img Los Demonios de Hades  /  Capítulo 5 La noche que decidí partir | 11.11%
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Historia

Capítulo 5 La noche que decidí partir

Palabras:2989    |    Actualizado en: 01/10/2022

ck: Out

dr

tamento de Popys y por décima vez al ver que nadie salía, colocó su frente contra la puerta sollozando f

. Di un paso hacia atrás en el último segundo y metí las manos en los bolsillos de mi abrigo. —Es inútil seguir aquí esperando, puede

ra mirarme con los

ir contigo a ningún lado, no necesito de tu lastima. Ya tuve suficiente de eso. —Me aclaró, girándose hacia la pared,

diciéndole exactamente lo que sentía, pero com

un sus

tativas sobre lo que ocurría entre nosotros porque tarde o temprano des

elleza de labios carnosos, pechos turgentes y cuerpo espectacular. Además de que yo no era un santo y en cuant

do más fácil que me asesinara a que me dejase acercarme, sentía como la erección que me p

norar la punzada de deseo en la poll@. La sangre me estaba bombeando hacia lugares equivocados y antes de

si pensaba que haría algo para tirármela, no era tan básico como creía y no deseaba lastimarla, nos habíamos convertido e

e Alessia le contase que tuvimos sexo. Aparte esos absurdos pensam

Ella se sonrojo. —Según lo veo tenemos dos opciones: vamos a buscar un hotel donde puedas quedarte durante esta noche o… —Lo dudé un segundo, ¿estaba absolutamente seguro de poder controlarme? Ni de broma, sin embargo tampoco quería dejarla allí tirada. —Puedes

el labio,

—No soy una idiota. —Bramó. —Lo que intento decir. —Desvío la mirada. —Es que debajo del vestido

doble intención, estaba seria, distante e inaccesible, lo decía verdaderamente preocupada y y

Le ofrecí una sonrisa tensa, mientras

ra darme a entender que no tenía otra alt

r lo que abrí el portal tan rápido como pude y ascendimos envueltos en un silencio incomodo los estrechos

allá, era tan pequeña que apenas si entraba una cama con una mesita de noche, el baño estaba a un lado. La sala estaba repleta de cajas sin abrir, una de ellas con libros estaba sobre el sofá. Alessia se acercó a la caja, dispuesta a tomar uno. Apreté la m

mero de los volúmenes que se encontrab

mirarme. —Voy a pasar al baño, si no te molesta. —Negué c

nes h

o lavarme e

uevamente flo

. —Bajo la luz sus ojos me parecieron

llas que estaba en la sala, comedor y armario, antes de caminar hacia

udo mucho que si quiera entres allí, puedes dormir en la

e sofá, puedo asegurártel

. —Estoy cansada, muerta de frio, me duelen los pies y ahora mismo me siento la persona más patética del mundo. Lo único que quiero hacer es cerrar lo

ess

nada. —Se dio la vuelta, entró

a manta hasta la cabeza. Me cambie en la sala y luego la imité, apoyando la cabeza con la almohada dán

esde que había cerrado los ojos cu

lamó bajito, a

su cuerpo pegado al mío, para luego escuchar como alguie

a susurrar con

arla del brazo y obligarla a mirarme. —Es mi vecino,

el cuello hasta donde comenzaba su cabello. Contuve el aliento al darme cuent

e era su cercanía la que estaba provocando aquello, el roce suave de su trasero contra mi espalda, el aroma que despr

e ella continuaba con los suyos cerrados, incomoda, muy quieta. El corazón martilleaba en mis oídos.

Sin pensarlo le tomé su muñeca, levantándola para pegarla a la almohada, la sostuve así unos segundos, antes de comenzar a tocar suavemente

zando la mía, me hizo

ada, frunciendo el ceño ligeramente, at

teniendo de esa forma. La solté muy suave, aunque mi rodilla continuaba r

a abrió los ojos de par en par, pero no me mi

e enredado con mis palabras, s

Estás jugando conmigo? —Su pec

ido así de duro y es por ti. —Alessia se mojó nuevamente lo

o por llenar de a

rmir al sofá o quizás darme una ducha de agua fría. Me incorporé para levantarme y ella me

mirada se concentró en mi boca antes de abrir l

un error… —Se estrem

egando sus labios a los míos, inv

n frenesí de mordiscos, saboreándonos, gimiendo cada vez más fuerte. Sus piernas me presionaron

en un solo movimiento dejándome ver sus senos erectos que reclamaban mi lengua. Los manose

