Términos y Condiciones.

comenzaba a salir el Sol, una luz cegadora por momentos envolvía el firmamento. Caían enormes gotas de lluvia, qu

al con tanta facilidad como cambiarse de ropa interior. En realidad no la soportaba, su trabajo era agotador, pasaba todo el día repartiendo paquetes y correspondencia

as, tenía un mes de atraso con la renta del apartamento, lo que ganaba apenas le alcanzaba

lemas familiares. Su abuelo paterno había dejado una herencia considerable, pero al no dejar testament

gual al color de sus ojos. Era de descendencia asiática por parte del padre de su mamá. Gwen g

reocupado, tomaba café cerca de su balcón. Recién se había graduado de abogado y trabajaba con su padre, el cual llevaba su mismo nombre. Apesadumbrado observaba caer la lluvia, regresar a casa para él no había sido de mucho agrado, lo hacía obligado

entretenía gastando ese dinero. Sus padres se habían separado cuatro años atrás. Su madre Margaret, se casó otra vez con un antiguo socio de su pad

u viaje, así que esperaba que cesara un poco la lluvia para ir a la oficina, aunque está demás decir, que con muy poco ánimo. Su mayor

Qué cómo era posible?, muy simple, su frase favorita era: “Si no haces lo que te digo, tampoco obtendrás nada d

as que Gabriel, aunque a diferencia de éste, se destacaba más en los deportes que en los estudios, por lo que muchas veces su padre no lo consideraba “apt

ectivos hogares. Mientras Gwen trataba de no preocuparse por su retraso y rogaba a todas las entidades del universo no ser despedida, Gabriel desay

icinas. Cuando estaban por llegar, la lluvia comenzó de nuevo. Así que e

para pasar esa noche en casa de su mejor amiga. Logró entrar al edificio, un poco mojada y después de saludar a Hans, que trabaja allí como portero y el cual tenía un marcado int

co en los botones el número de su piso. Unos segundos después de que se cerrara la puerta y comenzaran a subir, se escuchó una fuerte detonación. Había caíd

señal, aunque estaba segura que él no se olvidaría de ella. Su preocupación aumento al ver como aquel hombre se ponía impaciente, caminaba de

e es Gwen, ¿Cuá

mi… nombre

do, seguro reportara la falla y al encender

ólo debemos esperar un poco ¿cierto? —pregunt

calor aquí… y te sueltas un poco la corbata… creo

bre era seductor. Aunque pálido, su rostro era muy atractivo, parecía un ángel pensó Gwen, y al notar el temblor de sus manos, colocó el sacó doblado sobre su hombro, se acercó a é

tás

a chica que aún estaba algo mojada, le pareció muy atractiva y lu

preocupes por eso, pro

ó a ambos, aunque esa alegría no duraría mucho. Se volvió a cortar la electricidad y quedaron otra vez en