ropa más cómoda, deportiva. Al salir del cuar
e refiero al hecho de ir al gimnasio—. Cuando baje de peso no te va a imp
licuadora, mis pechos son grandes y aún están
baja toda la grasa que tienes acumulada. ¡Qui
ga la frente y levanta una ceja, me
ice el dicho. En la cochera esta mi bicicleta, la tengo desde que era solte
anza muy lento y a este ritmo nunca voy a llegar. Vuelvo a poner una velocidad más dura q
calorías necesarias de hoy. Hice el ejercicio que no había hecho en una semana. El corazón me lat
chica muy guapa, delgada y seguro es talla cero. Sobre el mostrador hay botes con productos energéticos. Miro alrededor y está lleno de espejos; en las paredes hay imágenes de modelos, de hombres y mujeres musculosos. Las personas que hacen ejercicio son j
ue es muchos están en las duchas preparándose para regresar a casa y yo voy
ecisión, viene, me da la bienvenida
empezar —me dice el
scanso para continuar. ‹‹¡Odio hacer ejercicio!››, lo repito una y otra vez en voz baja, rechino los dientes y no paro de secarme el sudor de la frente. De una máquina
este trasto oxidado. Nadie me espera despierto en casa, ambos duermen en sus respectivos cuartos. Beso a mi
favor que haya bajado mínimo un kilo! Respiro hondo y me enfrento a la verdad... ¡Ni un miserable gramo! ¡Tanto martirio para nada!, me quejo mientras voy a la bicicleta. Me paso toda la tarde entre estás cuatro paredes sacrificando mi vida, mi hijo para que la aguja no se mueva ni un solo gramo. Pedaleo y pedaleo con coraje hasta que Max se acerca; no tiene la culpa, pero lo pago con
No estoy aquí porque quiera, me obligan a venir y para nada. ¡No he bajado ni un maldito gramo! No l
y me hundo en m
nto para ver los resultados. —Palmea mi e
anima: ‹‹¡¡Vamos, tú puedes!!›› y me lleva hacia las caminadoras. Me pide que me suba a la cinta y ande a paso lento, poco a poco subo el ritmo hasta que estoy corrien
stado, una de sus manos sostiene l
amar a una
o pesado—, no te preocupes, no es la primera vez que me de
tras de mí con miedo por si vuelvo a caer. Cuando estoy quieta me da
cicio tan fácilmente como las demás, hay rutinas especial
a tu esposo para
lla siete, siempre que lo haga —le confieso—. Estoy
, pero Max prefiere que le hab
de pie—. No me gusta ningún deporte. Odio correr porque me agito muy rápido. Me gusta andar en bicicleta sobre todo en las bajadas porque no tengo que pedalear ¡Soy floja lo reconozco! —Eso lo hace reír—. Siempre
lo mire. Los hombres mamados no son de mi preferencia, me parece una exageración marcarse así. El cuerpo se hincha tanto que tienden a parecer gordos pero no es su caso. Mirán
engo que irme, llevaba tiempo no estando tan cómoda hablando de mí. Puedo pedalear sin ningún pr
ve entrar a la casa—. ¿Cómo
los pies al caminar—, a mí todo me sa
quedan once meses. Ya
igo con
no estaría tan optimista. En fin
desearle buenas noches, me hubiera gu
eso a mi hogar mirando a las personas que viajan conmigo casi todos los días. Muchachos jóvenes, parejas ‹‹noviando››, diciéndose palabras de amor y prometiendo cosas que n