e alegraba de acelerar su expedición por las World Islands para, al fin, poder estar sola. Tomó una ducha rápida, se puso un vestido corto verde, se hizo una coleta y se puso solamente rímel
ocurre suicidarse tan sólo por
e dijo a sí misma mientras se observaba una última vez en
spaldas de cabello platino que a petici
sto… ¿Eduar
s tarde
anco… Estoy acostumbr
n parte del lobby, Sandra se detuvo cuando oyó a Leticia
ido viaje a costa de la perra… habrá que
por tapar apariencias o lo que sea, pero se te invitó… ninguna de nosotras, ni tú, ni Teresa ni yo hubiéra
na tiene raz
sulfuraba más pero en ese instante, Daniel Torres cruzó rumbo al
, gusto en vert
y ya iba a correr en dirección hacia donde Daniel se al
ras para ir corriendo detrás de la
endo? – Leticia s
endo las sobras amorosas de lo que a mí no me gusta… ¿Cómo prefieres q
que sonreía con suficiencia mientras Teresa y Ana la d
tengan… Perra que ladra n
as Leticia hacía el coraje de su vida
spa… ¡Te lo pago yo! Porque con las ma
espaldas pero para ella sona
toda la seguridad que me está diciendo, señor Hassan?
acerque a menos de 200 metros. Todos portamos armas. Los trayectos por las islas los hacemos en auto, a caballo o en camello y de isla en isla usamos botes con motor. Por supuesto, hay a
bargo, p
legó, se sentó, tronó los dedos y le sirvieron café y
ba a acostumbrar al endiablado temperamen
social. Franco, que la novia de mi herm
os de cinco minutos, en la mesa
s por qué
… - rebatió Sandra. – Supongo que ya discutiste todo lo d
arta blanca… podrí
Sandra sonrió y se levantó de
ue Sandra, cuando se disponía a ha
e crees,
uerida? – dijo la rubi
me gusta la idea de que te vayas sola a visitar estas
n reverendo bl
l dinero y a ver q
e heredó una fortuna considerable, mi padre se dio un tiro al nacer yo y era mucho más rico que el tuyo y si a eso le agregamos que mamá n
ces a Franco… -
imo a Franco muchísimo pero sé que caerá en la tentación de informarte de mis movimientos por una módica can
e allá y ahí veremos cómo arreglar nuestras diferencia
ien… hasta lu
sueño. Pensó en irse a despedir de Eduardo pero no quería lidiar con sermones. Salió a los jardines del hotel y empezó a caImánr entre los arcos de mármol que representaban a cada emirato árabe. El aire especiado le llenó los pulmones y de pronto sintió como si alguien detr
o tu
sonr
en la e
luce
me hac
más gran
luz de
rificó que su arma estuviera cargada y la puso en su bolsa. Cuando su cabeza tocó la almohada se quedó profundamente dormida. No se dio cuenta cuando los mismos ojos zafiros que había visto la noche anteri
o tu
sonr
en la e
luce
me hac
más gran
luz de
undamente dormida, la sombra salió sin que