img El ángel en la casa  /  Capítulo 2 2 | 6.45%
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Historia

Capítulo 2 2

Palabras:5319    |    Actualizado en: 06/02/2023

a, feliz o no, poseía al que sería su si

más alto que ella, pero su estatura era engañosa, pues era tan pesado qu

ojada por la fina lluvia que había caído durante la noche. A Amanda le encantaba el olor a tierra m

dó a sí misma de que era un hombre, estaba infectado por la bacteria, y como consecuencia no tenía pensamientos u

nuestra casa —le dijo, dir

stre donde Amanda y su familia vivían, tenían que

ontrársela de frente. La chica se paró delante de ella con l

a buscarme después de

a casa, ¿no estás agotada? —se di

a examinarle el rostro―. No finjas que tienes sueño,

eligentes que la habían conquistado, y los vio brillar co

uera su ama. Una chica hermosa y casi tan alta como él, con la que combinaba

dió su amiga, posando una de s

s palabras en su boca. Quería ordenarle que no lo tocara,

de adquirirlo y ya había senti

un hombre sano. No necesitaba reciprocidad por parte d

az. Ya lo han mano

rendida, pero enseguida apartó

te a ella—. No vayas a acabar como esas damas ri

os. Le disgustaba que

as chicas palpándolo y pidiéndole que hiciera cosas

la que su personalidad era capaz. No obstante, cuando sus ojos cayeron so

monstruosidad? La mitad del pueblo me

ado en gemas cuyos bordes terminaban en hojas, como dictaba la moda. Bajo el lazo, la gran gema turquesa de forma ovalada estaba rodeada de pequeños diamantes. El adorno era la combinación perfecta entre sencillez y modernidad, o al menos eso

con fuerza para que la acompañara. Era como intentar mover una mo

a, Jane. Nos

para desayunar ―exclamó

charla y apresuró el

verdoso. El canto de los pájaros y la suave brisa acariciando los árb

o con la pesada falda, y segundo porque se había sentido incómoda tras las palabras de Jane. Supuso que iba a necesitar uno

do del bosque —le informó, dá

ndo a su alrededor. Parecía confuso, como a

ías que estaba percibiendo en Callum. Pero se dio cuenta de que no tenía intención

s, al verlo allí parado en medio de un bosque, a la luz del día y con

men era suyo, le pertenecía. Podía acercarse y tocarlo como h

rodara por el suelo. Callum giró la cabeza de golpe par

hacia él―. No tienes nada que temer. La

Tal vez fuera normal que tras dieciocho años viviendo en el Andrónicus salir a un n

de Jane y se deshizo el nudo que lo sostenía en su nuca. Observó la joya con labios prietos, y la tiró a un lado con cierto pesar. La gargantilla voló ha

lver a clavar una mirada inquisitiva sobre ella, y por un instante, crey

ía juzgarla con aquellos ojos del color de una armadura medieval. A

friaran. Tenía que recuperar la co

rvarla con detenimiento. Era mucho más grande que la suya. La p

e —le dijo, sonrojándose aún

aña de raíces en la tierra. Se giró para continuar su cami

esitaba tiempo. Por lo que rela

se cerraron con fuerza sobre los suyos. Callum ti

ó con el rostro en la tierra y sintió la hierba pincharle la piel. Su frente se había

o pudo y miró

l continuaba brillando como si el mundo ent

n embargo, los latidos de su corazón martilleaban sus oídos y su respiración estaba dem

ontra ella de esa forma? Nunca antes había escuch

a villa y reportar la conducta del muchacho

ngún otro siervo; lo quería a él. Toda la felicidad de instant

rarle», pensó, a

itar y rogó que todo aqu

ba lejos de la villa. ¿Se habría ido en dirección al pueblo? Si

e el pecho y una mano cubriéndole los labios para evitar que gritara. Callum la

e que alguien la viera

ra algo inhumano. Apenas podía moverse entre sus brazo

oyó susurra

ura posible para el muchacho, estaba totalment

da entre sus brazos. Su respiración

más suavidad de la que sus músculo

ritara no la oirían de

que si Callum era un hombre de verdad no sería m

omiso de su

? —lo oyó

ra mirarlo y ento

ente—. No soy como tú, pero tampoco soy como

—. Están infectados por la bac

bact

a no podía creer que estuviera teniendo una conversación con un ho

frente, hundiendo las gemas de

untó ella, observando los nudillos apr

una semana que desperté, bueno, que recobré la co

dijiste

jefa del Andrónicus y pensé que me harían daño, pero ella tranquilizó a la cuidadora y le pidió que no se lo contara a nadie para no alarmar a la población, hasta que no supieran exactame

nciarlo para que volvieran a infectarlo con la bac

sto? —preguntó, revolviéndose los

en tales circunstancias. Lo mejor sería que lo infectaran cuant

y se extendió con rapidez por toda Europa —explicó ella—. Tú naciste con e

l árbol, recibiendo el

todo ese tiempo no ha

la? La bacteria había afectado a toda la población masculina de Europa y Asia antes del fin

osible que

queños para que compren

rde

stañeó va

indignados para señalar la villa. Su tono d

ó ella, sonrojándose―

on los ojos fijos en los suyos. A Amanda se le puso

que puedan estudiarme y aver

las manos, pero

é oc

curarlos. Callum emitió un

gusto —dijo, paseándose de un lado a otro. De pronto s

Pero había crecido en un mundo seguro y libre, y le daba miedo perderlo. Las historias que co

