No sé cuánto tiempo pasé en ese vestidor, pero solo me senté a llorar por un momento, tapando mi boca con mis manos para que nadie me escuchara como una gran perdedora.
No vivía algo tan humillante desde los horribles momentos en la escuela y creo que ni en esa época tuve que mostrar mi cuerpo de tal manera.
Recordaba las risas de mi hermana y de las demás chicas. Por supuesto que Fernanda iba a buscar la manera de reírse de mí y hacerme sentir mal. Recordé cuando una vez le conté mis problemas en el colegio y ella ni me escuchó, simplemente se puso a hablar de sus amigas y de lo genial que era ella.
Lo peor fue ver la cara de Brandon, por más que dijera que no me importa, él era el único hombre ahí y evidentemente le desagradó mi vestido, su cara era como si viera un espanto.
Evidentemente, si me costó meterlo, sacarlo iba a ser una lucha titánica también. Me aventuré a caminar hacia donde estaban todos, quizás Eva o Annie podrían darme una mano, ojalá me encontrara a algunas de ellas. Cuando me asomé al lugar solo vi a Annie con Brandon. Parecían estar en una acalorada discusión.
—Annie… ese vestido no es apropiado para una boda, no debería usarlo… — decía él a forma de reclamo.
—¿Qué dices? ¡Es fantástico! Con una talla más grande va a verse hermosa— decía ella agitando sus manos. ¿Están hablando de mí? ¿Por qué? ¿Qué rayos le importa a él? ¿Por qué se tiene que estar metiendo en mi vida?