ñía de placer. Arrastré mis manos contra su cintura hasta coger sus nal

medad humedeciendo mi glande. Necesitaba más y cuando se contoneo, supe que no podría soportar mucho más en embest

y empapado. Su pelvis se movió mientras la penetraba implacablemente disfrutando de lo

besé mordiéndole el cuello, al tiempo que co

a esas alturas estaba a punto de e

ra me hizo sentir culpable, aquello solo era un polvo, algo que no repetiría, la cura para la tensión sexual que nos envolvía. Aunque temía q

te mojada y caliente, lista para ser follada. No

vándome las uñas en lo

para entrar tan profundamente como me era posible, le mordí los labios,

incendiario, quemándome por dentro y por fuera. Perdí el control cuando sentí q

sentir como sus músculos se contraían, masajeándome, haciendo que me corriese más fuer

perder la conciencia cuando cometí el peor err

ee, antes de darme cuenta d

suspendidas en el ai

mirada. ¿Qué podía decir que cambiase lo que acababa

ubrirse con las sabanas, se acurrucó

zón desbocado, como cuando hemos p

los bóxer y me apresuré a buscar algo para tomar, algo fuerte, algo

ropio corazón menguo, comencé a escuchar los sonidos del ambiente. Las paredes eran tan delgadas que podía escucharla llorar,

sollozando en silencio, aun así podía es

nas y no se dio la vuelta. —Esto que ocurrió, no fue tu culpa, no lo provoca

n pedazos, sangrando por dentro y aun así…—Sollozo. —Me dijiste que disfrutabas del dolor y no te escuché. Supongo que en eso nos parecemos. Creo que yo tampoco pued

rdo, todo en mi vida es destrucción y creo que esa niebla espesa se ha vuelto tan densa que difícilmente puede entrar la

ero no aun, puedes quedarte, solo, no qu

ostarme tan lejos de ella como me era posible,

intentaban repararme. No tenía arreglo, no tenía fuerzas para intentarlo, porque me encontraba atrapado en aquel sitio oscuro y fri

llaves que guardaba en la encimera, para d

mando a todos los que se acercaban, debía irme, debía dejar de sembrar dolor. Aquella habí

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Contenido

Capítulo 1 Prefacio Capítulo 2 Serás la que olvide por los dos Capítulo 3 Un juego sin reglas Capítulo 4 Un juego sin reglas (Parte dos) Capítulo 5 La noche que decidí partir Capítulo 6 No lo dejemos al azar Capítulo 7 Andrew, ya no existe
Capítulo 8 Muy cerca del inframundo
Capítulo 9 Tártaro
Capítulo 10 Las entrañas del Tártaro
Capítulo 11 Acorralados
Capítulo 12 Atrapada (Parte uno)
Capítulo 13 Atrapada (Parte dos)
Capítulo 14 Déjame Protegerte
Capítulo 15 Nunca fui el bueno
Capítulo 16 Hacia la boca del lobo
Capítulo 17 Caminos separados
Capítulo 18 Directo a la trampa
Capítulo 19 Furia Infernal
Capítulo 20 El rapto de Perséfone
Capítulo 21 Hades y Perséfone
Capítulo 22 La Bestia
Capítulo 23 Vender el alma
Capítulo 24 Jugando con fuego
Capítulo 25 Saltan chispas
Capítulo 26 Todos los demonios están aquí (parte uno)
Capítulo 27 Todos los demonios, están aquí (parte dos)
Capítulo 28 Incorrecto
Capítulo 29 Adentrándose en la oscuridad
Capítulo 30 El rescate
Capítulo 31 Sangre de mi sangre (Parte uno)
Capítulo 32 Sangre de mi sangre (Parte dos)
Capítulo 33 Déjame jugar contigo
Capítulo 34 La Tradición
Capítulo 35 El lobo y el cordero
Capítulo 36 La simetría del dolor y el placer
Capítulo 37 Soy tu amo
Capítulo 38 La oscuridad que te rodea (Parte uno)
Capítulo 39 Bajo tu piel
Capítulo 40 La oscuridad que te rodea (parte dos)
Capítulo 41 Tentar a un pecador
Capítulo 42 Castigo. Obediencia. Placer. ¿Amor
Capítulo 43 La última línea
Capítulo 44 Carne de Cañón
Capítulo 45 Bienvenido a casa...
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