img ¿QUIERES SER MI MAMÁ?  /  Capítulo 3 Segundo encuentro | 6.67%
Instalar App
Historia

Capítulo 3 Segundo encuentro

Palabras:1801    |    Actualizado en: 23/04/2022

cía, “tal vez de un sueño” pensó hasta que giró su cuerpo y puso la mirada c

ese camino de tierra que le llevaría a borde de carret

ciudad, por los trabajos de las personas de la

in saber si debía asustarse o si debía m

ntrarse con esa joven con quien había compartido su c

Airam al hombre que, desde que le habló por primera vez en aquella f

cia —señaló el hombre divertido—, p

ó la joven de cabello recogido y de apariencia nada destacable comparada co

e sintió la conocía a verla caminar frente a él

mbre, sonriente—. ¿Qué haces acá

la chica sin pensarlo, y cuando se dio cuenta de que no necesitaba responde

esa actitud medio cortan

hombre cuyo carro había estado parado por un rato a media vereda,

que parecía insistir en relacionarse con ella—; pero a mí no me gusta que me violenten por zo

e onda a Airam, que miró a ese

hombre y Airam sintió que un enor

la culpa, así que saber soltero a ese hom

ernando—, solo somos ella y yo; así que puedes su

reer en ese hombre, todo por el bienestar de su conci

zó a caminar de nuevo, igual que el carro que comenzó a ir a su

e el camión tarda mucho en pasar. Además, es peligroso que estés a

volvió a reír con fuerza—. Además, si alguien me ofrece dinero por s

, de esas en las que la verdad se asoma, y

qué te parecen cincuenta dól

su necesidad, así que reaccionó a la oferta de ese hombre

rfecta para negarse y a sí misma una razón válida para denig

ces tendrá que ser en el auto, porque iba

esitaba ese dinero y que no era tan malo pues, al fin y al cabo, ella ya se había acostado con él

s urgente: el dinero—, pero que quede claro que n

morena rodear su auto para sub

on ese nerviosismo que incluso él sentía al estar por

ierta y avanzó un par de kilómetros, entonces entró por una brecha y se estacionó debajo de un á

auró en su vientre bajo, además de que sintió cómo su corazón comenzaba a latir lento y fuert

ca que miraba a todos lados, como cerciorándose de que nadie los estab

tió, tomando una gran bocanada de aire para ganar valor y

traron en el centro, entonces Fernando tomó con delicadeza el rostro d

un respingo por la sorpresa, pero, conforme profu

asiento, y la mujer a su lado hizo lo que él pidió: se subió a horcajada

—aseguró el hombre, pero Airam ten

ó la morena, con la voz bajita y entrecor

ando su cuello, ella relajó sus piernas, apoyando su peso completo al sentarse

o y se sumergieron en el placer que les nublaba la razón c

ue tenía la chica cada que un gemido se le escapaba, entonces se paralizaba mient

placer y esos dulces gemidos que la joven emitía, por

isfrutaba por segunda vez del cuerpo de esa mujer y que, si hubiese conducido medi

traían compartiéndole el placer al hombre que la había hecho de nuevo su mujer, entonces sintió caer so

ldo del sillón, en que sabrá el cielo cuándo se había hincado o cuándo había recostado a la jove

ropa para dejar el auto; y la joven, tras asentir, se

ó de vestirse y se devolvió al asiento delantero, muriéndose de la v

menos relajada se sentía, eso sin contar que, gracias a él, por un rato se había olvidad

n de aves desconocidas cantando, cerró los ojos por un momento hasta que la

mbién—. Pásame tu número de cuenta, te depositaré.

derle compartir los datos de su cuenta bancaria—, puedes dej

ole coquetamente—, no te dejé en condicion

Así que terminó por aceptar. Y así, tras un pago que a uno no le supo a nada y la otra sintió medio desagradable, ambos v

img

Contenido

img
  /  1
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY