img La princesa rebelde y su guardián.  /  Capítulo 2 La pesadilla de una familia noble (Segunda parte) | 9.09%
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Historia

Capítulo 2 La pesadilla de una familia noble (Segunda parte)

Palabras:3165    |    Actualizado en: 18/01/2021

; no se podía saber si se sentía enfadado con ella, después de todo, esta clase de escenas se habían repetido tantas veces

parecer, la chica fue la única que no se sintió intimidada ante la imponente figura de Alexander. Su hermano, un hombre relativamente joven a sus 30 años, también poseía características que hacían que las personas que no lo conocí

o él iba acompañado de un pequeño escuadrón conformado p

enerla diciéndole que no había ninguna actividad que pudiera desempeñar, ¡y ni eso la detuvo! Simplemente tomó un trapeador viejo y una botas de hule y comenzó a limpiar el bar sin que yo se lo pidiera. Por favor, n

e que era ahora; se decía que él ni siquiera se inmutó cuando se lo informaron, y que incluso eligió la cárcel más peligrosa en todo el

e la tarde, y se supone que a esta hora debería estar a bordo de mi avión privado, embriagándome y acostándome con dos supermodelos antes de llegar a otro continente para cerrar un trato que añadirá varios miles de millones a mi fortuna. ¿Pero qué hice en lugar de eso? ¡Tuve que venir a su inmundo bar y llegaré tarde a mi destino por

lla se volvió hacia los maleantes y añadió: "Muchachos, deberían dar otra clase de regalos. Cuando intento ser amigable, un simple cumplido o un pequeño caramelo es suficiente para romper el hielo, ¿por qué no lo intentan? ¡Ah! Y para que vean que yo no soy ninguna delincuente, les regreso su arma ¡Ugh! Creo que algunos de ustedes sí se orinaron. ¿Acaso no m

s individuos que se vieron involurados en este desastre. La única persona que osaba desafiarlo era esta chi

ue Duncan ingresara al bar? Aquí no aceptan animales, así que le ordené que se quedara afuera. Tú deberías hacer lo mismo con tus gorilas",

s y era hora de que él le dijera qué hacer a continuación. Mirando a su hermana con un gran desprecio, el hombre no pronunció ni una

e Alexander pudiera abrir la puerta, una voz los llamó a lo lejos: "¡Vanessa! ¡Alexander! ¡Espérenme!", un joven

eto; él llevaba unas galfas delgadas color rojo, una camisa amarilla demasiado holgada y unos pantalones verdes que lucían impecables, pero por a

atrás se tratara de una simple travesura. Sin embargo, en cuanto escuchó la voz del joven, su sonrisa se esfumó en un instante y puso

ó hacia la dirección donde provenía la voz; aparentement

el callejón haciendo lo que me pediste! ¿No te pasó nada?", exc

a mientras yo peleaba con esos pandilleros!", le respondió la chica de manera irónica pe

bestimarme!", le respondió Eugene, quien en lugar de dar una explicación, más bien parecía que trataba de justificar su cobardía. "Eugene, ahora veo por qué eres un auténtico Reinard. Esos imbéciles están tan acostumbrados a su vida de aristócratas, que su burbuja de

nte necesitaría de mi protección. ¿Acaso eso no demuestra que soy diferente a los demás jovenes acaudalados que solo se dedican a gastar el dinero de sus padres? Además, tú me lo pedist

n y continuó: "Eugene, te aprecio mucho y agradezco que de vez en cuando me hagas compañía, pero lo nuestro ya terminó y creo que sigues malinterpretando la relación que hay entre nosotros. ¡Solo somos amigos! Oye, te mandé al callejón a separar la basura del bar solo para que me dejaras sola por un rato. No quiero ser mala contigo, pero no enc

acer para que tu hermano me acepte como su cuñado?", la última frase que pronunció Eugene salió p

con quién no! Y de todos modos, si él te lo hubiera dicho, tienes que pedírmelo a mí! ¡No soy un jodido objeto que pueda ser subastado! Agradece que eres mi amigo, porque de otra manera, ¡ese puñetazo habría aterrizado directo

para demostrar mi punto. Anda, préstame la navaja y la pistola que trajiste contigo", le dijo Alexander mietras le tendía la mano

mucho menos en un ser humano. Seguramente la utilizan para abrir las envolturas de las revistas donde aparece tu familia y regodearse en su vanal opulencia. En cuanto a la pistola, me arriegaría diciendo que fue disparada más de 30 veces. Está casi nueva y parece que alguien la dejó olvidada en algún cajón de tu mansión. Seguramente tu padre se emocionó con alguna película de policías y ladrones y se la compró para jugar con s

ueva", el hombre arrojó la navaja hacia un cesto de basura que se encontraba cerca y comenzó a desarmar la pistola que tenía en las manos. Después, él arrojó las piezas del arma al piso, justo a los pies de Eugene. "Demuestra que vale la pena conservar tu mísera vida. Tienes dos minutos

¡Traigo bastante conmigo! Y si no es suficiente, ¡puedo llamara a mi padre para que te deposite t

imbécil solo está bromeando! Mira, él siempre va escoltado por 7 camionetas. Aquí solo hay 5. Las otras dos fueron con Joseph para evitar que interviniera. ¿De verdad crees que tu guardaespaldas se que

El joven era quien heredaría y administraría la fortuna de su familia, por lo que un solo guardaespaldas custodiándolo parecía poca cosa. Sin embargo, él también se escapaba de casa a escondidas, y el único guardaespaldas que toleraba su desobediencia, Joseph, era quien siempre lo acompañaba en estas andanz

entamente y no dijo nada. Alexander simplemente tarareó de manera burlona ante el silen

al Sr. Bell. Le pertenece. ¡Ah! Y dile que separaste la basura que hay en el callejon del bar. Él paga muy bien por esa clase de trabajos. ¡Adios!", le dijo Vanessa de todo corazón. Aunque cualquier otra perso

el Sr. Granth me interceptaron y hasta pensa pude venir a ayudarlo. Lo siento...". "Joseph, ya te he dicho innumerables veces que odio que me hables de una manera tan formal. ¡Dime Eugene!", le espetó el jo

r de uno de l

n o algo por el estilo? ¡Estuvo fenomenal!", exclamó la chica mientras daba u

sa manera, sobre todo con Eugene. ¡Ese muchacho es tan noble! Debo hacer algo para compensarlo", le respondió Alexan

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