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Historia
LA BAILARINA DEL CEO

LA BAILARINA DEL CEO

Autor: Alexandra 23
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Capítulo 1 Encontrada

Palabras:1352    |    Actualizado en: 23/12/2022

idas para un gran evento que harían en el bar la otra semana, el cual era tan exclusivo que tendríamos el doble de seguridad. Además de que vendrían famosos y personas muy importantes, la verdad es q

mi sueldo. Teníamos deudas, por lo que sería una gran ayuda, ese extra. Me quede dormida luego de recordar mis cuentas y que debía pagarle

Amy, así que salí a comprar tocino, huevos, queso y tostadas. Luego de pre

tar tan maravillosamen

sayuno a la cama?—pregunté sirviéndole la ba

s despierta a esta hora, si ayer llegaste más tarde de l

ayudándole a limpiar a Jerry, ademá

e enfermes, trasnochar todos los días puede o

, Además no te preocupes por mí, yo soy la adulta aq

nto, no como mi mamá que me dejo tirada como

?—respondí—, Me tienes

cho, tía—respondió a

té—, Ahora corre a colocarte e

iraba peinar su cabello rubio con tanto esmero que me dolía el corazón creer que

o que ella haya tomado la decisión de dejarnos y vivir su vida de vicios y hombres lejos, sobretodo de Amy. Era más difícil para mí mantener la casa sola, ella a pesar de no trabajar siempre conseguía dinero. Supongo que se prostituía, porque más de una vez me lo dijo, no quise creerlo, pero desde que murieron nuestros padres Gretel perdió la cabeza, dejo su carrera, dejo a su buen novio

ado con poco más de doscientos dólares y debía pagar la luz o nos la cortarían. Así que fui a la oficina y pedí el recibo, eran exact

uila porque al menos había logrado pagar las cuentas, Amy estaba estudiando y tenía su tan necesario uniforme. Ya que al no saber que lo habían ca

ba ver gran parte de mi pecho, la corbata roja y unos guantes largos de seda. Y claro mi infaltable antifaz, que cubría gran parte de mi rostro, dejando ver solo mis labios. También use mi

s del público no tardaron en hacerse oír, me centré en cada pieza de la rutina, no podía salirnos mal. Seguí la pista de la canción y bajé jugando con mis piernas alrededor del tubo, mientras acariciaba mis muslos con mis manos. Podía escuchar los comentarios de todos esos hombres enloquecidos por nuestro show, la tentación es nuestra mejor arma. Así que volví a repetir la escena, pero esta vez bajé mucho más le

tanto me pedía mi sobrina, estaba por irme cuando un hombre me tomó con una fuerza sobrenatural del brazo y me llevó a la parte trasera del escenario. No me gustaba quitarme el antifaz en el bar, porque podría revelar mi identidad. Por lo que solo me cambiaba la ropa. Y el antifaz lo quitaba al l

jo con voz gr

—articule a preguntar, mien

egundos, sin entender nada hui del bar. Volviendo a casa, sin comprende

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