nn
mente voy abriendo los ojos y me molesta la luz que se cuela por las ventanas de cristal, me cuest
ratando de disimu
me grita, alejo el teléfono para leer el
asa —miento descaradamente pero no creo que le guste
doctor, o alguna cosa —me dice con u
tomé medicina, en u
escribiste —Hay un silencio incómodo por un momento —Ke
nciones de Matilda y no me interesa en lo absoluto. Ya dejé un trabajo por una jefa
ar, por cómo se ve creo que estoy en una habitación de
legué aq
a espalda tengo arañazos, acaso me fajé con una gata, lo peor de todo, no recuerdo que ocurrió o con quién estuve anoche aunque con lo poco que recuerdo puedo deducir el nombre de la persona con la que terminé aquí y conociéndola sé que s
guntar si hay alguna tienda en donde me pueda comprar ropa, la chica que me atiende es muy amable y me informa que me pueden traer ropa de mi preferencia, no me niego porque realmente me hace falta, debido a la atención tan buena y educada pienso que este hot
to mi mente se vuelve borrosa, tengo claro que pasé buena parte de la noche con Abigail. ¿Fue con ella con quién me acosté? Si
puerta de la habitación y me encamino a abrir con el teléfono pegado a la oreja, el personal entra y coloca mi desayuno y mi ropa n
y y el último diciéndome que se fue del club. Al parecer le respondí el cuarto co
¿Qué rayos sucedió anoche? —. Estoy a punto de coger mal humor
ce sentir mal, pero estoy seguro que hoy se le suma la preocupación de mi alocada no
ón, le pregunto a la mujer que me atiende si sabe con quién ingrese en el hotel, me dice que no estaba trabajando en el turno d
gó la habitación, le agradezco por la información y me largo de hotel, es evidente que la persona que estuvo conm
e para ponerme una multa por exceso de velocidad, me piden los papeles del auto y me estiro para buscarlos en la guantera del auto y me percato de que en el asiento de acompañante hay un collar de mujer, muy hermoso pero muy sencillo y tiene por dentro grabada una frase, en letras tan pequeñas que no
e? —Digo exasperado, recibo un mensaje de él dic
humor, doy grandes zancadas hasta mi auto y conduzco a casa. Voy a mi habita
o en casa pero sigo igual de tenso. Voy camino a mi baño cuando tocan el timbre de casa, abro la puerta frustrado
—digo c
o puedes cocinar —No quiero ser grosero pero esto es una invasión de mi privacidad, odio a las mujeres así de atrevidas, lo que
o te dije que había tomado me
ma —se adentra, haciéndome a
a a sentirme mejor
ar esas palabras mi estómago cruje, desde el desayuno no
ñarme —respondo resig
donde está tú cocina y en lo que si
a está por allí —Ella se da la vuelt
Matilda es capaz de colarse aquí, me doy el baño más estresante y rápid
ene una sola chica que no sé como pero desde que la vi sentada aquel día con una mano temblorosa y miedo en la mirada me cautivó, se veía tan frágil pero a la vez tan hermosa que sin darme cuenta caminé hacia ella y comencé a hablarle, salgo de mis pensamientos y regr
o en respuesta —Si te gusta un día podríamos ir —Claro porque es muy
ido el Pad Thai y Kai/Mu Satae son platos que aunque com
parlotea como loca informándome con las novedades del trabajo
no sean profesionales, las mujeres me gustan seguras de sí misma y con un autoestima alto, pero no así como ella que en cada oportunidad que tiene trata de llegar a mí cuando jamás le he dado pie a algo más,
ra esto, pero tampoco puedo tratarla mal porque a pesar de todo no se lo merece. Busco mi ordenador y me siento junto a ella, siento su vista, seguro se pregunta que estoy haciendo, entro al corre
ue es hora de que te vayas, necesito descansar para poder incorporarme al trabajo mañana —Es bajo de mi parte que utili
olso y la acompaño hasta la puerta, me da un beso sonoro en mi m
de una buena vez que ocurrió anoche y solo hay dos per
o el día, pero estaba en casa de A
abitación de un hotel y como si fuera poco me gasté 3000 euros en una noche y sin recordar con quién cojones me acost
blar. ¿Dónde estás? Creo que