OS DE

cio de coche con chofer, pues había viajado desde Venezuela ese mismo día en la mañana a Miami para asisti

oda la familia de los difuntos se encontraba. Allí solo faltaba

egante caballero de más de cincuenta años. Él era su tío, hermano de su madre,

en Venezuela desde que Dayanna perdió su batalla con

o significa que Francisco tuviera la más mínima capacidad de dirigir a su sobrino por el camino de la rectitud, era todo lo contrario; pero de

producía para el joven el suficiente dinero para vivir como él quisiera. Pero si se le comparaba a la pla

a funeraria, se dirigieron hacia la sala d

no de los hijos del difunto y su viuda; también esta

de su prometido. Aun así conservaba su belleza y su estilo refinado. Sabri

és Murrié, la viuda del magnate se puso de pie con ta

esentarse en este lug

o hay lugar para los rencores; además Fabrizio tiene el mism

arecían los de una

mi familia acercándose a mi difunto esposo

le quedaba ca

es vieja loca. —José

, igualado. —Sandra tan hum

hacer aquí, o qué, ¿quiere mostrarse

un Mu

ue se metió en la cama de mi padre. —Mariangel la prometida

entiende que este no es su lugar? —Fabrizio también

o que yo tengo que hacer? —Sand

Andrés? o sea, es de la familia, ella tien

dónde ellos estaban, notó que ell

pasa

nos está importunando el

les

e y darle un último adiós, pero

uda a

na sinvergüenza, no ti

mi vieja cacatúa. —Flavio intentó c

é Ernesto llama a seguridad y que saquen a esta basura. —Fabián el otro hijo del

quemos más problemas. —A Fabrizio se le a

amo tanto como a cualquiera de sus hijos y deseo darle un

mbres de seguridad llegaron

sco—. Vámonos Fabrizio, tu padre desde el más all

cuando llegaron a la suite el joven sacó una botella de coñac

ucedió. —Fabrizio se si

bos esperábamo

ablandaría un poco. —Los ojos

garía de ellos, les haría pagar todas las humillaciones q

ja me encantaría verla tirada en el piso lamiéndote los pies y pagando por todo lo que

zón he sufrido humillacion

resamos a Venezuela —Él se acercó y le dio un par de palmadas en el hombro—. La vida continúa para ti, tienes una planta de chocolate por dirigi

icia, espero no saber na