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Historia

Capítulo 5 En el gimnasio

Palabras:1697    |    Actualizado en: 12/02/2022

ropa más cómoda, deportiva. Al salir del cuar

e refiero al hecho de ir al gimnasio—. Cuando baje de peso no te va a imp

licuadora, mis pechos son grandes y aún están

baja toda la grasa que tienes acumulada. ¡Qui

ga la frente y levanta una ceja, me

ice el dicho. En la cochera esta mi bicicleta, la tengo desde que era solte

anza muy lento y a este ritmo nunca voy a llegar. Vuelvo a poner una velocidad más dura q

calorías necesarias de hoy. Hice el ejercicio que no había hecho en una semana. El corazón me lat

chica muy guapa, delgada y seguro es talla cero. Sobre el mostrador hay botes con productos energéticos. Miro alrededor y está lleno de espejos; en las paredes hay imágenes de modelos, de hombres y mujeres musculosos. Las personas que hacen ejercicio son j

ue es muchos están en las duchas preparándose para regresar a casa y yo voy

ecisión, viene, me da la bienvenida

empezar —me dice el

scanso para continuar. ‹‹¡Odio hacer ejercicio!››, lo repito una y otra vez en voz baja, rechino los dientes y no paro de secarme el sudor de la frente. De una máquina

este trasto oxidado. Nadie me espera despierto en casa, ambos duermen en sus respectivos cuartos. Beso a mi

favor que haya bajado mínimo un kilo! Respiro hondo y me enfrento a la verdad... ¡Ni un miserable gramo! ¡Tanto martirio para nada!, me quejo mientras voy a la bicicleta. Me paso toda la tarde entre estás cuatro paredes sacrificando mi vida, mi hijo para que la aguja no se mueva ni un solo gramo. Pedaleo y pedaleo con coraje hasta que Max se acerca; no tiene la culpa, pero lo pago con

No estoy aquí porque quiera, me obligan a venir y para nada. ¡No he bajado ni un maldito gramo! No l

y me hundo en m

nto para ver los resultados. —Palmea mi e

anima: ‹‹¡¡Vamos, tú puedes!!›› y me lleva hacia las caminadoras. Me pide que me suba a la cinta y ande a paso lento, poco a poco subo el ritmo hasta que estoy corrien

stado, una de sus manos sostiene l

amar a una

o pesado—, no te preocupes, no es la primera vez que me de

tras de mí con miedo por si vuelvo a caer. Cuando estoy quieta me da

cicio tan fácilmente como las demás, hay rutinas especial

a tu esposo para

lla siete, siempre que lo haga —le confieso—. Estoy

, pero Max prefiere que le hab

de pie—. No me gusta ningún deporte. Odio correr porque me agito muy rápido. Me gusta andar en bicicleta sobre todo en las bajadas porque no tengo que pedalear ¡Soy floja lo reconozco! —Eso lo hace reír—. Siempre

lo mire. Los hombres mamados no son de mi preferencia, me parece una exageración marcarse así. El cuerpo se hincha tanto que tienden a parecer gordos pero no es su caso. Mirán

engo que irme, llevaba tiempo no estando tan cómoda hablando de mí. Puedo pedalear sin ningún pr

ve entrar a la casa—. ¿Cómo

los pies al caminar—, a mí todo me sa

quedan once meses. Ya

igo con

no estaría tan optimista. En fin

desearle buenas noches, me hubiera gu

eso a mi hogar mirando a las personas que viajan conmigo casi todos los días. Muchachos jóvenes, parejas ‹‹noviando››, diciéndose palabras de amor y prometiendo cosas que n

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