img Mi amante salvaje  /  Capítulo 6 Lujuria | 33.33%
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Historia

Capítulo 6 Lujuria

Palabras:1233    |    Actualizado en: 19/03/2023

á mi hijo? Perdó

Su madre estaba pálida y

á muy mal?" María se estresó y quiso respu

usted la madr

el informe médico de mi bebé

s dulces o bebidas gaseosas. Ya le hicimos un lavado gástrico aunque es un procedimiento muy fuerte para el, pero lo cont

a para poder completar todas las piezas. Gracias doctor, de verdad estoy muy agrade

epa que está ahí, aunque ahorita está

cias

su madre. Margot no tenía nada de responsabilidad, y aunque habían pasado m

que Luigi estaba así de

la, ya e

dejó que llorara un par de

sta le dió gelatina verde. A los minutos volvió a quedarse

ción y dejó a su madre d

uve esp

e las sillas frente al cuarto. María palideci

de a

es, porque puede

rminarás quemando todo. Quizá tú ni

contigo. Escuché que tú hijo está enfe

ito tu co

lleva a decir c

o que te venga en gana. Me estás acosando. Vete de aquí por favor, si mi madre te ve no va a para

uien perteneces ah

uando como

conmigo y no hay más. Yo ni siquiera me acuerdo

cto, a

al baño de mujeres y entró a un cubículo. El lugar se

llo recogido en una cebolla y las mejillas coloradas por la presencia de dicho hombre dulc

baño y le puso pes

quieres de mi ahora,

o ayud

se entera

jamás. María, confía en

sus labios con la punta de la lengua. Su beso era tan exit

enía. Eran carnosos y rojos, Pablo no soportaba el hecho de no tenerla cerca y poderla besar. Su

está m

e mientras estuviese casada era el peor ejemplo que le podía dar a sus hijos. Ella era dueña de la mitad de un bufete de abogados, no se imaginaba lo

volviera loco por ella. Se sentí

ecuerdo de estar casada co

sar, cállate

ejó que se tocaran sobre la ropa con mucha lentitud y se volvió tort

o que

eran unos buenos para nada en la cama, ninguno cuidadoso, ninguno dulce. Pablo era distinto, era salvaje, era poderoso, era sex

rte, siéntate

ó el pantalón bajandoselo hasta las

tengo que salir d

jo está bien,

upó su boca. Dejó que su mano libre resbalara del estómago de María y la

ropa interior de el mismo y se toc

nes ta

óc

or de ella y masajeo el punto frágil, se volvió tortuoso mientras se besaban

a María lo suficiente como para que quedara pegada del espejo y le

us gemidos eran tan fuertes que el tuv

ad hasta que sus dedos tomaron ritmo den

el placer ext

ne hambre. Su corazón y sus ojos estaban

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