, y estaba muy insatisfecha con el sabor. Ella sostenía que los platillos estaban demasiado salados o demasiado picantes.
Al tener presente aquello, Brian le dio una mirada a su esposa y le preguntó: "¿Te estás vengando de mí porque te pedí que cocinaras?".
"No, no, para nada", negó la chica con la cabeza. Era muy evidente que la estaban molestando intencionalmente. Sabiéndolo, ella no tenía nada que decir porque eso no tenía sentido.
"Ah, ¿no? ¡Porque ninguno de estos platos se puede comer! ¡Todos saben muy mal!", expresó el hombre. Luego se puso de pie y tiró toda la comida al piso. Ahora el piso estaba hecho un desastre.
Sin embargo, Ayla lo había presentido y vio con calma que ellos despreciaron lo que ella había cocinado con mucha dedicación y esmero. Aunque todos su empeño fue desperdiciado por ese diablo, ella ni siquiera se sentía triste, pues era algo podía esperar de él. Ya había sufrido bastante hoy.
Primero, el tema de la intimidad de Toby con otra mujer, y luego las humillaciones de Brian y Anna.
Brian se enojó aún más al ver que Ayla ni siquiera reaccionaba. Sus ojos se entrecerraron hasta convertirse en rendijas, exasperado, levantó la mano y le dio una cachetada en la mejilla a su esposa. La fuerza fue tanta que la hizo caer al piso.
A la chica le ardía donde la mano de su esposo le había golpeado. Ella se había equivocado al pensar que no podía sentir más dolor ese día.
"¡Limpia este desastre!". A Brian le había disgustado que ella no mostrara expresión alguna, y no sabía porqué.
Su esposa debería estar llorando y rogándole, sin embargo, no hacía nada de eso.
El hombre siempre había querido estar a cargo de todas las situaciones, pero se sentía frustrado al no poder controlar a Ayla.
Ella no emitió palabra alguna; simplemente se arrodilló en el suelo, en silencio, y recogió todos los pedazos de platos rotos, uno por uno. Accidentalmente, se cortó un dedo, y la sangre brotó de dicha herida. No obstante, ella sencillamente perdió el entusiasmo por reaccionar incluso por haberse herido, y continuó su trabajo sin decir nada.
Buscó una escoba y empezó a barrer hasta dejar el lugar limpio. Había sido más humillada de lo que hubiese podido esperar, y se burló de sí misma por la vida que le había tocado.
Ella ni siquiera era la verdadera hija de la familia Woodsen; solo era una chica huérfana que ellos habían adoptado. Además, el hombre del que se había enamorado y en quien confiaba la había abandonado.
Para colmo, había perdido su virginidad. Después de todo esto, ella no tenía esperanzas de que nada bueno pasara en su vida.
No obstante, no tenía otra opción más que aguantar. El hombre frente a ella la torturaría todos los días, la humillaría de todas las maneras posibles, la castigaría siempre que pudiera y, aun así, ella no podía detenerlo.
Brian se enfureció aún más al ver que ella ni siquiera emitió un sonido, lo cual le molestaba.
Frustrado por el comportamiento de su esposa, entrelazó la mano de Anna entre la suya y se marchó sin mirar atrás.
Ayla ni siquiera levantó la cabeza hasta que escuchó los pasos. Al hacerlo, los vio irse tomados de la mano.
Se sintió tan fracasada al analizar su situación que se dejó caer nuevamente sobre el piso frío, y rompió en llanto. Ya no podía contenerse más.
Ella sollozó con todo el dolor de su corazón, mientras su sangre goteaba sobre las baldosas blancas y frías del piso.
En algún momento, Maria escuchó su llanto y bajó las escaleras para ir a ver qué estaba pasando. No pudo evitar mirar a la chica con lástima, puesto que ella había predicho que esto iba a suceder. Anna había visitado la villa varias veces, y Maria sabía lo delicada que era con la comida. Ella era una de las novias del señor Brian y, como sirvienta de la familia Clark, Maria no podía decir absolutamente nada sobre ella.
"Señora Clark, por favor, levántese", dijo Maria, ayudando a la chica entumecida a ponerse de pie. Luego, la llevó a su habitación, tomó el botiquín y vendó la herida de Ayla cuidadosamente. No esperaba que ese plato de porcelana le cortara tanto la mano; estaba un poco sorprendida, ya que se trataba de un corte profundo.
"Señora Clark, por favor, no llore más, todo va a estar bien", dijo Maria, secando las lágrimas de la chica. Ella también era mujer y madre, por eso le dolía ver a la joven llorar con tanta amargura, como si estuviera viendo a su propia hija sufrir.
Después de un rato, la chica dejó de llorar y le dijo con voz ronca: "Gracias, Maria. Ahora me siento mejor. Solo quiero estar sola".
"¡Está bien, vaya a dormir!". Maria asintió comprensivamente, Al ver que Ayla se acostó y cerró los ojos, la mujer se marchó de la habitación.
La luz tenue de la luna caía sobre el piso a través de la ventana abierta. Ayla simplemente estaba ahí con los ojos abiertos, sin poder conciliar el sueño. De un momento a otro, se levantó de la cama y sacó un brazalete de plata de su mochila. El diseño de esta pulsera era muy corriente. No era costosa, pero era su pertenencia más preciada. Era un regalo de cumpleaños que le había dado Toby como promesa.
Pero ahora, las cosas eran muy distintas; Toby se había ido hace cinco años al extranjero, y olvidó su promesa. No obstante, ella recordaba claramente cada una de sus palabras.
En lo que restó de la noche, Ayla se sentó en una esquina de su dormitorio, sosteniendo el brazalete cerca de su corazón. Sentía que lo había perdido todo. ¿Qué se supone que debería hacer ahora?
Ya en la mañana, cuando Maria abrió la puerta, se dio cuenta de las ojeras que tenía la chica alrededor de sus ojos, de lo cual dedujo que Ayla no había dormido en toda la noche anterior.
"Señora Clark, le preparé el desayuno. ¿Le gustaría venir a comer al comedor? No tiene por qué ir a la escuela hoy, así que se puede quedar y descansar un poco", dijo Maria con simpatía.
La chica observó a Maria. Nunca, nadie, la había demostrado tanto cariño.