ítu
r omnis
ón ya est
, intentando aplacar la calentura que le provocaba el simple recuerdo
omo hacer un pacto con el diablo, vender su alma... y ella,
rigió al clóset de la habitació
No se molestó en cuestionar por qué; simplemente tomó algo sencillo. No se pondrí
seta larga que le cubría el trasero, dando
la puerta se abrió de golpe, sobresaltándola. Instinti
iró entre alivio y resignación. Por un momento pensó que e
iendo cómo él se detenía para
ó a abrazarla, soltando un sus
de que algo malo te hub
con él podía quitarse la máscara de indi
erza, haciéndole saber que t
s -le dijo ell
ojos. Sabía que, cuando Angélica dec
juntos -a
regaló una c
rminar de vestirme?
que estaba vestida. Asintió torpemente y s
reunieron en el pasill
os en silencio cuando Ri
confundido. Lo último que recordaba era que los iban
ica-. Pero es mejor que es
zo una mue
stemos... igual n
momento, luego
s, nos habrían matado en
staban vivos, era porque los necesitaban... o quizás porque habían descubierto quién era él. De ser así, no andarían camina
ntonces? -pregu
echo a saber el trato que había hecho, y no ser since
rato con é
n solo músculo. Luego, como si estuviera
-preguntó, temien
e con tecnología, y acepté -respondió,
asperado. No sabía si su amiga era dema
has condenado
ual no era muy diferente a lo que vivía c
s de dónde estaba y con quién la asfixiaban. Ante eso, se vio oblig
rente a como ya
ó, rindiéndose
os ahora? -
gar al comedor, donde todos -sirvientes y dos hombres
cisión tomada -le