un cuaderno de dibujo los rasgos aún infantiles de Isabel; quien —co
con la barbilla apoyad
ás —respondió l
ello —se quejó
er gestos! —r
poniéndose de pie tras estar má
sarla a su asiento, tomándola
por favor.
e —prometió Mikel, que había estado observando a l
te dibujara una enorme sonrisa y
entusiasmada y
que vivía con su novia; era una casa humilde, en una zona igual de necesitada. Miró
No pertenecía a ese ambiente. Era glam
inquirió la artist
eres una pésima artista —opinó, sorprendiéndolas— o Isabel es horrible —agre
tió entre ambos y le
Rosie tratando de no reírse;
le golpeó el hombro—.
ceño y volvió a
par
, mirándose en la obra—. ¿
a su novi
lce rostro de la chica. Acarició su mejilla t
cruzando los brazos. Él no le simpatizaba; sin
deseo de seguirla para conocerla. Pronto descubrieron que tenían mucho en común, como su amor por el a
de su ensimi
ponerte bonita; aunque
hizo un
tan
Rosie, apenada. La chiquilla se ar
alteres —respond
e prometió que en cuanto terminara el bachillerato
quedas —advirtió
n con los azul cielo del chico. Mikel vio
? —in
s al cine? —dijo Ros
mezclilla y alisó su cabello l
ndo en ese gesto todo aquello que la
abrazando a Rosie—. Seguro tienes novio y t
ensa—. Tengo cosas más imp
ella, pero no le importaba si a cambio de soportarlo su herma
tenerte muy ocupada —comentó sar
que se call
sugirió Rosie, recordando el taller que
habitación. Mikel se sentó en
s tiene la en
tidós años sonrió
dieci
rostro casi infantil—. ¿Nació prematura?
seas
e es tan
z que alguien la calificaba así. No pod
e estaban besando... o algo más. Se
uchar un gemido co
mido ahogado de Rosie. Se aclaró la garganta y tomó el cepillo.
enseguida, sus propios lamentos la libraron de la tortura
ía nada que le agradara. Por eso
vida no había sido fácil; ni para Rosie ni para ella. Aún no lo era; pero ambas
nó con un poco de brillo labial sin color. No era nada vanidosa y
arse una sorpresa. Se aclaró la garganta antes de aparecer. Vio a Mikel parado en la ventana y
oy l
kel para salir. Algo más había ocurrido entre
var y regresaron a casa. Para entonces, la pareja ya hab
file de modas que se hará e
ida. Nadie las había invitado con tanta anticipación a u
á muchísimos modelos importantes, fotógrafos in
e —señaló Rosie co
miendo esa cosa rara que comp
osa. De rigur
antando el rostro de su condimentado platillo,
tido y tacones
mo si la hubiera in
sticar. Mikel se divertía viendo a la chica
sta glamorosa. —Tocó su brazo m
cedía inmediatamente a su deseo. Esa niña
lmente a sentarse e Isabel ob
ena de pintura ni el cabello como siemp
acarici
a vez que te vea así —musitó. Isa
o será así —
vivir la vida como si fuera el último día —señaló lo m
ar profundo, mas no pudo. Isabel se levantó
amó con la gar
—preguntó Mi
? —indagó la adolesce
hermana. De repente la casa le parecía inmensa. Isabel le puso una past
l, ¿qu
le pidió con falsa entereza; sus mano
y, súbitamente, la vie
có angustiada
oven se veía pálida—. ¡Rosie res
o le dijo que le costaba respirar. Sin embargo, ahora qu
n una expresión tan ten
r llevarla
. por
no me preg
d con la que podría vivir, siempre y cuando se mantuviera sin
de años sabiéndolo. Ambas estaban seguras de que la situación se p
a historia de siempre, pensó la adolescente con amargura, sentada en la sala de espera. Los hombres se acer
a; su desilusión amorosa era suya también y odiaba a esos hombres q
soledad y el desencanto. Quizás fuera mejor qu