clavas —musitó. Callum asintió

s hebras castañas de su cabello

as de bienvenida al nuevo día, totalmente ajenos a lo que esta

ervarla por un instante—. Tienes que ayudarme a encontrar la cu

a que lo infectaran de nuevo y después volvería a ser suyo. Todo aquello que

de colaboración de Amanda, avanzó ha

des —le ordenó mien

en su vida había sentido la magnitud de esa fuerza en su propio cuerpo y su procedencia le pareció un misterio que el aspecto físico no explicaba. Callum podía ser más grande que ella, pero su facilidad para inmovilizarla iba más allá de lo natural. ¿Porqué Dios había decidido darle aquel regalo a los hombres, aquella ventaja sobre las mujeres? ¿Acaso era su

iró observó las marcas en su piel con el ceño fruncido. Parecía sorprendido de haberla dañad

mo se atrevía a considerarla endeble? Ella era normal y era él el qu

tía capaz de recuperar las riendas de la situación—. Pero vas a tener que hacerlo a mi ma

a conocía solo había visto a la Amanda nerviosa buscando a su siervo, a la Amanda dulce, que le susurraba fr

te matarán. Tienes que fingir todo el tiempo hasta que encontr

vocaba, con cierta mofa—. Veamos…, ¿cuán

bofetón para quitarle la irritante expresión de prepotencia que le estaba dedicand

r la calma ante

es —le espetó con cierto gusto. Especialmente al verlo ofend

noció en un susurro apenas audible. Por su expresión

Callum la observó pensat

tó, masticando la palabra «a

ntornó l

su alrededor. Aún era temprano para que las lugareñas pulularan por el bosque, pero

un dedo delante de su rostro—. Debería

que le hubiese gustado—. Normal es dócil, obediente y d

u rostro mostró cierta determinación, y comenzó a dar

plastar insecto rubio al andar ―con pasos de sonámbulo y manos

ose de dónde sacaría aquellas ideas alg

isciplinado

crujió al rasgarse, mientras se caía sobre la tierra. Su vestido, que milagrosamen

él contemplándola desde arriba con los brazos en jarra

cudir su falda intentando deshacerse de la arenilla y de las hojas secas. Había notado algo peculiar en la mano d

lamentó—. ¿Cómo voy a

te persigui

or aquí, están en

o real

e un pavo real? —inquirió

ó de hombros—. ¿Para qué

tra del sentido d

do una reverencia como si acabara

yamos perdido todo este tiemp

había aprendido muchas cosas tras años de espectador de obras. Se le puso la piel d

n camino —aseguró él—, me esforzaré

o le salió bien del todo. Aquella mañana

yo recupere el tiempo perdido —continuó m

m no la mirara de forma tan directa.

la vida antes de que se encargaran de él. Sopesó la idea con todas sus implicaciones. Tener a un hombre despierto era arriesgado, pues no los conocía y no sabía a qué atenerse con Callum. Todo lo que había escuchado sobre su sexo era violencia y crueldad; y ella misma había comprobado su fuerza y

—le advirtió—. Y debes asegurarte de qu

erte he tenido una semana pa

tentaste escapa

e quedó mirándola con fijeza. Su mente se distraía

encontraba en el mismo estado que los demás hombres del Andrónicus y me di cuenta de que fuera a donde fuera me encontraría con lo mismo. Así que regresé a mi cama. No dormí nada esa noche, dándole vueltas a lo que estaba ocurriendo y sobre cuáles eran mis opciones. Intenté recordar mi pasado pero solo me venían a la cabeza imágenes nub

ebiste sentirt

Pero todo es mucho mejor

ás honda de su corazón y tuvo que apartar la mi

están esperando. Todas quieren v

ncontrar la cura si lo

osque que desembocaba en la villa, pero en realidad

bacteria y continúan buscando la cura ―mintió―. Les escribiré y l

rvó con cierto

? ¿Por qué no me l

emana para inventar una excusa creíble para mi familia. No pued

ido nunca antes le había parecido aterrador. Siempre paseaba sola por ese bosque sin el más mínimo atisbo d

e pudo. Si notaba que lo temía, comenzaría a sospech

. Tenemos que ayudar a los

detendrían enseguida —le aseguró—. Tienes que tener paciencia. Dame una semana;

estatura ventajosa. Parecía tener problemas par

ranizado a las mujeres por completo, relegándolas a tareas doméstic

de mujeres, por lo que tendría que aprender a esc

eron delante de la fachada de su casa. Callu

ginándose lo que Callum veía, valoró lo agradable de la fachada amarilla con puertas y ventanas marron

guntó Callum, quizá deduciendo que aquel

uí con m

ado para una sola familia —apr

sus siervos viven aquí. Mi ma

o entendiera que relación guardaba la ocup

n desde pequeños, por lo que conocía probablemente el significado de casi todas las palabras; pero Callum nunca había

En el establo? Se giró para mi

o puede que empiece

o cambiaba por completo

ar es h

me detengo a apreciarlo. El jov

mece los sentidos, incluso,

s se posaron s

ueden hacer que deje de a

mejillas, como miles de lenguas de

inclinó sobre ella. La golpeó

―Callum lucía genuinamente curioso, y eso la hizo sentir alivi

a para que comprendiera que lo que est

star infectado, y asegúrate siempre de que est

, a

sgo muy extendido entre

, a

de inmediato —continuó, sin oculta

qué disfrutarlo tanto —protest

as, se da

esentar mi papel, lo he

lo todo a perder y mandarlo todo al garet

creción, cuando pensaba denunciarlo tan pronto como e

ó sin poder evitarlo―. Al verla, has mostrado

con el pelo negro

forma en la que alguien hambriento pronunciaría

por qué el corazón era el símbolo del amor, lo

interés —le indicó, sorprendida de lograr q

on apatía―. No me será muy difícil

ía tenido sobre su futuro siervo, recibir insultos nunca había estado en el menú. No dijo nada, pues estaba

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