ne Coo

rfecta. Seguía pasando treinta y ocho grados a Phoenix, o eso parecía

mi apartamento para llegar allí y tener que dar la vuelta de nuevo. Caminé a través

e luego, la mayoría de la gente del Carlchester College era de Crossport. Habían ido juntos al colegio. Eran amigos. Imagino

o castaño rojizo. Pasó sus largos y delgados dedos por él, quitándoselo de la cara. Empujó hacia arriba sus gafas de sol sobre su n

que quería hablar con ese apuesto hombre. ¿Q

regunté luchando contra el impu

iese pidiendo que me sentase en su regazo. Sonreí, pero lo oc

i rostro hacia el cielo dejando que el sol cayese de lle

ada. Todavía no me miraba, mantenía su vista

espacio. —El cielo es de un encantador

su hermosa voz había desaparecido. Instantáneam

a, tratando de buscar en su rostro por qué le había mo

rápidamente. Sacó su fino bastón

más para entender lo idiota que era.—Oh… —Me levanté y caminé tras

alegró que no pudiese ver cómo me estremecía tr

atando de pensar en alguna forma de

he recibido un montón de ayuda a lo largo de mis dieciocho años. Estoy bi

que no pudiese oírme.—Lo siento.— Repetí antes de dirigirme por el pasillo hacia los diminutos baños de señoras. Le lancé un ú

o rechacé todo. Entré en el cuarto y

mi cara. Cogí una de esas toallas de papel horriblemente ásperas de color marrón y me lim

portátil para prepararme. No paso mucho tiempo hasta que el profesor llegó, farfullando algo sobre resúmenes. Me dejé perderme en s

, cuatro año

nte la puerta de mi apartamento solo para ser asaltada por mi nueva co

oche. Solo un pequeño grupo de amigos, no más de veinte personas ¿No crees q

é en mi cuarto.—Bostecé arrastran

ción! ¡Será divertido, Marianne! No conoces a nadie ¿No crees q

durante una semana, pero ahora, estaba segura de que pensaba q

e alejé de ella, escabulléndome en mi habitación. Agradecida me puse

. Podía decir que estaba realmente i

elante de un tío que estaba realmente bu

egremente cerrando la puerta tras ella. La oí saltar