img Eso que llamamos casualidades  /  Capítulo 2 1 | 10.53%
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Historia

Capítulo 2 1

Palabras:1771    |    Actualizado en: 15/10/2022

tado hui

que he crecido,

modo nat

marcad

me siguen p

o llorando por ella. Extraño, ¿verdad? A ciegas, moví el brazo hacia la cómoda y busqué hasta dar con mi teléfono. Quité la ala

inuto extra, solo una importante entrev

como pude y me lavé los dientes. Olvida la ducha, tendría que esperar. Me puse mi mejor traje: una camisa de botones y mangas largas y unos pantalones de satén... o algo p

ar una buen

star desempleado apesta, incluso más cuando no hay qué comer y están a punto de cortarte los servicios.

apertura de las gloriosas puertas. Nop, yo no iba a comer. Lo que había en mis bolsillos no alcanzaba para eso. Esta era mi entrevista de trabajo. Glamuroso, ¿verdad? Y tenía que ser agradecido, vaya que lo i

La función daría inicio. Después de media hora, llegó mi turno. Lo usual. Responde estas

aba lo

í

í

no para mí. Mi millonésima entrevista, arruinada por mi piel. ¿Qué puedo decirte? Debí pensar en esto antes de cubrirme casi por completo. No lo hice. Otro error. Aunque siendo justos, si fueras un ídolo del rock, ¿lo habrías hecho? Piensa en Dani Filth por un segundo. Sí, bueno, yo era algo muy parecido, pero en Latin

á ta

ensé. Fingí mi mejor sonrisa. Encantador como

¿le m

un ho

irse, no son problema. Los t

or supuest

ocina, ¿quién m

a. Tenemos

bueno, un adulto responsable y demostrar que no solo era la mierda que t

é—. Pero son tatua

ea recta, que estaba llena de bultos. Como tumores. Jamás le habría be

hacer algo

de mí? No tenía bufandas ni suéteres de cuello al

arranque la piel?

me metía en problemas. Esto se pondría feo, sangriento, terrorífico. Olvida Asesino Nin

nd

s lo lla

bras habían sido pronunciad

trabajo, por favor. Se lo pido. Me compr

e

amamos, que ten

rita. Cabizbajo, asentí y me eché a correr por las escaleras. Ahí estaba mi

mago. Oh, genial. Simplemente maravilloso. Ignorándolo, fui hacia una de los banquillos de concreto de la plaza y me sent

e

llores... No llor

re tan f

ente? Buena pregunta. He aquí la respuesta: drogas. Y una buena cuota de alco

explicaciones. Oh, está bien, miento, sí la tenían: estaba arruinándolos con mis constantes recaídas y escándalos. Así que, tan simple como eso, buscaron u

deseable que les asqueaba pisar. Por lo que estaba solo, b

ormento. Me

eso, no me había puesto delgado como un alfiler. Aunque de seguir así, lo estaría en un par de meses. Y realmente necesitaba comer. También

lonario cara-de-mujercita-voz-de-pito. Por lo que estaba solo. Olvida a mi familia. Mi madre era una bruja incluso p

ro, detrás de un edificio comercial. No sé qué era, realmente, no me fijé, pasé de hacerlo. Y tampoco se trataba de un basurero en realidad; habían conv

rm

habría gustado que alguien se compadeciera de mí en lugar de darme una patada en el culo. No se trataba tanto de mi corazón amable, la verdad es que fue mi estómago. «En algunos países comen gatos», pensé. Y dado que la mayoría de las persona

ce unas cosas terr

rle una mordidita inocente. ¡Bah! Claro que no. La verdad es que pensé en adoptarlo para tener compañía. Yo estaba muy solo, al igual que él. Me acerqué al perro, que me gruñó. Golpeé el suelo con e

-ningún-

ún-maldito-ma

ragué frotándome el rostro con la mano. ¿Quién en su sano juicio haría algo como esto? Alguien sin

, porque ahora

ísima manta rosa, se encontraba un bebé. Una niña bellísima de piel morena, que me

ba f

tenía una miserable idea, sin embargo, sabía lo que no iba a hacer: dejarla morir en ese lugar sucio y féti

abajo me podr

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